xvii

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Pasó el día siguiente completamente solo. Ni siquiera se había levantado del suelo, soló estaba allí, tirado. La espalda le dolía demasiado, pero el mayor dolor no era físico. Aaron había atacado a sus emociones otra vez, haciéndole caer en la verdad: No era valioso, todo el mundo lo usaba para aprovecharse y nadie lo quería.

Actuaba como una puta barata. A fin de cuentas, eso era. Puta. ¿Hay una palabra con ese mismo significado que esté dirigida a los hombres? No lo sabía, pero él era eso. Sí, joder, le había hecho una felación a Joe después de beber un poco. Ni siquiera estaba ebrio, aun recordaba lo ocurrido.

Se sentía como una basura en ese instante.

No había podido dormir nada. Ya estaba amaneciendo. Y decidió que no quería ver a J nunca más.

Sabía que regresaría a su casa, así que optó por ir al colegio para que no le encontrara. Asistiría, vería algunos ejercicios de cálculo diferencial que no entendería, después escucharía a sus compañeros exponer sobre un tema que no le interesaba. Tal vez intentaría mantenerse al corriente con todo lo que había perdido en las últimas dos semanas, pero no vería a Joe. No. Ni siquiera podía imaginarse observándolo a la cara.

Merecía más, sabía que no era suficiente ni para él ni para nadie. Él era un buen chico, Archie era un desastre y constantemente se liaba con cualquiera con segundas intenciones para sentir un poco de amor. No podía hacerle eso, no era capaz.

Se levantó, caminó al baño y se dio una ducha rápida. Cuando se miró en el espejo, vio una enorme mancha morada en el centro de su espalda. Hizo una mueca al verla y el dolor regresó como si lo hubiese llamado.

Salió de casa quince minutos después, con la mochila colgando de uno de sus hombros. Le había robado dinero a su padre para pagar el metro y algo de comida, porque sentía que se iba a desmayar de un momento a otro.

El día completo fue un asco. Tal vez había sido normal como cualquier otro, pero no estaba siendo nada optimista en ese momento y todo le parecía un desastre.

Tenía alguna especie de amigos en la escuela, pero no los categorizaba de esa manera porque solamente se hablaban en el horario escolar y una vez que el timbre del final de la jornada sonaba y las puertas se abrían, dejaban de hablarse.

De cualquier manera, era bueno tener a alguien con quien hacer proyectos, que le explicara todo lo que se había perdido en sus ausencias y que no le dejara solo, aun cuando no hablaban de temas realmente serios.

Matthew le estaba explicando por segunda vez algo de cálculo diferencial, él solamente notaba una lluvia de equis y triangulitos llamados delta llenando la hoja, pero no encontraba una manera de hacer que eso tuviera sentido.

—Sustituir, Archie, sustituir —dijo Mattie, encerrando con un círculo una serie de patrones—. Las equis con las equis, las yes con las yes. No puedes poner equis y ye nunca.

Soltó un suspiro, viendo como su compañero se dejaba llevar e intentaba hacerle entender. Hablaba muchísimo, escribía en la hoja, le preguntaba cada veinte palabras "¿Estás entendiendo? Dime si no" y él asentía, fingiendo que entendía toda esa mierda similar al formado de Windows 1.01 (que tampoco había entendido nunca, por cierto).

—Oh, casi lo olvido —dijo el chico, dejando de mover el portaminas para mirarle—. Hay un proyecto a entregar el próximo martes, ¿crees poder ir a mi casa pronto?

Archie lo pensó un poco, pero al final acabó negando. Sabía que Mat vivía lejos. Aun cuando compartían el mismo vecindario porque las escuelas estaban ordenadas por sectores y cada zona tenía un sitio a donde asistir. No quería tener otro conflicto con Aaron.

—De acuerdo, no hay problema, hallaremos otra forma —contestó—. Decía, paso cuatro, aplicación del límite. Has obtenido el resultado, ahora solo falta (¿estás entendiéndolo?)... falta colocar est...

De alguna manera, era extrañamente comprensivo. Tal vez se debía a que su madre conocía su historial familiar. Ya sabes, cuando conoces a alguien con una historia trágica e intentas ser lo más gentil posible porque sabes que está pasando por malas situaciones y quieres reducir su infelicidad.

También estaba Carter, no solía hablar mucho y siempre dibujaba en el reverso de sus cuadernos. Podría decirse que ellos eran los amigos, Archie se categorizaba como un agregado tres veces a la semana cuando decidía asistir a clase.

Cuando Cart no dibujaba, estaba jugando algún juego en su teléfono móvil. No era muy hablador, sonreía demasiado y nunca se podía negar ante un favor. Era un poco extraño, pero Matthew lo era más. Solo se pasaba el día entero estudiando y hablando con los profesores sobre lo que había estudiado. Los dos eran raros, casi nunca hablaban entre ellos si no se trataba de un asunto escolar, pero siempre se les veía juntos.

Había comido una hamburguesa que acabó vomitando en los baños escolares. No comer tan seguido provocaba que los alimentos excesivos de grasa no pudieran llegar a su estómago. Por más que muriera de hambre, necesitaba consumir porciones pequeñas o saludables para no acabar siendo categorizado como un maldito bulímico, cuando su cuerpo actuaba de manera involuntaria. 

Crystal LinesWhere stories live. Discover now