Capitulo 4

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Ya está amaneciendo, el tren va a toda marcha, aún falta unos cuantos minutos para llegar a Chicago.

Porfin llegaron a Chicago, la hermana María y Candy no pensaron dos veces y llevaron al pequeño John a un hospital, ya que Albert pagaría los gastos, decidieron que un hospital que estuviera muy bien capacitado para atenderlo lo mejor que se pueda.

-Enfermera buenas dias. Dijo Candy

Una enfermera amablemente contestó.

-Buenos dias señorita en que la puedo ayudar.

-Es un pequeño niño muy enfermo su nombre es John y nos dijieron que sólo en la ciudad lo pueden atender mejor y decirnos bien que le pasa.

-Pasen por aquí por favor. La enfermera se levantó y las llevó a un cuarto muy agradable y cómodo.

Desde Lakewood Albert se había encargado de que le dieran la mejor habitación.
Era una habitación muy grande, color azul las paredes, piso muy limpio, una cama muy grande, con cortinas en las ventanas color crema y varios sillones a los lados.

Después de dejar a John acostado, las enfermeras lo atendieron lo más rápido posible, el niño estaba hirviendo en fiebre. Gracias a todos los servicios la fiebre fue bajando, la hermana María y Candy estaban con él en el cuarto.

-No hay nada de que preocuparse, John estará bien muy pronto. Dijo la joven Rubia.

-No lo se Candy, el doctor no nos a dicho que tiene.

Entra alguien al cuarto, con una bata blanca por debajo de las rodillas.

-Doctor que tiene John. Pregunto la hermana María un poco angustiada.

-Bueno el niño está bien, al traerlo aquí nos dimos cuenta que tiene un problema estomacal. Contestó el doctor mirando sus apuntes.

-El estará bien doctor? Pregunto Candy.

-Claro, pronto se recuperara y lo podrán llevar a casa. Lo tendremos en observacion una semana para ver sus mejoras o por si pasa algo más.

La preocupación de la hermana María y Candy fue disminuyendo, sabían que el pequeño niño estaría bien y mejoraría.

En New York

Un joven Castaño buen mozo salía de un hotel con la cara cubierta, muy bien abrigado y una pequeña maleta marrón.

Quiero despejarme un poco, necesito salir de aquí no muy lejos, quiero ir a Chicago, ahí estaré bien me recuerda mucho a mi Tarzán pecosa, tengo un buen presentimiento.

Pensaba el Joven.
Agarró el siguiente tren a Chicago y partió, talves tenía un presentimiento que hiba a encontrarse a alguien.

Llegando a Chicago.

Hacia un poco de frio, el Joven castaño dejaba muchas pretendientes en cualquier lugar, ya que era un joven muy apuesto, era irresistible y hasta más de alguna chica se le acercaba.
Terry como siempre fue frío con ellas no tenía pensamiento en otra que no fuera Candy.

Aunque sabía que estaba casado con Susana, pero eso ya no era matrimonio, de alguna u otra manera tenía que divorciarse de ella.

En el hospital.

Candy salió a pasear al parque hacia un poco de frío así que salió con un abrigo, bufanda y guantes. Mientras la hermana María cuidaba a John, camino por todo el parque y cuando se sintió cansada decidió sentarse en una banca que estaba frente a una fuente muy hermosa.

Terry será que algún día te volveré a ver, nose porque me veniste a la mente tan así de repente. No se como sacarte de mi cabeza, es como si estuvieras tan cerca.
En que estas pensando Candy, el esta casado, olvídate de una vez de él. Deja de pensar en él, cuando ahora lo más importante es mi pequeño John.

Pensaba la chica mientras tenía la mirada en la fuente.
Lo que no sabía es que del otro lado del parque caminaba un chico de mirada encantadora y cabello castaño.
Ningúno pasó de desapercibido.

La chica se levantó de donde estaba sentada y camino hacia el hospital de regreso, para que la hermana María descansara mientras ella cuida de John.

Terry se hospedó en un pequeño hotel muy cerca de ahí, no era del todo elegante pero el se sentía cómodo al estar ahí, lejos de toda preocupación y estrés.

Mientras tanto un joven compraba un boleto para Lakewood.

-El siguiente y tren sale hoy en la noche. Dijo una joven muy simpática.
-Gracias señorita.
-Denada señor Leagan.

Voy a buscar a Candy a Lakewood, estaré más cerca, hoy saldré para aya, pronto estaré con ella.

Pensaba Niell, sin saber que su amor estaba muy cerca de él.

En el hospital.

Ya era tarde, todos los pacientes dormían, sólo estaba una enfermera de guardia. Candy estaba junto a John muy cansada, no se dió cuenta cuando cerró sus ojos poco a poco. Quedo completamente dormida.

Un tren partia a Lakewood, Neill esperaba con ansias para llegar.
Su hermana no sabía nada de eso, fue a la habitación de su hermano, y habia una nota que decia:

Creo que han encontrado esta nota, nose preocupen voy de viaje unos cuantos días, volveré pronto, no les diré a donde voy pero estaré bien.

Atentamente. -Neill Leagan.

La peliroja al ver la nota, corrió al cuarto de su madre muy desesperada.

-Madre, madre, madre. Gritaba con la nota en la mano, mientras se dirigía a la habitación de la señora.
-¿Porque gritas Eliza?
-Madre es Neill, se ha hido no dijo a donde pero dijo que regresará en unos cuantos días.
-Eliza debes comprender que tú hermano la es mayor de edad, ya toma sus decisiones.
-Esta bien madre sólo me preocupe por él un poco.
-Bueno Eliza, déjame descansar, estoy agotada, deberías de hacer lo mismo para que te relajes.
-Esta bien mamá.

La chica salió del cuarto de su madre y se dirigió al suyo, leyendo cada una de las palabras de su hermano en esa nota que habia dejado.

A donde habrás hido mi querido hermano, estaras metido en algún lío que no nos quieres decir a dónde vas y que pasa. Um va a volver yo lo sé.

Pensaba la joven mientras entraba a su cuarto, se tiró en la cama y quedó dormida.

Un tren llegaba a Lakewood, era de mañana, Neill tomo un carruaje que lo llevara a la Mansión.

-Ya llegamos joven.
-Tenga su dinero, ya se puede ir.
Contestó el Joven muy serio.

~El Fin~ Candy Candy/COMPLETAWhere stories live. Discover now