Capitulo 34

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-Yo se que vendrá a casa.- dijo Annie

-Tiene razón Annie, ella vendrá.- repitió Archie.

-Eso espero.- dijo Albert caminando a su habitación.

-Vas a ver que si.- dijo Eliza.

-Bueno, vamos todos a nuestros cuartos. Yo estaré despierto por si saben algo de ella.- dijo Albert

Mientras que Candy y Terry empezaban un nuevo camino hacia la mansión, quedaba un poco lejos por lo que tendrían mucho tiempo para hablar. Ya en las calles no había nadie era muy noche, solo se escuchaba el ladrido de los perros de la calle talves le ladran a algún gato o alguna rata.

Nadie decía nada y Terry sintió la necesidad de romper el hielo que habia entre los dos.

-Entonces, ¿Estas viviendo aquí?.- pregunto Terry. Candy lo observo por un momento.

-No. ¿Y tu Terry?

-Tampoco. Soy estudiante de Juilliard.

-Me da mucho gusto. ¿Que paso con Stanford?.- pregunto Candy, esa pregunta que tanto que le quería hacer porque la incomodaba un poco saber que aún estaba con Susana.

Terry sonrió para si mismo.

-¿Que pasa?- pregunto Candy.

-Siento que esa pregunta debería ser diferente.- dijo con una sonrisa pícara

-Ah encerio, ¿Como?

-¿Te enfadas si te lo digo?

-No. Claro que no.

-Esta bien, la pregunta debería ser.- Terry empezó a reír y por fin soltó- ¿Sigues aun con Susana?- la miro de reojo.

Terry me lee la mente. Creo que soy tan obvia. Talvez si niego.

Candy empieza a reír.- No, no, no, eso no quería decir.

-Claro, que si, Tarzán Pecosa.

-Deja de llamarme así.- dijo poniéndose roja.

-Se nota que estás celosa.

-¿Que? Disculpa ¿Yo celosa?- Candy se hizo la ofendida.

-Bueno por si quieres saber, ya no hay nada con Susana.- dijo mirando sus zapatos.

Valla, Candy no se esperaba esa respuesta, pero en si le agradaba que entre él y Susana ya no hubiera nada.

-¿Pero porque?- cuestiono Candy

-¿Quieres la verdad?

-Claro.

-Nunca la ame, si la quise pero realmente nunca la pude ver más que una amiga.

-¿Porque no lo intentaste?

-Porque creo que es más que obvio que mi corazón le pertenece a otra.- la miro pícaramente. Lo cual hizo que Candy se pusiera roja como tomate.

Candy ya no dijo nada en todo el camino, se sentía feliz e incómoda con Terry tan cerca, y así pasaron una hora caminando, los dos estaban cansados pero estando los dos solos y con ese silencio que no se sentía tan mal tenían la fuerza para seguir caminando. Aunque ninguno de los dos lo acepte, que les gusta la compañía que tiene uno al otro.

Por fin han llegado, en la gran mansión lo único que se mira es la luz de un cuarto de la segunda planta, todos los demás están oscuros, ya deben de estar durmiendo excepto Albert, que es el que tiene aún encendida la luz preocupado por Candy.

No había ninguno de lo del servicio afuera y era la hora de despedirse.

-Bueno, gracias por acompañarme hasta aquí.- dijo Candy con la cabeza gacha.

-No hay porque Tarzan pecosa.- respondió el

-Ah sido una buena noche.

-Si que lo ha sido.- Terry casi se ahoga en su mismo suspiro cuando dijo eso

No es mala idea intentarlo. No tengo nada que perder. Pensaba Terry tenía algo que hacer antes de irse.

-Buenas noches Terry.- dijo Candy

Terry se acercó a ella y le planto un tierno beso en la mejilla. Sabía que era mejor que besarla en los labios, ella respondería mal.

-Buenas noches Candy.- le susurro Terry al separarse de ella.

Este metió sus manos a los bolsillos y se marchó. Dejando a Candy parada en la entrada sorprendida.

Fue cálido su beso, repentino pero  agradable. Terry siempre pone mi mundo de cabeza, él sabe como sorprenderme.

Pensaba Candy mientras tocaba su mejilla recordando el beso. Entro a la mansión y fue a la habitación de Albert para reportarse con el y no darle más preocupaciones.

En la única habitación con luz estaba Albert preocupado caminando de un lado a otro por toda su habitación. Decidió bajar a traer un vaso de agua. Cuando se acercó a su puerta está se abrió.

-Candy. Por fin regresas ¿Donde estabas? Te estuvimos buscando, estábamos preocupados.- dijo Albert abrazándola.

-Ya estoy aquí.- dijo Candy entusiasmada - Yo los busque también y decidí regresar a la mansión es el único lugar donde podría encontrarlos.

-¿Has venido sola?- pregunto Albert.

No le gustara mucho la idea de que vine con Terry. Según él ya lo olvidé.
Miente.

-Si.

Es la primera vez que le miento, pero no puedo contarle ahora, talvez se lo diga después aunque no le guste mucho la historia.

-¡Oh Santo!- exclamo- ¿Te imaginas si te hubiera pasado algo? Porfavor Candy que no se vuelva a repetir.

-Si, ya no volverá a pasar. Me imagino que estás despierto por mi culpa, regresa a la cama, yo estoy bien.

-Ahora dormiré tranquilo.- dijo Albert entrando de nuevo a su habitación.

-Descansa- se despidió Candy

Cada uno fue a descansar después de un día tan pesado.

Terry todavía seguia caminando hacia su hotel, donde se hospedaba.

Tan solo un beso en la mejilla me hace perder el control sobre de ella. Su piel estaba fría, y sentí un escalofrío por todo mi ser cuando la bese. Ojalá todos los días fueran así. Lástima que tengo que regresar.
Espero que ella también piense en mi.

Todos esos pensamientos invaden la mente de Terry, se distrae fácilmente en el suelo que pisa y sin darse cuenta llega a su hotel más rápido de lo esperado. Sin perder la esperanza que Candy también sintió esa pequeña chispa de amor por aquel tierno beso.



Actualización en Lunes.


~El Fin~ Candy Candy/COMPLETAWhere stories live. Discover now