Capitulo 12

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Claro a quién no le llamaría la atención una chica muy bonita, de buen corazón y noble.

Como pensar en Candy no como mi hija adoptiva, sino como otra parte de mí, pero ella ama a Terry, creo que no lo Ah olvidado, también no puedo sentir amor por ella, si fraternalmente pero no verla de otra manera.

Todo esto pasaba por la mente de Albert, estaba muy confundido.

Chicago

Una carta llegaba, como de costumbre habían muchas cartas, una señorita bucama llevaba todas las cartas juntas, las dejo sobre la mesa de centro en el saloncito, en donde las señora Erloy las leería.

La señora Erloy empezó a leer sus cartas, y noto que una no era para ella.

-Señorita, señorita, llevele esta carta a mi nieta Eliza.
-Claro señora, compermiso. Dijo la joven mientras se alejaba.

La joven bucama llegó a aquel cuarto, tenía un poco de miedo, porque sabía que Eliza no era la persona más amable en la mansión.

Ya había recibido amenazas de despido por parte de ella, que más que hacer las cosas de la mejor manera para que eso no ocurriera.

Tocan la puerta una vez.

-Pase. Dijo Eliza, quien estaba dentro de su cuarto con los brazos cruzados frente a la ventana.
-Señorita Eliza, le mandaron esto.
-¿Que es?. Dijo Eliza con una cara de no tanto entusiasmo.
-Es una carta señorita.
-Dejala ahí en el escritorio y vete.

La joven puso la carta sobre el escritorio y se retiró sin hacer ningúna clase de ruido.

Eliza al escuchar la puerta, fue directo a ver la carta, el sobre no tenía nombre lo cual lo hizo más extraño.

-De quien podrá ser esta carta. Se preguntaba Eliza.

Abrió el sobre y leyó su contenido.

-Susana pide nuestra ayuda a gritos. Dijo Eliza con una sonrisa malvada.

La joven no pensó en otra cosa más que decirle a su querido hermano sobre aquella carta.

Toc, toc, toc.

-¿Quien es?
-Neill soy yo Eliza, habré la puerta.
-Esta abierta, pasa.
-Hermanito, adivina quién me envió una carta.
-No se algún pretendiente con un mal gusto en chicas.
-Callate Neil no seas tan estúpido.
-Hay Hermanita ¿Que quieres?
-Bueno, hace rato me llegó una carta, al principio no sabía quién podría ser, hasta que leí la carta y a que no sabes de quién era.
-¿De quien? Dijo Neill sin importancia.
-Nada más y nada menos que Susana Marlow.
-Susana Marlow, con la que se casó Terry.
-Si, con la coja esa.
-¿ Y que decia la carta?
-Pues se trataba de la arapienta de Candy.
-Eliza por favor no hables así. Dijo un poco enojado.
-Hermanito, dime qué le viste a esa mosca muerta, que acaso no te gustaría vengarte por lo que hizo, mas bien por dejarte en ridículo con la familia, por lo de su supuesto matrimonio.
-Bueno eso talves me enojo un poco pero no Eliza.
-Acuerdate que te rechazo muchas veces. Decía Eliza mientras ponía enojado a su hermano para poder tenerlo de su lado.
-Ya Eliza basta, cuanta conmigo, porque supongo que para eso me estabas hablando.
-Hay hermano Gracias, le haremos la vida imposible a Candy. Dijo cuando le dió un fuerte abrazo a Neill.

Eliza salió del cuarto de Neill muy feliz.

Candy, ahora me pagarás todas las veces que me rechazaste.

Pensaba Neill mientras apretaba sus puños.

En New York

Terry noto el rostro furioso de Susana, presentía algo malo en ella que no le cuadraba, no le puso mucha importancia porque sólo era un presentimiento.

Decidió ir a su habitación a descansar, saco sus cosas de sus maletas, y guardo sus prendas en sus respectivos cajones, se tiró a la cama con los brazos detrás de la cabeza, mientras se quitaba los zapatos con ayuda de sus pies.

Le venía a la memoria aquel beso que le dió a Candy en Chicago, nunca había sentido tanto amor por alguien.

Sabía que había cometido un error, al no ir detrás de ella cuando Susana lo dejo libre, le dijo que fuera detrás de ella, pero el no se dispuso a irse, el prefirio a Susana y aunque no la quiere tiene que aceptar su vida, sabía que Candy tenía en mente que el esta casado con Susana y que son muy felices, aunque él en especial sabe que no es cierto.

Terry quedó dormido en su habitación, durmió por un par de horas, hasta que una voz interrumpio su sueño, era la bucama.

Terry se levanto a ver, para que lo querían, abrió su puerta y estaba la joven bucama parada enfrente de él.

-Joven Terry la señora Marlow, lo busca.
-Esta bien ahorita voy enseguida.
-Lo espera en el saloncito, compermiso.
-Gracias.

La joven bucama se retiró del cuarto y Terry cerro su puerta y fue a lavarse la cara, se secó con una toalla, se puso los zapatos y salió de su cuarto directo al Saloncito, donde se encontraba la mamá de Susana.

Para que me buscara la mamá se Susana, talves Susana ya le platicó de nuestra pequeña discusión.

La puerta del saloncito estaba semi abierta, no se escuchaba nada, así que Terry abrió bien la puerta y entro.

-Compermiso. Dijo en voz alta.
-Pasa Terry. Dijo una voz que estaba en el fondo del saloncito, su cara estaba tapada por la sombra de la cortina de aquel cuarto.
-¿Usted me llamó Señora Marlow? pregunto Terry.
-Si Terry, te mande a llamar, ya que estoy un poco preocupada por mi hija Susana.
-¿Y que pasa señora Marlow?
-Bueno yo se perfectamente que usted no quiere ni ama a mi hija,  y se casó con ella sólo por el honor de su familia, fue tan noble de su parte, pero yo creo que a ella le hace tanto daño pelear con usted todos los días.
-Si lo se, agarra muchos corajes.
-Yo quería comentarle que me llevaré a mi hija a Londres, y a algunos lugares de Europa para que se distraiga un poco, con el hecho que usted no ira.
-Ternine porfavor
-Se que mi hija jamás te firmaría los papeles del divorcio, pero yo voy a tratar que esos papeles salgan, ya no quiero ver sufrir a mi pequeña, y no me queda más que agradecer por haber estado este año, así que de antemano usted puede hacer lo que quiera, usted es libre.
-Encerio señora, muchas grácias.

Terry salió del saloncito con una enorme sonrisa, estaba muy contento por aquella noticia.

~El Fin~ Candy Candy/COMPLETAWhere stories live. Discover now