Capitulo 13

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Ya era el día que la hermana María y John fueran de regreso al hogar de Pony. Albert se ofreció a llevarlos, y Candy quiso acompañarlos.

Ya pasado mañana sería la cena de noche buena, los niños estarían muy contentos, les gustaba Cantar villancicos, bailar y sobre todo la comida que preparaba la señorita Pony esa noche.

-Albert me gustaría regalarles algo a cada uno de los niños del hogar, será que podemos hacer una parada antes de llegar.
-Claro Candy, antes de ir para aya, haremos una parada a la ciudad.
-Candy, no es necesario que gastes en los niños. Dijo la hermana María.
-No hermana, es un regalo de nosotros y no es molestia, sería un gusto para mí obsequiarles algo. Interrumpio Albert.
-¿Porque no, hermana María?, Mis amigos estarían tan contentos. Dijo John.
-Esta bien, recibiremos los regalos. Dijo la hermana María.
-Entonces iremos todos a comprar ahora. Dijo Candy.

El chofer, los dejo en el centro y ya ellos buscaron sus regalos y de una vez los envolvieron, eran muchos regalos, unos tenían unas envolturas rojas y otros verdes, eran colores muy brillantes y con moños grandes.

El chofer los encontró y subieron de nuevo al coche, ahora irian directo al hogar de pony, dentro del coche era un silencio total, todos estaban exsaustos como para hablar.

Solo se miraba lo blanco de la nieve cubriendo los grandes árboles.
Una linda colina se miraba muy cerca ya, un enorme árbol también, estaba lleno de nieve, se miraba hermoso aunque no tuviera hojas, siempre sería un buen árbol.
A lo lejos de aquella colina, se alcanzaba a ver una pequeña pero acogedora casa, salía un humo espeso de la chimenea con los vidrios empañados del frío.

Dentro del hogar se encontraba la señorita pony, sirviendo la cena, una rica sopa de champiñones, a los niños les encantaba esa sopa, todos los niños le pedían de más.

La pequeña Millie, una niña de 5 años de edad, una de las más pequeñas del hogar de pony, vio el coche acercarse y lo cual fue a avisarle a la señorita pony.

La señorita pony no tenía ni idea de quién podría estar llegando, hasta que el coche se acercó más y vio la insignia de los Andrew.

-¡Candy! Susurro la señorita pony, mientras veía por la ventana.

El coche se paro en la entrada y de él bajo John a todo lo que da.

-¡Señorita Pony! ¡Señorita Pony!, Ya volví, estoy mejor. Gritaba John con los brazos abiertos para recibir a su amada madre.

La señorita pony, al ver a aquel niño mejor, no lo pensó dos veces y abrió la puerta, hasta se le olvidó abrigarse.

-¡Mi pequeño John!, Cuanto te extrañe, me alegra que estés bien.
Decia la señorita Pony, y le daba un fuerte abrazo a aquel niño, también le salieron un par de lágrimas, de alegría.
-Yo también la extrañe mucho Señorita Pony, también extrañe a cada uno de mis amigos.
-Pasa John, no quiero que te resfries, hace mucho frío aquí afuera.
-Esta bien Señorita. Dijo John .

El chiquillo entro rápido a ver a sus amigos. Era una emoción tan enorme ver a su amigo bien, y contento, los niños reían por aquella llegada.

Candy estaba muy feliz ver a todos niños felices a pesar de no tener padre ni madre eran felices, esos niños juntos eran una familia con dos madres espectaculares.

La señorita pony se acerco a la hermana maria, quien después de verla le dio un abrazo.

-Hermana Maria, que bueno que ya llego, los niños han preguntado mucho por ustedes y me a echo mucha falta. Solto una pequeña risa.
-Si ya estamos de vuelta en casa, no se preocupe. Dijo la hermana en caminando hacia la puerta.

Las dos señoras entraron a la casa, un lugar muy cálido.

Albert y Candy bajaban los regalos sin que los niños se dieran cuenta, para que fuera una sorpresa, a una excepción de John, el sabia sobre la sorpresa pero hicieron que el niño guardara el secreto.

-Candy, se te callo un regalo.

Candy voltio a ver el suelo, y Albert sólo se burlo de su acción.

-Albert, eres un mentiroso. Dijo Candy un tanto enojada.
-Tranquila Candy, solo es una broma.
-Así pues así hasta yo puedo.
-Y que piensas hacer. Se reía Albert al ver a Candy tan segura de lo que decía.
-Si, Albert mira un pajaro . dijo Candy señalando hacia el cielo.
-Candy, no soy tan ingenuo para como caer en tu truco.

Una fuerza enorme sintió Candy en sus caderas, tirándola en aquel lugar lleno de nieve, estaba tan fría pero se sentía muy agusto ahi.

-¡Albert! eres un malvado, ahora vas a ver. Dijo Candy levantándose, con los puños llenos de nieve y lanzándose sobre el.
-Candy, Candy, ya obtuve mi merecido.

Albert solo se moría de la risa, por las cosas que hacia Candy, Albert es muy alto, mide 1.80 mientras que Candy 1.65, y también tenia mucha fuerza.

Pero el encanto de Candy y lo bello de aquel momento, hiso que Albert se dejara caer en la nieve como rendido, Candy se acostó a su lado y suspiraron los dos.

-Que hermosa tarde. ¿No piensas lo mismo Albert?
-Claro Candy, ya se acerca Navidad y siento que esta navidad sera la mejor de todas, siempre y cuando estemos con las personas mas queridas.
-Sabes Albert, eres mi personas Favorita.

Albert se ruborizó todo, como un tomate.

-Si, mi persona favorita, la persona que siempre a estado a mi lado, a la persona que le debo mucho, gracias a ti tengo todo lo que necesitó Albert, y eso jamas te lo podre pagar.

Candy se levanto de la nieve, poniéndose con los brazos rodeando sus rodillas, le salia una lágrima.
Albert noto esa lágrima y se levanto, abrazo a Candy tan fuerte.

-No llores mi dulce Candy. Le susurro Albert al oído.
-Muchas Gracias Albert.
-Sabes que, mejor entremos, hay sopa aya adentro, ¿Quieres un poco?

Albert era  tan dulce, tomo su pañuelo y seco las lágrimas de su pecosa, la ayudo a levantarse, puso su brazo sobre el cuello de Candy y caminaron juntos a la Casa.

Estando todos adentro se sentaron a comer una rica sopa con chocolate caliente, los niños del hogar platicaban y se reían, era una cena espectacular, no podría haber mas felicidad que esa que tenían cuando estaban todos juntos.

~El Fin~ Candy Candy/COMPLETAजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें