Capítulo 42

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Por fin hoy parto a América, esto me hace tan feliz. Pronto veré a los chicos, pronto conocerán a Rachel. Se que se llevarán de maravilla.

Albert estaba subiendo al barco que lo llevaría de regreso a casa, no había otra cosa que lo pusiera más que feliz.
Quería darles una sorpresa a Candy, Archie y Annie, así que no aviso de su partida.

Tampoco sabía de qué manera lo recibiría su Pecosa ya que se fue sin decirle. Archie y Annie lo supieron manejar bien. Pero Candy siempre fue un problema en el tema de comprensión.

—Señor William bienvenido, pase a su camarote por favor.— dijo un joven muy presentable.

—Gracias.— dijo Albert entrando a su camarote.

*

—No se les a hecho un poco extraño que este par de días Albert no haya mandado ninguna carta.— comento Annie.

— Tienes un poco de razón Annie.— dijo Archie llevándose un bocado a la boca.

— Algún día tendría que dejar de escribirnos. Creo que ya se aburrió de todos nosotros.— dijo Candy.

— Albert es una persona que nos quiere demasiado, para que un día a otro se olvide de nosotros. Claro que no, talvez tuvo un imprevisto.— Dijo Annie tratando de que Candy no dijera más estupideces.

— Todo su mundo ahora gira alrededor de Rachel, su prometida. Claro que nos a olvidado.— dijo Candy molesta.

—¡ Ya basta ! Candy por favor. Entra en razón Albert está enamorado y tu no tienes por qué interferir en ello. Albert te adora, así como tú lo adoras pero el también quiere ser feliz. Es muy egoísta de tu parte no dejarlo hacer lo que él quiera. Si Albert le pidió matrimonio a Rachel fue porque realmente quiere pasar el resto de su vida con ella. Ya es hombre para decidir solo.— diciendo esto, Annie se levantó de la mesa un poco enojada.— Provecho. — dijo y se retiró.

— Ella si que esta enojada.— señalo Archie hacia la puerta de donde había salido Annie.

— Lose.

—¿Candy? ¿Te puedo hacer una pregunta?

— Claro.

—¿Porque no estás de acuerdo con ese matrimonio?— dijo serio Archie.

Esa pregunta hizo reflexionar mucho a Candy.

El corazón de Candy le pertenecía a una persona de la cual estuvo enamorada mucho tiempo y todavía lo sigue estando, es Terry. Pero la situación con Albert era diferente. Siempre imagino que Albert era el tipo de hermano que ella quería. Una persona que la cuidara, y que la quisiera tal y como es. El hecho que él se casara era un sufrimiento por que sentía que ya no tendría a esa persona especial que la cuidara. En Terry no podía pensar porque no sabía como era la relación que llevaban, lo miraba  de improviso. Siempre fue como una coincidencia. Pero no podía negar el amor que sentía por él, aún después de tanto tiempo.

— No lo sé Archie.— oh claro Candy si sabía la respuesta pero era muy cobarde para contarle a Archie.

— Eso no es una respuesta gatita.— dijo Archie provocando una sonrisa en el rostro de la rubia. Archie tenía las mejores intenciones y siempre fueron hacer feliz a la rubita.— Sabes olvidemos esto, se que no me dirás nada.

—Gracias Archie.— dijo Candy levantandose de la mesa.

Ahora Archie comería solo.

Candy busco a su mejor amiga por toda la mansión. Lo cual fue tan difícil para ella porque Annie quien sabe donde se había metido. Hasta que después de una hora la encontró.

— Sabes que es más extraño que estés arriba de ese árbol, que el hecho que Albert se case.— dijo Candy mirando a su amiga que estaba en la primera rama de un árbol.

— Estar arriba de este árbol me recuerda mucho a ti. A esa niña rebelde que le encantaba escalar aunque a la hermana María y la Señorita Pony les diera un ataque por tus acciones.— Annie sonrió a ese lindo recuerdo de niñas. — Hemos crecido Candy. Y crecer incluye madurar. Aceptar las acciones del prójimo porque sabemos que hace lo correcto. Y aunque no haga lo correcto madurar sería ayudarlo a enfrentar las cosas. Y yo pienso que Albert sabe lo que hace y si en dado caso sale mal estaremos todos para apoyarlo.

Candy sabía que Annie tenía razón. Darle una oportunidad a Rachel sería el primer paso a madurar.

— Estaré para Albert siempre Annie.— dijo Candy.

— Me da mucho gusto Candy.— Annie bajo del árbol y le dió un abrazo a Candy. Ambas regresaron a la mansión.

America. Lindo América. Extrañaba este lugar. Londres me tenía tan apartado del lugar donde me crié.

— Señor William su coche— dijo una voz familiar, la cual saco a Albert de sus pensamientos.

—¡George! Me da mucho gusto verte. ¿Como has estado? ¿Hay algo novedoso en Lakewood? Cuéntame por favor.— dijo Albert muy contento. Todo este tiempo no había visto a su más fiel servidor George solo podía mantener con el una comunicación mediante las cartas.

— Son muchas preguntas Señor William. Le contestaré con gusto en el camino.

El viaje era un poco largo. Tenían mucho tiempo para platicar sobre todo lo ocurrido.

— Así que se casara pronto.— dijo George.

— Si George. Deberías conocer a Rachel es la segunda persona más linda que e conocido.

— Supongo que la primera persona es Candy.

— Si. Por cierto ¿Como la has visto últimamente?

— Hubo un tiempo donde no quizo recibir sus cartas. Pero veo que si las reviso porque está muy al tanto de su compromiso.

— Ha de estar enfadada por no haber dicho nada  cuando me fui.

— Fue al principio pero empezó a tomar las cosas con calma. La Señorita Candy ya no tiene ese enojo hacia usted sobre su partida. Pero a de estar igual que todos, preparada para conocer a la Señorita Rachel.

*

—Annie sin duda alguna no estoy preparada para conocerla. No se como comportarme frente a ella.

— Tu tranquila Candy. Todavía falta tiempo para que Albert y Rachel vengan a Lakewood.

— Eso me consuela un poco más.

La cercanía de un coche llama la atención de las chicas. Por lo cual deciden salir a ver de quién se trata. Primero baja George y se queda parado junto al coche.

Candy y Annie quedaron en shock cuando vieron bajar a Albert del coche.

—¡Albeert!— grito Candy y corrió a abrazarlo.— Eres tu, en carne y hueso.

— Pequeña. Soy yo, el mismo de siempre.— dijo Albert con ternura. Cuando se separaron Albert limpio algunas lágrimas que escurrían en las mejillas de Candy.— Esto me responde a que no estás enfadada conmigo.

Solo podían verse uno al otro fijamente. Era bonito volver a verse después de tanto tiempo.

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Hola. Hola.

Un comentario positivo del capítulo anterior. Hizo que actualizara pronto. Y creo que desvelarme por complacer a mis lectores (osea  ustedes) valió la pena.

Y con desvelarme me refiero a que pienso mejor cuando estoy en mi cama.

Disfruten

Nos leemos pronto.

~El Fin~ Candy Candy/COMPLETAWhere stories live. Discover now