Capitulo 10

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La llegada se acercaba a Lakewood, era de madrugada, el viaje fue tan rápido ya que no hubo necesidad de parar en cada estación por cupo lleno de los vagones.

Ya en pocos días sería Navidad, todo estaba cubierto con capas de intensa nieve blanca como las nubes, asía mucho frío, todos los pasajeros dormían y estaban tapados con sus  abrigos.

Mientras tanto un tren llegaba a New York, era de madrugada, los encargados tuvieron que despertar a los pasajeros, ya habían llegado a su destino.

Un joven Castaño desperto de un gran sueño profundo, se abrigo antes de bajar, tomo sus maletas y bajo del tren, no quería ser tanta molestia al llegar a la casa de la señora Marlow a esas horas de la madrugada, así que prefierio ir a un hotel, no queria Despertar a nadie, también estaba muy cansado por el viaje y se echo a dormir de nuevo.

Sabía que en un rato más, devia afrontar sus problemas.

Empezaba a aclarar un poco, se miraba nublado por tanta nieve, Candy se levantó y vio que todavía no llegaban a si que decidió ir a preguntar al encargado.

-Buenos días señor. Dijo Candy sobandose los ojos, de tanta flojera que tenía.
-Buenos días señorita ¿Se le ofrece algo?. Dijo un señor ya mayor de edad, tenía un gran bigote, con cabello corto entre marrón con unas cuantas cañas.
-Si señor, disculpe ¿Cuanto falta para llegar a Lakewood?
-Bueno señorita en un par de horas estaremos llegando a ese lugar.
-Muchas Gracias, muy amable. Dijo Candy con una sonrisa muy linda.

Candy camino a su asiento, donde la hermana María y John ya se habian levantado.

-En un par de horas estaremos llegando. Dijo Candy
-Que bueno, ya quiero llegar y jugar. Dijo John muy contento.
-Hay John. Dijo la hermana con una sonrisa.

New York

Ya era hora de levantarse, una joven Rubia muy bonita se despertó y subió a su silla de ruedas.
Se cambió y peino, salió a la sala de estar, donde se encontraba su madre tomando una taza de café.

-Madre, Terry contestó la carta que enviaste ase unos días. Dijo la joven con una voz muy frágil.
-No querida, no Ah llegado ninguna carta.
-Bueno me voy al comedor, iré a desayunar.

En un pequeño hotel, se levantaba Terry, se dio un baño caliente, se cambió y peino su cabellera Castaña, se abrigo antes de salir, salió con sus maletas de una vez, y tomo un coche.

-Buenos días señor lleveme al teatro, porfavor.
-Esta bien señor.

El cochero llevo a Terry al teatro, la casa de Susana quedaba del otro lado de la calle.

-Ya llegamos señor.
-Tenga, quédese con la propina, gracias.
-Muchas Gracias señor.

Terry con maletas en la mano, suspiro antes de tocar la puerta de aquella casa.

¡Toc, toc, toc!

Una joven muy amable abrió la puerta.

-¡Joven Terry!. Dijo sorprendida. -Pase señor, deme sus maletas.
-Gracias  María, no te preocupes pesan un poco, las llevaré yo.
-La señora Marlow está en la sala de estar, y la señorita Susana está en el comedor desayunando.
-Voy a mi habitación primero Ah desempacar, y luego iré a ver a la señora Marlow.
-Esta bien Joven.

Terry subió la escaleras y porfin llegó a su habitación, puso sus maletas sobre su cama.

Será mejor hablar con Susana ahora. Pensaba.

Así que decidió terminar con todo esto y darle un fin a su matrimonio.

El joven bajo y fue directo al comedor, donde se encontraba una joven jugando con su desayuno, tenía el rostro agachado mirando la comida.

Al escuchar pasos en el comedor levanto su rostro y su sorpresa era aquel joven Castaño, no llevaba la mejor cara que digamos.

-¡Terry! Dijo Susana acercándose a él con su silla de ruedas.
-Hola Susana, ¿Como has estado?
-Bien Terry y tu, me tenías muy preocupada, sabia que andabas en Chicago pero no sabía nada de ti.
-Bueno si anduve ahí unos días, hasta que recibi la carta de tu madre.
-Ah yo le pedí de favor que te la mandara, tu no regresarias si hubieras sabido que la carta era mía.

Terry estaba enojado y sorprendido porque que le habían visto la cara, lo habían engañado.

-Sabes Susana, si yo regresé a New York fue sólo por una sola razón, y fue para que aclaremos esto, si tu no me quieres dar el divorcio, me veré obligado a irme de aquí.
-Pero Terry, ¿Porque?
-Susana yo no merezco a una persona que me quiera tanto, pero yo a ella no.
-Terry sabes que yo te amo.
-Pero yo a ti no Susana, mi Corazón le pertenece sólo a una mujer.
-Es Candy verdad.

Terry se quedó callado por el comentario de Susana.

-Contesta Terry, ¿Es Candy esa Chica?
-Si. Dijo Terry con la cabeza agachada.
-Sabia que esa tendría la culpa de todo.
-Esa tiene su nombre y es Candy.

Susana estaba tan furiosa que mejor decidio irse del comedor, se fue a su Cuarto, donde se encerro todo el día.

Esa metida de Candy, siempre arruinando todo, si me pudiera deshacerme de ella de una vez por todas, talves las cosas entre Terry y yo cambiarían, el me amaría, pero como la saco del camino, ni siquiera se donde vive y no eh sabido nada de ella desde la última vez que la vi.

Susana se acordó que las únicas personas que odiaban tanto a Candy, como ella, eran los hermanos Leagan, tenía mucho tiempo que no sabía de ellos así que decidió buscarlos en Chicago, para su buena suerte encontró donde encontrarlos.

Como el camino era muy pesado para ella, decidió mejor mandarles una carta, y asi estar contacto con ellos.

Buenas tardes Eliza Leagan, quería hacerles una propuesta, yo se que tú y tu hermano Neill odian a Candy tanto como yo, y no se si ustedes se quieran aliar conmigo para desasernos de ella de una vez por todas, yo se que talves se les haga raro que yo les escriba pero necesito de su ayuda.

Susana Marlow.

La carta fue enviada por una de las sirvientas de Susana, y ya sólo faltaba una respuesta.


~El Fin~ Candy Candy/COMPLETAWhere stories live. Discover now