Capítulo 9

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Una mano muy  grande, agarro el brazo de aquella chica Rubia con mucha fuerza.

-Candy no te vallas. Dijo Terry con una cara de tristeza.

Candy voltio a verlo, el pobre estaba a punto de las lágrimas, por el rechazo de ella.

-Terry suéltame, quiero irme.
-Pero porque Candy, ¿Porque me haces esto? Que acaso no te das cuenta que estoy loco y perdidamente enamorado de ti, desde que estábamos en el Colegio San Pablo.
-Terry suéltame porfavor dejame ir. Candy estaba al borde de las lágrimas también, era una chica muy fuerte y valiente.
-No Candy hasta que me digas que pasa.
-No pasa nada me quiero ir ya!. Exclamo Candy al ver que Terry no la soltaria.

Terry no se contuvo más, tenía muchas ganas de hacerlo, era ahora o nunca, le robó un beso a Candy, no sería el primero que le roba pero ya no pudo más, y le robó el beso. Candy no supo que hacer, pero era una de las cosas que más anhelaba, por lo cual se dejó llevar por aquel beso tan dulce, y al mismo tiempo apasionado. Ella continuo con ese beso, después de un par  de minutos reaccionó al suceso. La mala suerte fue que a la cara de Terry me quedo una terrible marca de una mano, Candy le dió una bofetada.
Terry se quedó impresionado y tenía un brillo en los ojos.

-Terry, tu estas casado, esto está mal. Grito Candy y salió corriendo con los ojos empapados de lágrimas.
-Candy espera.

Terry no pudo alcanzar a Candy, tuvo una mala suerte.
Fue tan bello ese momento pero termino muy rápido, Terry quiera que nunca acabará, porfin le dió un beso a Candy bien, un beso tan dulce.

Terry todavia sentía aquel beso y se tocaba los labios.

Hay Candy, mañana me tengo que ir, ya no te veré, quisiera quedarme y verte mas, me dolieron esas palabras que me dijiste, aunque esas palabras sean reales, si estoy casado con Susana pero no la amo, nunca amaré a  alguien más que ati Candy, eres la dueña de mis pensamientos de mis sueños de mi vida entera, la única que me hace sentir diferente, ese beso fue mucho para mí, no sabes cuánto  ame ese momento, lastima que se tubo que acabarar en el peor momento. No tengo tu dirección no se a donde buscarte, lo que si se que ya te vas de regreso a tu casa, si no porque estaría en la estación de trenes, tengo que ir a preguntar cuándo irá.

Terry fue lo más rápido posible a la estación de nuevo, para preguntar sobre ese viaje.

Llegó hasta la taquilla y le preguntó a la señorita que atendía.

-Disculpe señorita, ¿Cuando sale el próximo a Lakewood?
-Bueno joven, mañana temprano sale Uno y hay otro para medio día.
-Gracias señorita.

Terry se retiró de ese lugar y se fue caminando al hotel, empezó a empacar sus cosas, ya mañana regresaria a New York.

Candy después de salir corriendo, llegó al Hospital, muy exaltada, por lo cual la hermana María se dio cuenta de su comportamiento.

-Hija  ¿Te pasa algo?. Pregunto la hermana.
-No hermana, estoy bien.
-Te miras exaltada, pasó algo en la estación.
-No hermana, sólo un hombre que se desplomó y lo ayude sólo eso hermana.

La hermana María se daba cuenta cuando Candy mentia sobre no tener nada, pero dejo de insistir para no poner de malas a la chica.

Estando en el cuarto de John, decidieron guardar todas las cosas que tenían en ese cuarto para que mañana no anduvieran corriendo por el tiempo.

Esa noche Candy y la Hermana María se quedaron en el hospital, sería la última noche de estar ahí, mañana irían al hotel en donde tenían otras cosas, pero ya con Jhon .

El día empezaba, así que la hermana María y Candy agarraron sus cosas, ya John se levanto de su camilla, se pusieron sus abrigos y salieron los tres del hospital, el hotel donde tenían las demás cosas quedaba muy cerca así que caminaron hacia el.

-Hermana María, ¿aquioras vamos a desayunar?. Pregunto John.
-Hay John, tu siempre con hambre. Dijo Candy riéndose.
-Es que tanto tiempo estar en la cama me dió más hambre. Dijo John riéndose mientras se tocaba el estómago.

La hermana María sólo se reía de las cosas que decían, llegaron al hotel y subieron a su cuarto. Recogieron sus cosas y salieron de ahí, entregando sus llaves con el dueño del hotel.

-Muchas Gracias, ya nos vamos. Dijo la hermana María.
-Denada, que les valla bien.

Al cruzar la calle había un pequeño comedor, ahí desayunarian.

Terry de tan noche que se quedo empacando durmió en el sofá, cuando se levanto, miro a todos lados y se dio cuenta que ya se le había echo tarde, la señorita le dijo que el primer tren a Lakewood salia temprano, osea a las 8 y ya eran las 7:50. Se levanto corriendo ya ni se arregló, sólo se puso su abrigo y fue a la estación de tren, desgraciadamente llegó tarde el tren ya habia partido, así que regreso al hotel ah bañarse y arreglarse para irse a New York.

Candy, la hermana María y John terminaron de desayunar y fueron un rato a aquel pequeño parque que había, mientras llegaba la hora de irse a la estación.

John alimentaba a las ardillas con unos pedasitos de pan.
Mientras la hermana María y Candy permanecían en una banca sentadas, mirándolo.

Un joven Castaño pasaba por ese parque para llegar a su hotel, tenía la mirada perdida en el piso, ya que no alcanzó ese tren.

Llegó al hotel y se dio un baño, desayuno, y se fue a la estación para esperar su tren, ya se acercaba la hora de irse.

También Candy, la hermana María y John fueron a la estación.

Estando en la estación, Terry estaba sentado en una banca, Candy, la hermana María y John se sentaron del otro lado, estaban volteados y ninguno sintió la presencia del otro.

Un señor un poco gordo vestido con un traje azul rey, salió y grito.

-¡Los pasajeros del tren hacia New York!

Terry se levanto y fue a subirse al tren, Tomo su asiento y se quedo viendo las personas que estaban sentadas.

Otro señor más delgado con el mismo traje grito.

-¡Los pasajeros que van a Lakewood!

Inmediatamente los tres se levantaron y fueron a su debido tren.
Terry noto aquella cabellera rubia.

-Candy. Dijo en un susurro, inmediatamente se levanto y fue a la última cabina y grito.

-¡CANDY! lo más fuerte que pudo.

La joven lo escucho y busco la persona que grito, para su sorpresa era Terry, lastima ninguno pudo hacer nada el tren a New York ya es estaba moviendo, aventarse a las vías era una muerte segura.

-Terry. Dijo Candy en susurro.
Se le empañaron sus ojos de lágrimas y subió al tren, ya estando los tres arriba el tren empezo a marchar y tomaron caminos distintos.

Adiós Terry, cuídate y se feliz con Susana.
Decía Candy en su mente.

Mientras en el tren de New York, el joven llegó a su asiento y ahí se quedó pensativo.

-Adiós Candy, ojalá todo fuera más fácil y sencillo, pero voy a recuperarte.
Se decía en su cabeza.
Mientras una lágrima caía.

~El Fin~ Candy Candy/COMPLETAحيث تعيش القصص. اكتشف الآن