Cap 36 ... Destrucciones

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(Benedict)

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(Benedict)

La había cagado y muy feo, ver la reacción distante de Kate me había matado. Entendía que no podía no contarle lo que había pasado con Charlotte por más de que no había sido importante para mí. Solo le había dejado claro que era una reacción negativa y vengativa de mi parte que nunca tendría que haber tomado.

A penas la vi marcharse mi mundo se derrumbó. Mi vida era una mierda. Acordándome de su mirada y su silencio que me carcomía la mente. Saber que estaba pensando y no lo compartía conmigo.

Me acerqué al balcón y me apoye dejé que la brisa llegue a mi rostro cerré los ojos y me imagine una vida sin ella. No había vida directamente. Me debatía si debía cambiarme e ir hasta su hostel y tratar de hablar con ella o dejarle el espacio suficiente para que se calme, cosa que seguramente no podría hacer. La amaba si, era una tortura para mí. Nunca pudimos estar juntos por miles de circunstancia que la mayoría de las veces ella había creado. La entendía sí, siempre lo hice y siempre permanecí a su lado. Pero era diferente a mí. Era obvio que no me perdonaría. Yo en cambio le había perdonado siempre todo. Porque siempre la amé. No sé hasta qué punto su amor ya me dolía. Siempre había estado atado a ella por años. Siempre que podía antes de conocerla estaba con chicas, era un adolescente y me gustaba disfrutar de la vida. No tenía ataduras con nadie. Pero a penas la vi, me dio vuelta. Su sonrisa, su aroma, sus manos, su cuerpo. Ella en sí.

Me acosté y no pude conciliar el sueño. Di vueltas durante horas debatiéndome si llamarla. Me sentía un completo idiota. Cerré los ojos y mi mente se puso en blanco...

A la mañana siguiente me levanté con dolor en el cuerpo, como si me hubiesen dado un mazazo en la cabeza. Tomé una pastilla para el dolor y prendí la laptop. Tomé un café. Comencé a mirar el reloj esperaría las horas que fueran suficientes para encontrarla y tratar de conversar con ella.

(Kate)

Luego de no tener más lágrimas caminé durante una hora por lugares que ni conocía hasta llegar al hostel. Cuando u me vio me abrazó y me ayudó con la ropa preparó una ducha y llorando le conté lo que había pasado. Ella me escuchó atentamente en silencio sin opinar sin maldecir sin decir nada. Era lo que necesitaba. Aunque la conocía poco, solo de verla en el instituto, me sentía acompañada y su presencia me ayudó. Me dio una aspirina y me ayudo acostarme. Le dije que le gradecía sus gestos de preocupación y me dormí.

Esa mañana me encontraba muy mal, me dolía el cuerpo, el estómago la cabeza, tenía tos y estaba resfriada gracias a la lluvia de la noche anterior. Por más de que mi corazón estaba roto y mi cuerpo enfermo los alumnos ese día tenían actividades especiales que solo requerían de los profesores propios de las cátedras, eso fue un alivio ya que los que fuimos ayudar teníamos la jornada libre por la tarde y noche.

Bajé a desayunar porque mi cuerpo lo pedía, tenía unas enormes ojeras y mi mirada estaba perdida. Varios profesores me preguntaron mi estado y yo solo me excusaba diciendo que me había pillado un resfriado. Les había omitido lo que había pasado con Benedict ayer. Su nombre me daba escalofríos, pensar que ayer le había dicho que lo amaba, me había entregado completamente a él. Y pensar que se revolcó con su asistente me hacía estrujar el corazón. ¿Tan mal había hechos las cosas como para que la vida me pague de esa forma? No podía comprenderlo. Necesitaba acostarme y levantarme en Madrid lejos de todo. Lejos de él, por un momento entendí sus actos, porque yo también me vi reflejados en ellos cuando le hacia el daño que le hacía. Pero yo era una adolecente estúpida. Sin corazón, y él siempre tuvo un corazón enorme para mí, él era buena persona, por eso mi mente no comprendía absolutamente nada de nada, me sentía perdida.

Desencuentros ...Where stories live. Discover now