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- ¡Ah! – gritó Julie. - ¡si! – volvió a gemir, refugiando todas sus palabras en el oído de Max.

- Más alto, quiero escucharte. . . - la apretó más fuerte. Julie lo encendía tanto, pero eso no hacía más que hacer que las ganas continuaran. Salió de su cuerpo para volver a entrar en él con mucha más fuerza.

- ¡Max, sí! – gimió, esta vez más fuerte, justo como él se lo había pedido. Le besó el hombro en un intento desesperado por demostrarle cuanto amaba lo que le hacía.

–Más. . .

Se metió más en su cuerpo, entregándose todo, bombeándole de puro placer a la velocidad que ella más le gustaba. Lento pero a la vez intenso, suficiente para ella.

Una embestida más, Julie le besó los labios, Max le mordió uno. . .

- Te adoro mi amor - le susurró ella.

Él le abrazó más la cintura, su pene volvió a invadirla completamente, cortándole la respiración. Cada cosa que sentía estando con él era lo mejor del mundo, era lo más perfecto. La feminidad de Julie lo apretaba tanto, sentía que lo hacía llegar al último cielo, ese que ellos dos alcanzaba con los pies.

- Pídeme más princesa - le dijo él, con inmensas ganas de escucharlo salir de su boca. – Soy tuyo mi amor. . .

- Sabes que es lo que quiero Max, más... más... - aquellas palabras le hicieron enloquecer como nunca. Toda ella le fascinaba, toda, absolutamente toda; pero había algo que lo hacía perder el control y era escucharla gemir mientras la penetraba.

Un poco más y se acomodó dentro de ella. Cada embestida era superior a la otra, le apretó las manos y Julie sintió la suavidad de ellas, las entrelazó.

- Córrete vamos. . . - sacó su pene de entre su feminidad, sin dejarla respirar un momento, volvió a entrar con la misma fuerza de antes, ella contrajo las caderas, la velocidad aumentaba y ella no dejaba de gemir al mismo ritmo.

–Eso es mi amor, puedo olerlo. . . - meció su pene dentro de ella, suave pero haciéndola estremecer aún más buscando el orgasmo, hasta sentir esa ligera capa cubrir su pene y lo sacó.

Julie pudo respirar por fin, notó lo cansada que estaba, la había dejado desecha (como todas las veces que la cogía), la agarró, sosteniéndola por la poca fuerza que tenía ahora ella en su cuerpo.

-¿Te ha gustado? Dime que si mi niña - le sonrió.

- Si amor - respondió ella, apenas con un hilo de voz. Le dedicó una bonita mirada que hizo estremecer a Max hasta los huesos.

- Era lo que quería ¿sabes? Eres la única persona a la que he traído aquí, este lugar es muy especial para mí.

- Me estás mintiendo, lo sé - Julie se inclinó para recoger su ropa interior, ahora completamente mojada, se las puso.

- ¡Que no! – él se subió el bóxer. – tú nunca me crees nada.

- Claro que sí mi amor, es solo que. . . – le abrazó el cuello, Max le rodeó las caderas.

- Nada. – le besó los labios. – Cada cosa que te digo es verdad, tenlo por seguro mi vida - Julie lo miró enternecida. Podría ser uno de los hombres más peligrosos del mundo, pero con ella era completamente diferente.

–Me importas demasiado y eso nunca va a cambiar princesa.

SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora