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Y si, siempre le había gustado Max. Desde la primera vez que lo había visto conducir esa preciosa Harley Davidson, saliendo con una que otra chica en Kingston. Siempre le había parecido un Dios, capaz de tratarla como se merecía, de extasiarse tanto como podía en la puta cama, con tan solo verlo la estremecía por completo, de pies a cabeza. Pero Max siempre había tenido otros gustos, otro tipo de tentaciones, incluso le habían advertido que era uno de esos hombres que te follaban bien la primera vez y te dejaban con ganas, pero nunca confirmaban la segunda cita.

- ¡MAX! – corrió a abrazarlo. Sus padres la miraron desde atrás. Siempre habían sido muy cercanos a él no como unos padres, si no como unos simples amigos, en especial Josh, el padre de Sara. - ¿Qué haces por aquí? – aplastó sus grandes senos sobre el torso de Max, quería demostrarle que ya no era esa simple niña que él había dejado cuando se había ido a recorrer el mundo, que era otra, madura, mejor y completamente para él.

- Mierda, has cambiado tanto. . . - fue lo primero que dijo Max y realmente si lo había hecho. Sara ya no era una niña, ya no era más la adolescente de quince que se pintaba las uñas y se escapaba de su casa, era una mujer. Le podría haber llevado a la cama de una vez para demostrar con exactitud que partes de su cuerpo había madurado. Pero algo que nunca había sentido antes, se había apoderado de él y era el simple hecho de amar a una persona y no fijarse en nadie más que en ella, estaba enamorado, y eso Julie lo sabía perfectamente.

Sara bajó la mirada mientras abrazaba a Max, observando que entrelazaba su mano con la de alguien más. Miró a Julie.

- Sara ella es. . .

- Julie, mucho gusto. – se presentó ella misma, como siempre. Estiró la mano y Sara se la recibió. Trató de fingir una sonrisa.

- Mucho gusto - apretó y rápidamente soltó la mano de Julie y aprovechó que no se había cogido de Max todavía, para cogerlo del brazo e invitarlo a pasar. - ¡papá! – llamó Sara.

- Vaya, vaya. . . - reaccionó Josh. – no me lo creo, así que era cierto que estabas aquí.

- Todos me dicen lo mismo. – Max apretó los hombros.

- ¡Coño has crecido! – le golpeó un hombro y lo invitó a abrazarlo, Max lo hizo sin mayor esfuerzo. La mirada de Josh se centró enJulie ahora. – y. . .

- Es mi novia. – resaltó él. Y le rodeó la cintura. La piel de Julie se erizó por completo.

- ¿Tu novia? – Josh abrió los ojos. – es un placer. . . - le besó la mano de la misma forma que todos ahí la habían recibido. – espero que sepas que Max venía aquí de pequeño, se orinaba las camas y no aparecía en un mes. -Julie no pudo evitar reír, Max también lo hizo, aunque sin tomarle mayor importancia. – esta es como su casa.

- ¿Llevan mucho tiempo juntos? - Marie apareció detrás de Josh. Tenía unos cincuenta años igual que Josh, o tal vez menos. Y había dejado la mesa lista para los cinco. Corrió hasta Max para besarle la mejilla, era una de las pocas personas que sabía a qué se dedicaba él. Y que aun así le tenía un gran cariño sin importar que secuestra para otras personas. – estás más grande cariño.

- ¿De verdad? Yo me veo igual. – respondió Max.

- Estás más guapo - le volvió a decir Marie, apretándole una mejilla. - ¿verdad? – le sonrió a Julie Como preguntándole a ella en son de broma. Max la miró a los ojos.

- Mucho - susurró ella. Todos rieron, menos Sara.

- Mi nombre es Marie. – se presentó la anciana.

- Soy Julie. – correspondió ella. Ambas se sonrieron.

- He cocinado tu plato favorito. - le dijo a Max.

- ¿Ravioles? – preguntó él.

- Como a ti te gustan. – inquirió Sara. Comiéndose a Max con los ojos, con la simple mirada. Necesitaba hacerle saber muchas cosas y odiaba el hecho de que ahora tuviera novia.

Aunque eso no le importara mucho.

SECRETOSWhere stories live. Discover now