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Era imposible no excitarse viéndola así desnuda y haciéndolo mucho mejor que antes. Max se tensó. Todo su cuerpo estaba tenso y en disposición a lo que Julie hiciera. Le encantaba todo lo que hacía con su pene, lo duro que lo tenía. Entonces sintió que se correría.

- Oh Dios. . .si, si. . . - jadeó él. Julie se movía más rápido, su húmedo sexo cubría las expectativas de Max. Jamás la había visto así, cada vez que el pene de Max salía de entre sus entrañas, deseaba que volviera a entrar tan rápido como había salido. Estaba cansada, así que se acostó sobre él. Max le acomodó el cabello tras la espalda, ligeramente cubierto por una capa de sudor. Julie abrió los ojos.

- ¿Por qué no me lo contaste antes? – le preguntó de pronto y no quiso levantar la mirada.

- No quería perderte.

- ¿Y por qué lo hiciste? – volvió a preguntarle. Max respiró hondo, sabía que ese momento tenía que llegar.

- Yo. . . yo no sabía lo que hacía. . . - murmuró tímido. – Estaba ebrio. . . esa noche fue la peor de todas. . . y yo. . . me comporté como el más imbécil de todo el mundo. . . lo merezco. . . merezco que James me haya odiado tanto, pero tú no tenías que pagar por esto. – se inclinó para besarle la frente.

- ¿Hay algo más que no me hayas dicho?

Max permaneció callado. Ella levantó la mirada.

- Necesito saberlo.

- Mis padres están vivos. – le dijo sin nada de sentimientos. – Si te secuestré hace varios meses es porque mi papá estaba organizando el robo más grande. . . confiaba en mí y necesitaba el dinero para hacer negocios con otras personas. - Julie se quedó callada.

- ¿Y dónde es. . .

- No importa eso. – inquirió él. Le acarició suavemente el brazo derecho. – No he vuelto a verlo desde la última vez que me dio órdenes y no quiero verlo más, simplemente no quiero seguir haciendo lo mismo de antes.

Ella volvió a quedarse callada, quiso llorar porque debía, porque le dolería lo que haría, porque solo ella sabía lo que pasaría luego y quizá sería la decisión más dura que tomaría, quizá él se olvidaría de ella pero tal vez era lo mejor para los dos.

Y él la escuchó llorar. Ahora fue Max quien se posicionó sobre su cuerpo, las lágrimas de Julie se soltaron, en parte también eran por todas las cosas que habían pasado juntos, por las cosas que habían vivido, por lo mucho que había a llegado a amarlo en tan poco tiempo. Ahora lo conocía, conocía sus debilidades, sus miedos, sus culpas, sus secretos, cada defecto pero también cada inigualable virtud que tenía y es que solo ella, Julie conocía la verdadera persona que había dentro de él.

- ¿Me odias? – le preguntó él. Ella no negó ni afirmó nada, solo se dedicó a mirarlo a los ojos. 

SECRETOSWhere stories live. Discover now