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- ¿Dónde está Julie? – preguntó Max. Miró a Chas y este no supo que responder.- Coño, te acabo de hacer una pregunta, ¿dónde demonios está Julie? – volvió a preguntar esta vez más alterado.

- Ella. . . pues - Chas se aclaró la garganta. – ella salió y dijo que volvería en unos minutos.

- Debe estar cerca. – afirmó Alex.

- ¡Mierda! – se quejó Max. Tenía los nervios en punta, Julie tenía que estar bien si algo llegaba a pasarle no sabría de que sería capaz. – Todo esto es tu maldita culpa. . . - se abalanzó hasta Chas, en el intento desesperado por desquitarse de aquella gran culpa que sentía dentro de sí pero Ryan lo detuvo, interponiéndose entre los dos.

- ¡Cálmate! – le gritó. Max se soltó de inmediato de los brazos de Ryan, golpeó la puerta con la palma de su mano haciéndola resonar. - Si no viene en unos minutos. . .

- La ha secuestrado. - Max tragó saliva. – Ahora también a Julie, estoy seguro que también ha sido él.

Entonces Emma se echó a llorar sobre el torso de Ryan que la acogió de la cintura fuertemente. Era muy fuerte pero había algo que lo hacía débil y era ver a Emma de esa forma, recordar junto a ella la manera en la que habían abusado de ella, le dolía muchísimo

- ¿De qué hablan? – preguntó Alex.

- Es una larga historia. – contestó Ryan. – Pero estoy seguro que tú también recuerdas a James Limbert.

El rostro de Alex empalideció. ¿Limbert? Joder. . . ese apellido le traía tantos recuerdos.

- Si. – contestó.

- Ha sido ese quién secuestró a Julie.

- ¿Cómo lo saben? – intervino Chas. – pero qué. . . ¿qué tiene que ver Limbert con Julie?

Max solo se quedó pensando "¿Pero qué tiene que ver Limbert con Julie?" Esa era la clave, James Limbert no tenía nada que ver con ella pero si con Max. Se estaba vengando justo como lo había sospechado y estaba tocando lo más preciado para él, nada le importaba más que tener a Julie con él ahora mismo, sentía tanta impotencia por dentro. Le había prometido que a su lado nada llegaría a pasarle aunque sabía que iba a ser difícil cumplir esa promesa, él quería que estuviera bien hasta que el destino lo quisiera, o mejor dicho, hasta que ella de algún modo dejara de quererlo si es que eso llegaba a suceder, pues él jamás lo dejaría de hacer y esa era una promesa que cumpliría así fuera lo último que tuviera que hacer.

Julie, su Julie no podía ser secuestrada por nadie más que no fuera él.


SECRETOSWhere stories live. Discover now