41

948 61 2
                                    

  - Lo siento- volvió a susurrar ella, de verdad tenía el corazón hecho pedazos. Se sentía peor de lo que nunca se había sentido antes, destrozada. Le provocaba llorar y que los problemas se acabaran por fin, que todo volviera a ser como antes, que todo hubiese comenzado de otra forma, que su historia hubiera sido diferente.

Max caminó hacia ella.

- Te. . .- se aclaró la garganta. - ¿te vas?

- No quería despertarte. . .

- ¿Te vas? – le volvió a preguntar directo y sin rodeos. Julie respiró entrecortadamente, el nudo en la garganta se le hacía más y más grande, se había dado cuenta que no había dejado de llorar desde que había llegado a Kingston.

- Si. . .

- ¿Por qué? – y trató de tocarla, de poder sentir por medio de su piel lo que sentía en ese mismo instante. – pensé que. . .

- No. – interrumpió ella. – yo. . . tengo que irme Max, necesito irme a casa de nuevo - le dijo esta vez mirándolo a los ojos. Observó sus ojos ligeramente húmedos cumulando aquellas lágrimas que pronto saldrían. Siempre había odiado que Julie lo viera llorar aunque hasta ese momento ambos se conocían perfectamente.

- ¿Vas a regresar. . .?

- Voy a volver con mi familia. – le aclaró ella y entonces él entendió. Entendió que todo estaba siendo pagado ahora, que aquellas cosas que había hecho en el pasado se pagarían de alguna forma. No una cárcel, no una condena sino algo peor que eso, renunciar a ella, a Julie, a su secuestrada, a la única persona que lo había visto llorar, a la única persona que le había confiado sus más íntimos secretos, a ella que la había llegado a amar tanto, renunciar a ella. . .

Saber que volverá con su familia, saber que encontrará a alguien mejor alguien diferente y mejor que él, alguien que le dará lo que él no, alguien que la hará tan feliz que en muy poco tiempo conseguirá que lo olvide. Entendió que lo estaba pagando ahora. – Necesito. . . - ella se limpió las lágrimas. Max había empezado a llorar y ni siquiera lo había notado. – Pensar, no sé. . . viajar y tal vez luego podamos volvernos a ver.

- Estás mintiendo. – Max tragó saliva de lo impotente que estaba. – No vas a volver. . .

- Si lo haré. . . yo. . . Max. . . - lo llamó. Él no quiso mirarla, apretó los labios y estos empezaron a temblar. – Mírame - la mano de Julie le acarició el mentón volteando su rostro hacia el de ella. Él no tuvo otra opción que mirarla. – Solo será un tiempo.

- Dime la verdad. – Le dijo herido, como si aquello se tratase de una traición.- Dime que te quieres deshacer de mí al igual que todos, que también vas a odiarme igual que to. . .

Los labios de Julie lo besaron. Max calló, calló por varios segundos mientras ella se adueñaba de su boca, mientras jugaba con él y sentía sus lágrimas junto a sus mejillas. Sabía que lloraba, sintió una de ellas en la comisura de sus labios y él le apretó la cintura, abrazándola, la alzó ligeramente haciendo que los pies de Julie quedaran en el aire.

No quería perderla y no quería que esto acabara así, que esa historia, su historia acabara de esa forma.

Julie lo tomó de las mejillas, lo besó de nuevo. Max entendió que lo de anoche había sido una despedida, entendió por fin que ella nunca había sido para él y que el destino lo había hecho afortunado al ponerla en su camino. La alzó aún más, los pies de ella ya ni siquiera rozaban el suelo, ahora estaban tendidos en el aire por la fuerza de Max.

- No te vayas. – le rogó.

- Será por un tiempo - le dijo ella pero no lo sabía, en realidad no lo sabía. Solo quería alejarse de todo, de él, de los problemas, volver a su vida, volver a su familia.

- No volverás. . .

- Lo haré.

- Prométemelo - le besó los labios de nuevo y esperó que ella dijera algo, que le prometiera que volvería junto a él.

Fue entonces cuando la bocina de un taxi se escuchó a las afueras de la casa de Max. Hace un momento Julie había ordenado uno. Se limpió las lágrimas y Max hizo lo mismo. También había llorado mucho estos días.

- Oye. . . - susurró Max al observar que Julie había tomado su maleta de nuevo ya casi para irse.

Le costaría más que ninguna cosa en el mundo, le rasgaba el alma y el corazón el solo hecho de pensar que encontraría a alguien más, a alguien que podría besar todos los días, que podría abrazarla y tocar su piel justo como él lo hacía. Muchísimos recuerdos se le vinieron a la cabeza, no podía pedirle que se quedara junto a él. Tal vez lo mejor sería dejarla ir, que viviera una vida diferente, lejos de problemas y cosas que él vivía continuamente. Ella le dedicó una bonita sonrisa llena de lágrimas y melancolía, todo acababa de terminar y esta vez para siempre. – Te voy a extrañar. . .  

SECRETOSHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin