2.- Soledad

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-¿Puedes abrazarme? –Le pide el chico de cabello azabache y Jimin pronto lo rodea con sus brazos. Jungkook ha peleado con su novio. Al parecer Taehyung debía prepararse para la semana de exámenes de su instituto y no podría ver en esa semana al menor, quien no se lo tomó de la mejor forma-. Lo odio, ¿cómo puede hacerme esto? –Jimin guardaba silencio mientras el muchacho se desahogaba. No podía entender cómo es que su novio podía hacerle eso, pero lo peor era el tener que soportar que el chico que lo volvía loco estuviese tomando y llorando por otro.

Si tan sólo enfocaras tu atención en mí, yo no te decepcionaría.

(...)

Con cierto desdén a sí mismo se levanta temprano para asistir a clases, no desea pensar en la noche anterior en la que una vez más sirvió de consuelo para alguien que jamás lo amará como desea.

Es complicado. Jungkook es tan bueno que no puede terminar con Tae. Simplemente no puede de buenas a primeras ser egoísta y romperle el corazón. Por eso no está conmigo...

Pero su mente le dice con cierto sarcasmo que solo está siendo un pobre iluso con toques de idiota. Al final, harto por tener que soportar sus monólogos internos, opta por irse cuanto antes. Al menos así se podría distraer lo suficiente. Cuando llega al aula no le extraña ser el primero por lo que se sienta en su pupitre y, después de colocarse los audífonos para oír algo de música, cierra los ojos y cae en un sueño ligero.

-Niño... niño –Siente como sacuden su hombro derecho y lentamente despierta, levantando la mirada con somnolencia a la persona que lo llamaba. Grande fue su sorpresa cuando se topó con el rostro del chico nuevo-. Vaya, sigues vivo, tienes suerte de que no llegara el profesor de la primera hora... -Jimin lo observa sin comprender a que se refería hasta que el chico le muestra su celular y comprueba la hora. ¡Eran más de las ocho! ¡¿Cómo había podido dormir tanto?! El de cabello turquesa ríe bajo al notar su cara de estupefacción y guarda el aparato en el bolsillo de su pantalón-. ¿Cómo te llamas bello durmiente? –Le pregunta mientras pasa una mano por su peculiar cabello-. Jimin –Le responde sin poder apartar la vista del chico. Estaba sorprendido por la palidez de su piel, parecía una escultura tallada en marfil. Cuando sus ojos se cruzan siente el rubor apoderarse de sus mejillas por haber sido descubierto observándolo tan descaradamente-. D-disculpa pero no recuerdo tu nombre –El chico hace una mueca de disgusto y suspira. Claro, era normal que no recordara como se llamaba, después de todo no había dejado distraerse con ese celular todo el día anterior...-. Soy YoonGi –No pudieron seguir con la platica debido a la siguiente clase pero no por eso Jimin dejó de prestarle atención al joven blancuzco, fascinado por sus rasgos suaves, recordando la voz grave con la que le había hablado y su risa... tenía algo que le había agradado demasiado.

No solía tener muchos amigos, de hecho era alguien solitario la mayor parte del tiempo pero con YoonGi había sido diferente y en pocos días solían pasar las horas libres conversando y jugando básquetbol, algo en lo que el chico nuevo era bastante bueno-. Deberías entrar al equipo de baloncesto, eres increíble con el balón –Le confiesa Jimin un día que regresaban a sus casas después de una tarde jugando con YoonGi, bueno mejor dicho corriendo detrás de él pues apenas si tenía habilidad para el básquetbol-. No me interesa entrar a un equipo, lo práctico por gusto y no quiero que se vuelva una obligación –Responde después de beber un largo trago de agua.

-Jimin... -El nombrado lo voltea a ver antes de tomar el autobús hacia su casa-. Me gustaría decirte algo –Lo mira con extrañeza.

¿Acaso se estaba sonrojando?

Baja uno de los escalones del autobús dispuesto a dejarlo pasar para platicar de lo que sea que el chico deseaba hablar pero un mensaje en su celular lo hacen cambiar de opinión: ¿No haz llegado a tu casa verdad? Quería verte...

-YoonGi, disculpa pero debo irme –Y así se despidió, dejando al chico con frustración de no haberle podido decir lo que tanto había planeado a lo largo del día.

¿A dónde vas con tanta prisa?

(...)

Llega a casa de Jungkook e inmediatamente toca la puerta pero nadie lo recibe. Sabía que sus padres trabajaban por lo que no estarían pero, ¿dónde estaba el chico? Llama por teléfono a Kook pero no le respondía. Comenzaba a preocuparse cuando un mensaje lo hacen tranquilizarse y sentirse como un idiota por correr a su encuentro: Disculpa, Tae pasó por mí y no pude negarme.

Sí, era un estúpido. Camina a su casa con mirada cabizbaja y al entrar se siente peor. El silencio era sepulcral, nuevamente estaba solo, sus padres habían salido de viaje por negocios y no regresarían hasta el siguiente fin de semana. A veces se preguntaba para qué diablos había nacido y, si desapareciera, ¿alguien lo extrañaría?

(...)

-Ya llegué... -Saluda a su madre y se dirige a su habitación, tirándose en la cama y suspirando pesadamente.

¿Cómo es que Jimin significaba tanto para él en tan poco tiempo?

-Bien, mañana tendré otra oportunidad –Susurra mientras observa la foto que le había tomado al chico el día que se había quedado dormido.

Sin duda estaba jodido, se había enamorado perdidamente de él...

Plan BWhere stories live. Discover now