28

8.3K 643 32
                                    

Liz

Como de costumbre, pasé casi toda la tarde sentada en el banco escribiendo, y también reflexioné sobre lo que me había preguntado Ethan el día de ayer. ¿Que qué pienso acerca del fin de nuestro mundo? No lo sé con seguridad, pero por supuesto que no me es indiferente, a pesar de que eso le había dicho a él. En cuanto a Ethan... aún no ha dado señales de vida y eso me alegra un poco. Pero todo eso se desvanece rápidamente en cuanto lo oigo decir "Hola" con la misma estúpida sonrisa de siempre, que lo hace ver adorable. Una vez más le hecho una mirada furtiva antes de responder con otro "Hola" seco y sin emoción.

— ¿Ya me extrañabas? —pregunta con tono burlón.

—Ni un poquito —digo con sinceridad y él se echa a reír.

—Dime Liz, ¿por qué sabiendo que este mundo acabará vienes a este estúpido banco en vez de vivir la vida al máximo?

—Veo que ya has corregido lo de que quieres hacerme "una pregunta" —digo ignorando lo que ha dicho.

—Así parece —responde encogiéndose de hombros, sin borrar su sonrisa — ¿Y qué me dices? —vuelve a cuestionar con sus ojos clavados en los míos.

—Me gusta venir a este estúpido banco y listo —digo de mala gana rodando los ojos — ¿Y qué hay de ti?

—La verdad es que no tengo nada mejor para hacer y tampoco sé cómo vivir la vida al máximo —dice.

—Pues mi hermano ha decidido acostarse con cada chica que se le cruce —comento asqueada — ¿Acaso a los chicos no les gustaría eso? Porque esta es tu oportunidad, conmigo solo pierdes el tiempo.

—No soy como los otros chicos —dice un poco molesto. Ambos nos quedamos callados por unos momentos hasta que Ethan finalmente habla: — ¿Tienes amigos?

Esa pregunta me deja muda y mis ojos se abren como platos.

—No los necesito—murmuro y, de repente, una idea se forma en mi cabeza haciendo que comience a enojarme — ¿Acaso me hablas por lástima? ¿Para que mis últimos días no sean tan deprimentes?

— ¿Qué? —Dice perplejo —No, no quise que pensaras eso. Solo que siempre te he visto sola por aquí y me dio curiosidad saberlo... yo tampoco los tengo —responde tratando de tranquilizarme, y esas palabras hacen que mi enojo se esfume pero no entiendo cómo.

Ninguno de los dos vuelve a decir una palabra. Comienzo a observarlo con detenimiento; tiene el cabello negro y enmarañado, los ojos más azules que haya visto y una sonrisa acogedora.

No entiendo cómo es que Ethan no tiene amigos, parece ser mucho más amigable que yo... ¿y si solo fue solo una mentira para que me calmara? No lo conozco, no confío en él y tampoco tengo idea de qué lo delata cuando miente.

— ¿Sabes, Liz? Creo que me da algo de miedo morir —dice mirando al frente.

—A mí también —le confieso y no sé ni siquiera por qué lo hago.

Pero no solo me da miedo, me parece injusto.

Thirty daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora