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Liz

Me siento en el banco del parque y miro a mí alrededor sin encontrar ningún rastro de Ethan. Decido abrir mi cuaderno y comienzo a escribir con mi pluma, la cual hace finos trazos sobre el papel amarillento. Todo lo que sucede alrededor se desvanece y dejo de oír el canto de los pájaros o el de las hojas caídas moverse de un lado a otro por el viento, para adentrarme en mi pequeña historia. Siempre me fascinó crear mis propios mundos, darles vida a mis personajes e inventarles aventuras únicas y maravillosas. Supongo que es un buen escape de la realidad, algo que enumeradas veces he necesitado.

Cuando me detengo por unos segundos, le echo un vistazo a mi reloj y ya ha pasado una hora. Me resulta extraño que Ethan aún no aparezca pero supongo que habrá tenido algún retraso.

Vuelvo a concentrarme en la escritura, pero en vez de continuar con lo que estaba escribiendo, decido pasar de página y empezar algo nuevo. No sé por qué lo hago, pero comienzo a describir la plaza, el banco, a Ethan y cómo me siento respecto a todo esto. Es bastante relajante hacerlo y me permite reflexionar sobre algunas cosas pasadas.

Dos horas y él sigue sin aparecerse.

Niego con la cabeza y cierro los ojos tratando de no pensar en eso, o al menos intentarlo.

Comienza a oscurecer y finalmente, decido cerrar mi cuaderno. Pero lo hago con fuerza causando un estruendo en este lugar tan vacío y solitario.

Tal vez Ethan tuvo un problema.

Tal vez solo no quiso venir.

Tal vez se aburrió de mí.

Tal vez se dio cuenta que perdía el tiempo conmigo.

Tal vez él es como todos.

Fui una estúpida, ¿cómo es que pude confiar en él tan rápido? Me había prometido a mí misma que jamás lo volvería a hacer, porque la gente es mala y lastima a los más débiles.

Pero yo me sentía sola y solo quería un compañero.

Pensé que Ethan era el ideal.

Pensé que era diferente.

Pensé que le había agradado.

Sí, quizás pienso demasiado, quizás fantaseo demasiado.

Y puede que la realidad sea que nadie me quiere.

También puedo asegurar que eso duele, y mucho.

Thirty daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora