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Liz

Jugueteo con mi cabello un rato y luego comienzo a hacer dibujitos en una hoja que está vacía en mi cuaderno, mientras espero a que Ethan llegue. Voy trazando líneas con mi pluma, hasta formar sus ojos azules y me los quedo mirando detenidamente. No sé por qué los he dibujado, supongo que porque me parecen bonitos... aunque estos no asemejen esa belleza y profundidad de los reales.

—Bonito dibujo —dice una voz que me hace sobresaltar y claramente es Ethan ¿quién más sino?

Cierro mi cuaderno rápidamente para impedir que observe el dibujo por más tiempo y siento como mis mejillas se encienden.

—Gracias —musito sumamente avergonzada y él sonríe mientras toma asiento a mi lado. Veo que tiene aferrado un pequeño libro viejo y desgastado en la mano.

—Oye, Liz —dice —Quiero compensarte por lo del otro día —comienza a rascarse la nuca nervioso —Por lo tanto, he decidido regalarte mi libro preferido —finaliza. Entonces extiende su mano con el libro y me lo entrega, yo simplemente me quedo sin palabras. Lo observo cuidadosamente y leo el título "Salem's Lot".

— ¿Me lo estás regalando? —logro preguntar y él asiente.

—Sip, y espero que lo disfrutes tanto como yo —añade con una sonrisa.

Abro el libro en cualquier página y me lo acerco a la nariz. Naturalmente huele a libro viejo, algo que me encanta.

—Gracias —digo mirándolo directamente a los ojos y con una sonrisa.

—No hay de qué —responde más sonriente aún.

Nunca antes me habían hecho regalos como estos, pero debo admitir que este pequeño detalle me encantó.

—Si te soy sincera, nunca había oído hablar sobre este libro —comento.

— ¿Enserio? Para mí es el mejor libro que haya escrito Stephen King —dice entusiasmado.

— ¿Y de qué va?

—Bueno, no puedo contarte demasiado porque hasta la mitad del libro no sabes verdaderamente qué está pasando... —dice y comienza a explicarme lo elemental del libro. Yo no le presto mucha atención a sus palabras, pero sí a sus gestos y al brillo en su mirada; la pasión con la que habla y describe las cosas es digno de ver y me hace sentir... bien. Mientras me habla, yo me limito a asentir de vez en cuando, animándolo a seguir hablando, y le sonrío todo el tiempo.

Ethan parece estar verdaderamente feliz, y eso me lleva a preguntarme si yo también lo estoy.

—Sin lugar a dudas lo leeré —digo una vez que termina y él sonríe una vez más.

— ¡Genial! —exclama, y parece que está a punto de abrazarme... pero se detiene.

No sé por qué no lo hace, me hubiera gustado que lo hiciera.

A veces siento que necesito un abrazo.

Thirty daysWhere stories live. Discover now