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Apagadas mujeres vestidas de blanco ocupan todo el lugar, sus expresiones son increíblemente neutras, algunas arrastran sus pies como si no soportaran el propio peso de su cuerpo y otras solo laboran con constancia. Parecen sin vida, sin fuerzas, agotadas...

Mi brazo aún sigue siendo sostenido por él.

Nos detenemos de un momento a otro y yo lo miro de reojo.

-1- exclama.

Todas se detienen y lo miran.

Una mujer con semblante monótono camina hasta quedar frente a nosotros pero su atención está en él.

-Haz tu trabajo- le ordena y todas continúan con lo que hacían antes.

Ella me toma con suavidad del brazo y me guía.

Siento la mirada de aquel hombre clavada en todo mi cuerpo, me resulta totalmente incómodo y aterrador estar aquí, sin saber que harán conmigo.

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