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Doy vida, pero también pude ver cómo se apagaba una, sí, necesitaba saber la verdad, pero también quería a Evan conmigo, a mi lado, parece como si la vida le hubiera dado inmortalidad sólo hasta que él pudiese decir todo, hasta que pudiese arrepentirse, hasta que consiguiera mi amor y perdón, para arrebatarlo de mí, para que yo pueda sentir lo que él por mí, necesidad, la necesidad de estar, de existir junto a esa persona, todo por lo que Evan luchó, quedó aquí, un hijo, una familia completa y en paz, por eso, haré lo que esté a mi alcance, para hacer lo que le faltó hacer, ver sufrir a mi madre, eso también lo haré por él.

Sólo ha pasado una semana, pero ha sido una mierda, ver sus cosas, se siente tan extraño ya no verlo ahí, ya no ver sus ojos, sus pecas, su sonrisa, que me abrace o que me bese.

En todo eso me inspiro, con una navaja dando vueltas en mi mano con agilidad, acaricio mi vientre mientras tarareo la canción que escribí junto a Evan, las lágrimas no demoran, pero respiro con tranquilidad, sin alterarme, pero realmente duele, demasiado.

Ella está atada a una silla, con mirada despectiva, oculta su miedo profesionalmente, y se jacta de la valentía que no tiene, pero quisiera.

Sus ojos parecen dos balones de básquetbol encestados en las grandes bolsas debajo de ellos, ya no luce como aquella tipa de clase, con el mejor maquillaje y vestidos de ceda, la que saluda a todos con ademanes y posee modales admirables, que da dinero demás a los camareros y a las personas sin hogar, ahora luce como lo que es, nada, absolutamente nada.

Me acerco hasta ella y me inclino para quedar a su altura, está atada de pies y manos a una silla de madera, con el cabello suelto y boca sellada.

-Madre...- río ante lo irónico que me resulta ésto -vas a ser abuela- y no lo soporto, mi corazón se estruja con furia dentro de mí, incapaz de contener el llanto.

Su mirada cambia bruscamente, a una suave.

-Y no podrás jugar con él, ni sostenerlo, ni decirle cuánto le amas, jamás te dirá “abuela” y correrá a tus brazos porque lo haces muy feliz, jamás le prepararás un pastel para sus cumpleaños, ni lo verás sonreír al darle tu regalo, no podrás bañarlo, no saldrás en la foto familiar, ni siquiera lo verás, porque le diré que mi madre está muerta, que no tiene abuela- parece estar al borde del colapso, ama a los niños, y a pesar de que me odie, estoy más que segura que sería la mujer más feliz del mundo siendo abuela, siempre soñó con eso.

Cierro lo ojos y tomando la navaja con fuerza, pensado en Evan, la clavo en su pierna.

“Por matar a la madre de Evan”
“Por odiarme”
“Por venderme”
“Por destruirme la vida”
“Por arrebatarme al amor de mi vida"
“Por Evan y nuestro amor”
“Por Evan y nuestro hijo”
“Por mi hijo”

Abro mis ojos, sus quejidos se pueden escuchar por encima de la cinta, la sangre brota sin descansar.

Me levanto y me acerco para quitar la Cinta de sus labios.

-Hazme lo que quieras, pero déjame ser abuela Katleen, por favor- niego de inmediato y ella llora, a causa del dolor, físico, mental y sentimental.

-Sí haré lo que yo quiera contigo, pero lo más cercano que podrás tener de mi hijo, tal vez será el sonido de su llanto- y sin más escupo su pálido rostro, ha perdido bastante sangre.

-Creo que es hora de dejar todo lo que te hace daño atrás- balbucea en medio de lágrimas.

-Es que no soy capaz, no soy capaz de dejarte atrás, porque lo único que me ha hecho llegar a ser lo que soy, eres tú, ¡Yo no pedí nacer!, ¡Yo no pedí venir a arruinar tu vida!, Tú eres la única culpable de tus decisiones, y no te voy a dejar atrás, te voy a tener siempre frente a mí, así, vulnerable, porque ya sufrí suficiente, ahora te toca a ti y a papá- deja caer su cabeza y solloza escandalosamente.

Tomo el tarro de alcohol y lo vierto sobre sus heridas.

-Suplicarás que te asesine, porque te haré sufrir tanto, que desearás la muerte, ya no eres mi madre, descansa en paz Marly- y sin más, aquella mujer, sale de la habitación con la frente en alto.

GimeWhere stories live. Discover now