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Lo estoy odiando con todas las fuerzas de mi alma, no es la primera vez que lo hace, pero esta vez si se pasó, me desnudó completamente, me excitó y sólo dijo: "No podemos hacerlo, tú me odias".

Se burló de mí de nuevo, parecía una necesitada debajo de él gimiendo como idiota, no puedo ni verlo a la cara, pero tengo en mete hacer algo y luego largarme de aquí, tengo que sacar valentía para mirarlo al cara. Ya es un poco tarde, así que lo más probable es que esté en su habitación.

Abro la puerta y me dirijo a la suya, doy dos golpes suaves y esta se abre dejándome ver a Evan con una sonrisa de oreja a oreja.

-Necesito que me hagas un favor- pido.

-Sí, claro, dime- suelta una risita burlona.

-Necesito que me respondas unas preguntas y cuando ya hayamos terminado, me llevas a la ciudad y te desapareces de mi vida, ¿va?- ahora soy yo la que sonríe y su expresión se transforma en una de desespero.

-Pero...- se queja.

-No me importa lo que tenga que decir y pues, si es mucha molestia, sólo me responde las preguntas y yo miro si me voy a pie para la ciudad- ordeno segura.

-Está bien- responde y ahora su expresión es dura.

-No quiero que me sigas, no quiero que me busques, quiero hacer de cuenta que estás muerto, así que, pase lo que pase, no te aparezcas, ¿entendido?- levanta una ceja y luego asiente lentamente.

-Bueno, entonces empezaré- tomo aire y él también- ¿qué es exactamente lo que quieres o querías de mí?, porque no es para tener sexo notablemente- niega y sonríe al mismo tiempo.

-Creo que te lo he dicho muchas veces, sólo quiero que me ames- responde tranquilo.

-Siéndote sincera, parece que quisieras todo lo contrario- ríe y yo hago lo mismo.

-Sabes que soy un idiota, todo lo que amo, lo destruyo, a veces quiero asesinarte, te lo juro, por hacerme esto...- habla y muerde su labio.

-¿Hacerte qué?- me mira con devoción.

-Por hacerme amar- despeina su cabello y apoya sus codos sobre sus piernas escondiendo su cabeza.

-¿Por qué yo?, habiendo tantas mujeres en el mundo te enamoraste de mí, a la mujer que un día toco su hermano, la mujer de la amaba a tu hermano- su mirada se encuentra de nuevo con la mía y sus ojos llorosos me observan.

-Kayla, todo esto es complicado y no es el momento- responde arrastrando la palabras.

-¿Entonces cuál es el maldito momento?, Evan, no recuerdo casi nada y eso me molesta porque no entiendo muchas cosas- niega repetidamente y la ira me enceguece, sin pensarlo comienzo a golpearlo y él se queda quieto.

-¡Dime!, respondeme- le exiguo a gritos y de repente... todo deja de existir.




GimeWhere stories live. Discover now