69

852 94 8
                                    

-¡Katleen!- abro mis ojos asustada por el grito que ha dado mi hermana, estoy dispuesta a levantarme, tal vez algo le pasó, pero entra por la puerta con una inmensa sonrisa dando saltos cortos.

Toma las muletas y me las da.

-Ven- su sonrisa es tan grande que creo que le duelen sus mejillas.

Me ayuda a levantar, me recoge un poco el cabello y organiza mi corta bata negra.

-¿Qué pasa?- hace una mueca y sacude su mano frente a su nariz.

-Mejor no hables, tu boca apesta- ríe, me abre la puerta de la habitación y señala hacia afuera.

Resignada camino hasta llegar a la puerta.

Un hombre moreno, junto con un ramo de rosas inmenso y una sonrisa igual de grande a la de mi hermana.

No tengo nada para decir.

-De verdad estás viva- se acerca rápidamente y me abraza con suavidad.

Kayla ha desaparecido de un momento a otro, ¡aiuda!

-¿Te acuerdas de mí?- pregunta separándose con esa sonrisa.

-No-

-Éramos buenos vecinos y compañeros de clase, soy Lank Fhilp, yo... Cuándo tú desapareciste...- toma aire y baja la cabeza.

-Siento no poder recordarte- me disculpo.

-No, está bien, igual han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos- sonríe y me abraza de nuevo por algunos segundos.

-Creo que ya me iré, fue demasiado bueno verte- besa mi mejilla, me entrega las rosas y se dirige hacia la puerta.

-Si necesitas algo, lo que sea, estoy en la casa del lado, soy tu vecino de nuevo- me guiña un ojo y sale cerrando la puerta detrás de él.

-Es guapo, ¿Cierto?- aparece de la nada con esa sonrisa que sólo de verla resulta doloroso.

-No lo recuerdo, dime, ¿Nos llevábamos bien?- pregunto, dejo las rosas sobre la mesa, camino hasta el sofá y me siento.

-Claro, él te quiere mucho, siempre estaba pendiente de ti, recuerdo tanto el día que... Él golpeó a nuestro padre, casi lo mata- hace una mueca divertida.

-¿Por qué?- interrogo.

-Porque te golpeó en el rostro, él se molestó tanto, corrió hacia él y no paró hasta verlo casi sin poder respirar- da la espalda y se dirige hacia la cocina.

-¿Te acuerdas cuál era tu bebida favorita?- pregunta aún de espaldas.

-Creo que no- entrecierro mis ojos intentando acordarme, pero no me da.

Vuelve con dos tazas... ¡Café!

Ese increíble olor penetra mi nariz, delicioso.

Me entrega la taza y se sienta a mi lado.

-Sí, lo amabas, tomabas café a cada instante- mi expresión de satisfacción al probarlo le causa gracia.

-Lo amo aún- ríe y le da un sorbo al suyo.

-¿Qué tal si después del café vamos a caminar?, te compras algunas cosas y comemos helado- propone.

-Kayla, no quiero gastar tu dinero, debo conseguir trabajo-

-Estoy trabajando actualmente, tengo suficiente dinero, además, ¿crees que me duele gastar mi dinero con la mujer que más amo?, eres todo lo que tengo Katleen, no me importa nada más que tú estés bien, y no estás bien con dos bragas- ríe a carcajadas y no sé si es por mí expresión o de que sólo tenga dos bragas.

GimeWhere stories live. Discover now