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Soñé que iba en una moto.

Recorriendo un cendero, tan tranquila, mientras con mi mano derecha sostenía el acelerador y con la izquierda rompía en pequeños trozos el bolis y subcionaba su líquido frío.

El sol era fuerte, y la brisa golpeaba con fuerza mi rostro haciendo que algunas lágrimas salieran de mis ojos y tuviese que cerrarlos en cortos segundos para descansarlos, mis senos saltaban con frecuencia gracias a los huecos en la vía.

Pero ya no se sentía mal, personas pasaban y me miraban, pero no importaba, una mujer celosa de que su marido se voltease a mirarme, lanza rayos invisibles que según ella me afectarían.

Otros miraban mi forma de exprimir lo que llevaba en mi boca, pero no me sentí incómoda.

Y así desperté, y caí en la misma mierda de vida, sudada, con la garganta seca y mi barriga rugiendo de hambre.

Un ruido ensordecedor me quitó hasta las ganas de vivir.

Miro hacia la ventana y veo que algo la ha impactado pero sin llegar a romperla, camino con precaución y ahí está Yeider, boca arriba, mirándome.

Abro la puerta y corro escaleras abajo sin mirar a nadie, abro la puerta principal y sigo corriendo hasta llegar donde está él, tiene la sangre seca, pero varias heridas abiertas, respira normal, pero sus ojos están entre cerrados.

Meto mis manos debajo de sus brazos y lo arrastro hasta que uno de los hombres me ve y me ayuda a entrarlo.

Y por primera vez en este nuevo día, le veo el rostro al inepto de Evan, camina con sus malditos pies, lento como la mierda, con su maldita expresión de aborto del mundo y a pesar de que su cara luce como la basura, me sigue pareciendo el hombre más perfecto y hermoso que he visto.

Es que ni yo sé qué siento, no lo puedo describir, es como que quiero golpearlo tan fuerte que quede inconsciente, pero luego tomarlo entre mis brazos y curarlo, a pesar de que yo sería la que lo hiera.

Se acerca hasta su moribundo hermano y hace lo que más fácil se le da, mandar.

Su padre sólo ha observado a Yeider pocos minutos, no lo ha abrazado ni hablado, sólo mirado.

Y yo me siento como una varilla de hierro que ha estado sumergida por largos días en el agua, perdiendo mi esencia, mi fuerza, mi valor, porque cuando finalmente salga o alguien lo haga, estaré deteriorada o muerta.

Y creo que así están todos aquí, pero tal vez no lo notan, como el agua se mancha de lo que les pertenece, de sus virtudes, se las roba poco a poco.

Aquí el agua son los miedos, el odio y la maldad. Y en ella permanece ese color, que son los dones, la inteligencia y su vasta capacidad de amar cuando se entregan a alguien.

Y se están muriendo, en la profundidad, sin poder sostenerse, tomar una mano, sólo deteriorándose lentamente.

La decisión que yo había tomado es muy fácil, es como si me hubiesen puesto en el centro de una roca, y de cada brazo colgasen las personas que más amo, pero debo soltar uno para rescatar al otro, porque los tres no cabemos, en este caso, era o mi amor, mi historia y mi vida con Evan, o Mi nueva vida, mi trabajo, mi hermana, mis compañeros, Lank...

Y lo solté a él, pero siento que en cualquier momento cambiaré de opinión y saltaré al vacío, y cómo sea lo regresaré a la piedra conmigo, pero hay un problema, y ese es perder todo cuando salte, porque puede que ninguno de los dos salgamos.

Entre varios cargan el cuerpo sin fuerza de Yeider, simplemente no entiendo cómo pueden vivir así.

¿No se cansan de ver sufrir a las personas que quieren?

Y pensar que ahora mismo hay una gran cantidad de personas siendo felices realmente, rodeado de las personas que aman con una vida casi perfecta, follando, cenando, sonriendo y yo aquí pensado en ellos, sumida en mis ruidosos pensamientos, por más que quiero reflexionar, cambiar mi vida, todo vuelve a mí, todo marchaba bien, pero de nuevo aquí, a la misma miseria.

Si la vida me quiere hacer fuerte, yo creo que seré invencible, porque es muy injusto, tanta desgracia sobre mí.

-Oye- su padre, con esa simpatía que me dan ganas de golpearlo hasta sacarle los dientes, su hijo está muriendo y él sonríe... Este mundo está realmente mal.

No hablo, solo lo observo.

-¿No tienes hambre?- no sé cuántos años tenga, pero luce jóven.

-Sí, claro que tengo hambre, pero tu hijo se está muriendo, yo puedo hacerme algo, ¿Por qué ni lo tocaste?- no sé si hoy estoy de muy mal genio, pero anhelo golpearlo.

-Ven, vamos a la mesa y te cuento mientras desayunamos- caminamos y tomamos asiento, hace una seña y la mujer en silencio camina hasta la cocina.

-Mira, si crees que tu vida es un asco, estás en lo cierto, pero no creo que hayas sufrido tanto como yo, y cuando cogen tus sentimientos, ese lado bueno, amable y hacen un picadillo con el, te das cuenta que de nada vale que llores todo el día, porque eso no hará que el tiempo se devuelva, que dejes de sufrir, y cuando pasas de estar peor a estar mal, eso es bueno- sonríe, porque sabe que eso suena algo extraño- mira, a comparación de como estaba antes, esto es una maravilla, a pesar de que está mal, y sonrío siempre, y veo todo lo bueno, porque ya estuve mucho tiempo en lo peor- sonríe.

Nos traen dos tazas de café y bocadillos.

-Y esas mujeres, ¿Están aquí contra su voluntad?- pregunto.

-No, las personas que están aquí, son personas que no querían seguir con su vida y nosotros les ofrecemos dinero para sus familias a cambio de sus servicios, le ponemos a alguien que le meta sicológica y ya está, algunos parecen que abandonan sus cuerpos y otros sólo son realmente leales- explica mientras sacude suavemente la taza.

-¿Qué cree que debo hacer con mi vida si parece que no podré ser feliz nunca?- toma un poco de su café.

-Cágate en ella y ríete de cada dificulta, cierra los ojos de tu alma, no sientas y podrás acabar hasta con el diablo- y terminada la frase, aparece esa sonrisa de convencimiento.













Hola!

Volví, con un capítulo algo sin gracia, pero bueno...

Gracias por ser pacientes, no saben cuánto se los agradezco, los amo💘


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