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Pasamos prácticamente todo el día juntos, reímos bastante, pero eso no quita el hecho de que me tenga secuestrada, es un psicópata, tiene sus momentos buenos y malos, me llama demasiado la atención porque sé que sabe todo de mí, como si no fuese solo un simple impulso por hacerme suya y ya, hasta me parece absurdo verlo de ese modo, siento como si lo conociese de antes, como si me hubiese visto crecer y está al tanto de todos mis puntos débiles.

No sé, en realidad me encuentro confundida, llevo aproximadamente un mes aquí y no me  ha hecho suya ¿y no es precisamente ese el motivo por el que estoy aquí?

Simplemente para mí ya las cosas no tienen sentido y además, en la forma en la que me llevó hasta su habitación y me besó, cuando pronunció aquellas palabras se notaba sinceridad en su voz.

Hace aproximadamente una hora me trajo a su habitación y antes de irse me dio un cariñoso beso en la mejilla, no sé a donde fue, pero sé que me trajo aquí porque lo más probable es que mi habitación no esté en condiciones para dormir en ella, su expresión demostraba lo a gusto que estaba porque hubiésemos tenido un tiempo para hablar y pasarla bien, si se puede decir así. No discutimos, al contrario, todo fue risas, tiene buen sentido del humor.

Tuve la tentación de pedirle explicaciones sobre todo, tuve ganas de preguntarle por mi familia, por la suya y al fin poder entender con claridad ésta situación, pero por algún motivo que desconozco no lo hice.

Me siento algo incómoda por estar aquí y no tengo sueño, tengo ansiedad, estoy empezando a desesperarme. Como si me hubiese leído el pensamiento aparece por la puerta con una bandeja, tiene aproximadamente tres tasas sobre ésta y me mira con una sonrisa en el rostro, sé que pareceré una niñata bipolar, pero sólo me limito mirarlo sin expresión alguna.

-Supuse que querrías comer algo dulce, desde que estás aquí no as comido nada dulce- dice y se encoge de hombros.

 Agradezco y recibo la bandeja, chocolate negro líquido, dulce de leche y una especie de mermelada. 

Sin hostigarme, devoro todo, fue realmente placentero, dejo la bandeja con los recipientes vacíos sobre una pequeña mesita de noche, Evan me observó durante los primeros minutos comer, luego entró en el baño y ya he acabado y no ha salido, el sonido que produce el agua al chocar contra su cuerpo no ha dejado de producirse, pero siento que algo anda mal.

Me levanto de la cama intentando no producir tanto ruido, me acerco a la puerta y llamo su nombre cuatro veces, hasta que me decido, tomo el pomo entre mis manos sudadas y lo giro.

Su cuerpo sobre el piso, el agua mezclada con su roja sangre, parece no respirar, su rostro está muy pálido y su piel fría.

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