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Han pasado ya dos meses, puedo caminar ya sin muletas, pero de vez en cuando tambaleo, pronto estaré trabajando ya que Kayla ha estado hablando con sus amigos gracias a mi insistencia con que quiero trabajar, terminó aceptando porque sabe que no la dejaría tranquila hasta que no hiciera lo que le pedía.

Lank Fhilp ha sido de bastante ayuda para nosotras dos, es muy atento, pero tranquilo, no está pendiente de todo, pero sin ser fastidioso, respeta nuestros espacios, pero si necesitamos de él, ahí está.

Es realmente un hombre muy agradable, servicial y simpático.

Vale absolutamente la pena, se merece muchas cosas buenas, una mujer buena, y todo lo que él desee.

Estoy concentrada observando su torso desnudo, el sudar bajando por su pectoral mientras sus fuertes brazos sostienen el ventilador de techo que está ajustado, ha llegado la temporada dónde si no enciendes un aire acondicionado o un ventilador se puede derretir hasta tu alma.

Aunque es extraño, porque estamos a tercer mes de un nuevo año (2015), ya no recuerdo bien el orden de las estaciones.

-Ya está listo- deja caer sus brazos y se lanza de las escaleras cayendo de pie.

Camina hasta el interruptor y lo mueve, el ventilador comienza a dar vueltas, pero derrepente su velocidad de descontrola, él me toma del brazo y me lanza por la puerta quedando fuera de la habitación, vuelve a mover el interruptor, el ventilador se detiene poco a poco, y cuando todo parecía haberse calmado, el ventilador se desprende y cae sobre el suelo haciendo demasiado ruido, él tiene una expresión de asombro mientras miro el objeto en el suelo.

-Déjame decirte que eres un pésimo electricista- me río y el niega con la cabeza.

-No pasa nada Lank, a todos nos pasa- río mientras le doy un pequeño empujón con mi mano.

-Es tu culpa- su mirada seria de posa en mí.

-¿Mi culpa?- mi sonrisa se esfuma.

-Claro, te la pasaste todo el tiempo viéndome, y yo también te estaba viendo y pues, ni sé lo que hice- ríe y yo hago lo mismo.

-No me di cuenta que me estabas mirando- sonrío.

-Sí, es que me estabas observando con una sonrisa como la que tienes ahora, pero al mismo tiempo estabas pensando en algo, ¿En qué pensabas?- explica rápidamente.

-En que eres un buen chico y mereces todo lo que desees- respondo tranquila.

-¿Eso crees?- pasa sobre el ventilador, se posiciona frente a mí y sonríe.

-Sí- su sonrisa se ensancha más, es tan... Lindo.

-Te deseo a ti- se acerca tanto a mí, puedo sentir su aliento en mi cuello.

-¿Seguro de lo que deseas?- respiraciones chocando.

-Más que seguro- sus labios buscan los míos, se encuentran con suavidad, su lengua con permiso concedido explora mi boca, su mano se escurre como serpiente por toda mi piel, estamos tan juntos como siameses, me sostiene fuerte.

Nos separamos en busca de aire, su mano sudada, llena de aceite se pasea por mi rostro escrutando cada una de las partes que lo componen.

-Eres tan perfecta- miro hacia la puerta y veo a mi hermana con expresión seria observandonos.

-¿Qué pasa Kayla?- pregunto mientras camino en dirección a ella.

-Te llegó algo- me avisa y dándome la espalda camina hasta la cocina.

-¿Estás enojada conmigo?- le pregunto.

-No tontica, sólo pongo mi cara de seriedad para darle emoción a la llegada de cualquier escrito- ríe y por ende yo hago lo mismo.

GimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora