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-Evan, ¿Será que podemos hablar un momento?- él estaba junto a su hermano, observándolo mientras descansaba en la camilla de la habitación de abajo, hay un enfermero y será su acompañante, él no piensa descuidar a su hermano ni un momento.

Se levanta con pereza, supongo que con algo de dolor y sale, camino hasta la mesa y me apoyo en ella.

-¿Qué pasa?- sereno, con expresión neutra concentra toda su atención en mí.

-Si podrías prestarme un móvil para llamar a mi hermana, ha de estar preocupada- levanta una de sus cejas y sonríe sin llegar a mostrar sus dientes.

-¿Cómo se dice?- se acerca mucho a mí.

-Por favor- ladea su cabeza y su mirada cambia, se suaviza.

-Esa palabra me recuerda a tantas noches contigo que me encantaría retomarlas- me toma de la cadera y me jala hacia él, quedando nuestros cuerpos pegados, una de sus manos acaricia mi cuello y la erupción de mis poros le deja en claro el poder que aún tiene sobre mí, toma un pedazo de mi carne entre sus labios y deja cortos besos, una de sus manos viaja por debajo de mi blusa hasta llegar a mi seno, con su dedo pulgar acaricia mi crecido pezón, estamos en la mesa, a mitad de la sala, pero eso es lo que menos importa ahora.

Me levanta y me sienta en la mesa, me pega con fuerza contra él pudiendo sentir sus ganas de estar conmigo, su cuerpo en medio de mis piernas, encajando perfectamente, él sigue tocándome mientras sus labios juegan con mi piel, mis ojos cerrados, vago por las calles del placer y penumbras.

-No sabía que se dedicaban a la pornografía en vivo o ¿no se han dado cuenta que esas dos mujeres los ha estado mirando durante el tiempo indefinido que han estado ahí?, ¿cuánto ganan- su padre nos mira con burla y yo estoy realmente apena, las mujeres ríen por lo bajo, y Evan reprime una sonrisa.

-Ve, báñate y arreglate, llamas a tu hermana y después te vas a casa- cortamos todo tipo de contacto y se va con su padre.

Subo a la habitación de inmediato y tomo lo que me pondré, no pienso vestirme muy bien, según esto es un secuestro, debo regresar como si lo hubiese estado.

***

Abajo me esperan los hombres que me llevarán cerca de la ciudad y con vendas en los ojos, y manos atadas me dejarán allí, ellos se irán y otros hombres que ya están allá esperándome harán como si me encuentran y me ayudan.

Le hice algunos rotos a mi ropa, me maquillé y luego mojé mi rostro para que se regara, me dejé al cabello a medio atar y me iré descalza.

Evan me ve al comienzo de la escaleras y las sube hasta llegar a mí.

-¿Qué?- pregunta mirándome de pies a cabeza.

-Nada, sólo que no sé qué decir cuando vaya a la policía- sonríe, me toma de la mano y me arrastra hasta la habitación, me sienta sobre el escritorio con su mano apoyada en mi pierna.

-Eres muy inteligente, algo se te ocurrirá- dice seguro.

-¿Y si me ganan los nervios?- apoya su frente contra la mía.

-No sé, piensa en lo mucho que me amas- ríe burlesco.

-¿Me estás pidiendo que piense en algo que no existe?, Está bien, pero mejor pensaré en un unicornio- no borra su sonrisa, se acerca y me toma como lo hizo hace una hora, cuerpo a cuerpo, sintiéndonos todo.

-Me amas Katleen y lo sabes, por eso te dejas llevar y a pesar de que yo haga lo que haga y jures odiarme vuelves a mí, porque aunque no lo recuerdes, tu alma sabe que estuve contigo cuando nadie más lo hizo y a pesar de que estaba igual de roto que tú con mis pedazos te construí a tí, pero lo mejor fue que luego tú me construiste a mí y nos hicimos para nosotros, a nuestras medidas, para que cuando no estemos juntos nos extrañemos y cuando estemos con alguien más en su rostro veamos a la persona que amamos, y tú me ves hasta en tus sueños- besa mis labios cortamente y me ayuda a bajar.

GimeWhere stories live. Discover now