Capítulo 10.

1.6K 225 108
                                    

Cuando ambos chicos se separaron, ninguno pudo hablar sin titubear. Sus corazones aun latían desbocados y su cuerpo trataba de recuperar el oxígeno perdido durante el beso.

—Voy... voy a terminar de lavar las cosas —dijo Soon Young separándose del moreno y alejándose rápidamente.

—Sí y yo no he hecho mi cama aún —comentó, saliendo a toda velocidad de la cocina.

Soon Young esperó a oír la puerta de la habitación de Mingyu y se recargó en la mesada; se sentía totalmente confundido. Respiraba profundamente tratando de regularizar sus latidos, e incluso humedeció su cara antes de seguir limpiando.

Mingyu, en cambio, se recostó sobre la puerta y se miró al espejo; sus mejillas estaban sonrojadas. Se mordió el labio y se pasó las manos por el rostro varias veces.

—Desvía cualquier pensamiento, Mingyu —susurró para sí mismo—. Fue sólo un beso, han hecho mayores cosas. Aunque nunca te habías sentido así... mierda, ya hasta hablo solo.

El moreno se tiró a su colchón y se quedó allí durante unos pocos minutos antes de levantarse y hacer lo que le había dicho a Soon Young que haría. Después de aquello, regresó a la sala a ver televisión, viendo como el mayor seguía ordenando la casa.

Después de un rato, vio como Soon Young se metía a su cuarto y se quedó allí durante un buen tiempo para luego salir totalmente cambiado y perfumado.

—¿Vas a salir? —preguntó con curiosidad.

—No. Huh... sabía que olvidaba decirte algo —golpeó su frente con su mano y Mingyu inclinó la cabeza como un cachorro confundido—. Jihoon viene hoy a casa, tiene que traerme mi regalo por nuestro aniversario ya que no ha tenido días libres hasta ahora. Y quería pedirte si no podías irte al menos por un rato para tener más privacidad y... esas cosas.

—¿Estás echándome de tu casa para tener sexo con tu novio? —alzó una ceja.

—No vamos a tener sexo, pero si lo tuviéramos, ¿qué? —se encogió de hombros— Es mi novio, es mi casa y yo hago lo que quiera.

—¿A qué hora viene? —resopló.

—En media hora —dijo mirando su reloj.

—Podrías haberte dignado a avisarme con más tiempo, ¿no crees? —bufó— ¿A dónde carajo voy a ir yo solo?

—Ya te dije que lo olvide, lo siento —se quejó.

—Bien. Te daré tres horas —advirtió—. Y voy a irme cuando él llegue.

Mingyu se cruzó de brazos y subió el volumen del televisor, con malhumor. Llevaba una semana viviendo con él, le había cocinado y ayudado a limpiar cada día desde que había puesto un pie en la casa, ¿y cómo se lo agradecía? Echándolo sólo para acostarse con Jihoon.

Mal agradecido, pensó.

Media hora después, tal y como Soon Young había predicho, llegó Jihoon. Cuando la pareja se besó en forma de saludo, Mingyu desvió la mirada poniendo los ojos en blanco, aún de mal humor.

—Oh, Mingyu... hola —saludo amistosamente—. No sabía que estabas aquí.

—Tranquilo, ya me iba para dejarlos en su privacidad —sonrió un poco—, surgió un problema con Wonwoo y estaré viviendo aquí hasta que logre encontrar una casa —hizo una mueca—. Espero que no te moleste que viva con tu novio...

—No, claro que no —se apresuró a negar—. Ustedes se conocen hace años, lo conoces antes que yo, ¿qué clase de novio sería si no permitiera que se ayudasen entre sí? —sonrió.

—Eres tan malditamente adorable —dijo Soon Young abrazándolo por la cintura.

—Bien, yo ya me voy —comentó Mingyu, levantándose del sofá.

El moreno caminó durante unos segundos por la sala, mientras los otros dos seguían abrazados.

—Soon Young, voy a llevarme tu computador, el mío ya no tiene batería —anunció.

Para tomar dicho objeto del estante, el moreno separó a los dos del abrazo pidiendo disculpas por aquello. Soon Young simplemente miró mal a su amigo; estaba más que claro que lo hacía a propósito, sabía que Mingyu aún seguía ofendido con él por sacarlo de la casa.

Sin decir más Mingyu salió del departamento con la computadora de Soon Young en su mochila. Era verdad, su portátil no tenía batería y ya que se le había ocurrido ir a una cafetería con Wi-Fi y ver alguna película decidió tomar prestada la de su amigo.

—Maldito ojos de rayas, ¿cómo se atreve a sacarme de su casa? —resoplaba mientras caminaba, ni siquiera auto tenía— Yo le cocino, e incluso he limpiado su casa mientras él estaba sentado en el sofá. "Eres tan malditamente adorable" —burló—. Yo soy malditamente adorable, no ese enano.

El moreno caminó durante al menos veinte minutos pateando una inocente piedra mientras sus manos estaban guardadas en los bolsillos de su jean. Cuando llegó a la cafetería, estuvo un buen rato decidiendo que pedir, realmente no tenía hambre, pero no podía quedarse allí sin más robando Internet. Debía disimular un poco al menos.

Terminó por pedir leche con chocolate caliente y donas. Cuando su pedido llegó, Mingyu comenzó a buscar alguna película que mirar.

[...]

La película finalizó unas dos horas más tarde, Mingyu miró el reloj y más de tres horas habían pasado ya. Algo cansado de estar sentado en la dura silla durante tres horas pagó la cuenta, guardo la portátil y volvió a caminar hacia la casa.

Al llegar, y entrar en la sala todo estaba en silencio excepto...

—Voy a matarte, Soon Young —masculló por lo bajo.

Claramente podía oír los jadeos de Jihoon viniendo de la habitación del mayor. Mingyu hubiese querido pensar que aquellos jadeos eran de Soon Young quien estaba jugando solo en su cuarto, pero no era así; él conocía perfectamente los jadeos y gemidos del mayor.

Maldiciendo a su mejor amigo, Mingyu se metió a su cuarto y cerró la puerta antes de acostarse en su cama y ponerse los audífonos con música a todo volumen.

—Maldito seas, Kwon Soon Young —gruño, cubriéndose la cara con la almohada.

En verdad, aquel día no podría mejorar para Mingyu.


F R I E N D S (MingyuxHoshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora