Capítulo 34.

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*Meses más tarde*

Los meses pasaron, el frío abundaba al igual que las nevadas y lluvias heladas. La navidad había pasado de manera linda; ambas familias habían venido a visitar a sus hijos para pasar las fiestas juntos al igual que durante su infancia, sólo que esta vez los dos niños juguetones que se peleaban por cual regalo era mejor ahora estaban en pareja y apunto de forma una familia.

El dos mil dieciséis estaba por terminar y el año nuevo estaba a la vuelta de la esquina. Al igual que el nacimiento de su hija; la cual después de varias discusiones respecto al nombre de la niña, terminaron por hacer una mezcla de los nombres que a ambos le gustaban (Seo Hyun y Hwa Young) y llamarla Kim Seo Young.

Ahora, Soon Young se encontraba en lo que era su antigua sala de baile; los espejos habían sido vendidos, las paredes pintadas de un color rosa claro, incluso habían agrandado un poco la pequeña ventana que allí había y ahora en la habitación había una pequeña cuna, un armario con ropa de bebe, un carrito, e incluso algunos peluches que habían sido regalo de sus familias y amigos.

Sólo un espejo de todos los que Soon Young tenía en la sala había permanecido intacto, y era frente a donde Soon Young se paró con las manos tocando su vientre y sintiendo los movimientos de su hija dentro suyo. Admitía que extrañaba bailar, echaba de menos la sensación de felicidad que sentía cada vez que movía su cuerpo al ritmo de sus canciones favoritas... pero no se arrepentía en lo absoluto el tener que abandonarlo y construirle una habitación a la futura princesa de la casa.

—¿Estás bien? —preguntó Mingyu mirándolo desde la puerta a través del espejo, ¿hace cuánto estaba allí?

—¿Hm? Si, si... sólo pensaba —comentó volteándose con una sonrisa—. ¿Quieres sentir? Seo Young no deja de patear —rio.

—Comiste chocolate hace diez minutos, ¿que esperabas? —rio.

Mingyu, quien ahora estaba rubio, se acercó al azabache y puso sus manos en su abultado vientre. Después de unos segundos, sintió diminutos golpecitos en sus manos y, como cada vez que eso pasaba, sonrío de ojera a oreja.

—Bebé, soy papi Min... —dijo agachándose hasta estar a la altura del vientre— ¿Ya quieres salir? Sólo espera un día más y estarás con nosotros... pero quédate quieta que luego papá Soon tiene gases y no puedo dormir.

—¡Mingyu! —chilló el mayor y el moreno dio un pequeño beso en su barriga antes de enderezarse riendo de lo más divertido— No es gracioso, deja de decir eso —se quejó avergonzado.

—No, durante el momento no es gracioso... para nada —negó—. Pero luego si.

Mingyu salió corriendo de la habitación al ver que el mayor tomaba uno de los peluches para lanzárselo y agradeció que el contrario no podía correr.

Los minutos pasaron y Soon Young volvió a concentrarse en armar las cosas para ir al hospital al día siguiente mientras que Mingyu se puso a hacer la cena. Cuando terminó de guardar la ropa de Seo Young en la mochila que había comprado para llevar sus cosas, fue a la cocina siguiendo el delicioso aroma que de allí salía.

Al ver a Mingyu completamente distraído y dándole la espalda, aprovechó para golpear su trasero algo más fuerte de lo que el más alto hubiese querido y luego le mordió el brazo.

—¡YAH! Salvaje —chilló adolorido y soltando el cuchillo para frotarse donde el menor le había golpeado.

—Dulce, dulce venganza —dijo con una sonrisa malévola en su rostro.

* * *

Durante la tarde del día siguiente, ambos se encontraban de un lado para el otro en la casa tomando las cosas para ir al hospital.

—¿Listo? —preguntó el menor con la mochila.

—S... ¡Ah! Si, ya tengo todo —dijo levantándose del sofá con un terrible dolor de espalda.

Mingyu lo ayudó a caminar hasta el auto. Aunque aparentaba estar tranquilo, por dentro los nervios lo iban carcomiendo de a poco.

El rubio condujo hasta el hospital y, al llegar, ambos se dirigieron a ver a su médico de cabecera para que internaran a Soon Young.

—Falta poco... falta poco —dijo el menor de los dos, caminando de un lado a otro cuando su pareja salió del baño de la habitación con la bata que le habían dado.

—Si, pero no me mires... la bata está abierta por detrás —pidió parado junto a él, avergonzado.

Mingyu se cruzó de brazos y asintió. Un segundo más tarde inclinó su torso hacia atrás para hacer justamente lo que el mayor le había pedido que no hiciera.

—¿Que te acabo de decir? —rio, caminando marcha atrás hasta él sofá.

En cuanto se sentó, una enfermera llegó con una silla de ruedas para llevárselo al quirófano. Mingyu tomó las mejillas del mayor y depositó un beso delicado en sus labios mientras susurraba un te amo.

—Nos vemos en unas horas —dijo el azabache mientras la enfermera comenzaba a empujar su silla fuera de la habitación.

El moreno se quedó solo en el lugar, siendo un manojo de nervios y esperando que su familia llegase antes del nacimiento. Se persignó para que todo saliera bien en la operación y se sentó en un sofá de la habitación (aunque no duró mucho, a los dos minutos estaba nuevamente caminando en círculos por el lugar).

[...]

El resto de la familia Kim llegaron veinte minutos después y se quedaron con él esperando por alguna noticia.

Quince minutos más tarde, llegó una enfermera con una sonrisa en el rostro.

—El parto fue exitoso, en pocos minutos traerán a la niña... —comentó— Es preciosa, felicidades.

Mingyu sonrió de oreja a oreja y le agradeció. Cuando la mujer se retiró, abrazó a sus padres y hermana con felicidad. Nadie terminaba de creer que habían sido abuelos, tía y padre... la emoción era mucha.

Efectivamente, un rato más tarde una nueva mujer llegó con una cuna de plástico trasparente donde la pequeña Seo Young estaba envuelta en mantas y en la ropita que la tía Min Seo le había comprado.

—Traerán a Soon Young cuando terminen de cocer su herida —informó.

Al ver a su hija, Mingyu comenzó a temblar mientras las lágrimas se escapaban de sus ojos y le nublaban la vista: la niña era demasiado pequeña a sus ojos, muy bonita e idéntica a Soon Young.

—¿Puedo tenerla? —preguntó entre tartamudeos.

—Por supuesto, ¿quieres que te enseñe a levantarla? —preguntó la enfermera, enternecida por la reacción del padre. El moreno asintió efusivamente— Bien, pones una mano cuidadosamente detrás de su cabecita y la otra en su pañal.

El moreno respiro profundamente y siguió las indicaciones bajo la atenta mirada de la enfermera. Una vez que la tuvo en brazos, caminó hasta el sofá y se sentó junto a su hermana sin dejar de llorar.

—Mi pequeña princesa... bienvenida —sonrió agachándose para besar cuidadosamente su frente.

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¡HOLA! ¿Cómo andan?

Espero que les haya gustado el capítulo, debo decir que mientras escribía me metí mucho en personaje y hasta yo me puse nerviosa JAJAJA.

Bueno, no recuerdo si ya les dije esto o no... pero la historia esta muy cerca del final. Tal vez le quedan cuatro o cinco capítulos T_T Pero, todo lo que inicia tiene que acabar, ¿no?

En fin, ¡gracias por leer!♥

F R I E N D S (MingyuxHoshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora