Capítulo 23.

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—¿C-cómo? No, doctor esto tiene que estar mal... —dijo pálido como una hoja— Yo no puedo estar embarazado... no es posible.

—¿Por qué no es posible? —preguntó mirándolo— Aquí se puede ver claramente el pequeño feto. Estás de aproximadamente cuatro semanas.

—No, no, esto no puede ser posible —negó pasándose las manos por el cabello—. Mi novio está de casi doce semanas de embarazo, y cuando le explicaron sobre el tema dijeron que un hombre que puede quedar embarazado no tiene la capacidad de embarazar. Entonces, ¿cómo puede ser que esté embarazado si yo soy el padre del niño que Jihoon lleva en su vientre?

—De echo hubo un caso de un hombre que embarazó y quedó embarazado —explicó—. Pero habría que hacerte cientos de estudios para saber si tú tienes la misma posibilidad. El porcentaje de que la tengas es de un uno por ciento...

—Pero, ¿qué diablos pasa con mi hijo con Jihoon si yo no soy capaz de embarazar a alguien? —preguntó.

—Hay muchas opciones, si no eres capaz de embarazar; el embarazo puede ser psicológico, puede ser falso o... (esperemos que no sea esta opción) puede que no sea tuyo.

El médico habló con lentitud, para que Soon Young no se altere más de lo que estaba. El azabache cerró los ojos y agradeció al doctor. Debía llevarle los resultados al otro médico.

Después de que el primer médico lo felicitara por el embarazo y le diera una dieta a seguir para desinflamar su apéndice y no tener que recurrir a una operación, Soon Young abandonó el hospital.

Al subirse al auto, cerró sus puños sobre el volante hasta volver blancos sus nudillos. ¿Qué mierda iba a hacer ahora? ¿Qué le diría a Jihoon y cómo le explicaría aquello? Sin duda iba su relación se acabaría si Jihoon se enteraba de esto. Pero, sobre todo, ¿qué le diría a Mingyu? Porque, si todo era cierto, estaba más que claro que el bebé era del moreno.

Estaba total y completamente desolado, eso le pasaba por imbécil. Probablemente era lo que algunas personas llaman Karma; le pasaba por haber engañado durante tanto tiempo a Jihoon y por haber jugado con los sentimientos de su mejor amigo (aunque no haya sido consciente de esto último). Debía hablar con Mingyu y con Jihoon de aquello.

Soon Young puso en marcha el auto y salió del estacionamiento. Su teléfono comenzó a sonar y atendió, colocando el altavoz de dejando el aparato en el asiento del acompañante.

—Bebé~ al fin me respondes. Me tenías preocupado —la voz de Jihoon sonaba aliviada—. Te llamé cinco veces, ¿estás bien?

—Ah sí, lo siento, cariño —suspiró—. Es sólo que vine al médico y no estuve pendiente de mi celular, ¿recuerdas los dolores que tenía? Es culpa del pastel de chocolate que comimos —rio un poco y llevo una mano a su vientre, suspirando—. Dile a Ji Young que está castigada. Por su culpa papá se enfermó —bromeo.

—Te advertí que me dejaras el pastel a mí, Soon Young —rio el menor—. Ahora tendrás que hacer dieta y dejarme toda la comida a mí.

Soon Young rio un poco y suspiro, quedándose en silencio unos segundos mientras su novio hablaba del antojo a fresa que le había dado durante la madrugada.

—Amor, tengo que contarte algo... —comentó— Iré a tu casa en cinco minutos, ¿está bien?

—Sí, te espero... —respondió el menor. Ambos se despidieron y la llamada terminó.

[...]

Soon Young llegó a la casa de su novio quien lo recibió felizmente y comiendo fresas con azúcar. Ambos se sentaron en la sala a ver televisión.

—¿Que ibas a decirme, Soon Young? —preguntó el más joven de los dos, dejando su tazón de fruta vacío sobre la mesita.

—Hm... bien. Jihoon, yo... —Soon Young cerró los ojos y suspiró— Debo salir de la ciudad mañana por unos días —dijo rápidamente.

—¿Mañana? —Jihoon frunció el ceño con confusión.

—Sí, sé que debí decírtelo antes, pero estuve tratando de encontrar la manera de no ir y dejarte solo —mintió—. Pero no pude hacerlo. ¿Recuerdas que me ascendieron a secretario del vicepresidente de la empresa? —el menor asintió—. Él tiene unas reuniones en Busan y no tengo más opción que ir.

—Amor, no te preocupes por mi... estaré bien —sonrió—. Serán solo unos días, no te iras todo un mes —rio acariciando la mejilla—. Sólo promete que me llamaras para contarme que tal estuvo tu día, ¿sí? —sonrió.

Soon Young asintió y dejo un suave beso en sus labios, sintiéndose terriblemente por mentirle de esa manera. Pero primero debía hablar con el otro responsable de su situación antes de tomar alguna decisión.

Ambos chicos pasaron el resto de la mañana y tarde juntos, riendo y jugando como niños pequeños. Haciendo que Soon Young se olvidara por unos momentos de su embarazo y sus miedos.

* * *

A la mañana siguiente, tal y como había dicho Soon Young salió de la ciudad, pero en lugar de ir a Busan como su pareja creía se encaminó a la ciudad natal de Mingyu. El viaje fue largo y aburrido para el azabache; casi dos largas horas conduciendo por la carretera en silencio, pensando qué diablos diría y preparándose mentalmente para cualquier reacción que Mingyu pudiera llegar a tener.

Cuando al fin llegó a la casa de los padres de Mingyu, aparcó el auto; la pequeña ciudad estaba tal cual lo recordaba, mismos negocios, mismas casas e incluso algunos mismos semáforos averiados. Con los nervios a flor de piel, golpeo varias veces la puerta blanca de la casa.

—Soon Young, que sorpresa verte —la madre de Mingyu lucía unos cuantos años mayor, lógicamente—. ¿Qué haces aquí? —preguntó dejándolo pasar.

—No sé si Mingyu te menciono que peleamos... vine para tratar de arreglar las cosas —comentó. No pensaba decirle a la mujer "Vine porque su hijo me embarazó y no tiene idea". No, era una pésima idea.

—Pasa, Mingyu está en la cocina cocinando el almuerzo —sonrió.

Soon Young le agradeció y camino lentamente hasta la cocina con las manos en los bolsillos. Al llegar a la puerta, vio al moreno riendo felizmente con otro chico que, por su puesto, él no conocía. Rápidamente el desconocido lo vio, haciendo que Mingyu volteara también.

Al encontrarse con Soon Young en la puerta de la cocina, dejo de reír automáticamente para mirarlo con seriedad, ¿por qué estaba aquí? Justo cuando comenzaba a superar sus sentimientos por él, tenía que aparecer.

—¿Qué haces aquí? —fue lo único que pudo articular.

—Huh... bien, creo que será mejor que me vaya —dijo el amigo de Mingyu—. ¿Nos vemos en la tarde? —alzó una ceja.

—Si... —asintió, sin mirar al menor.

—Adiós, hyung —musitó.

—Adiós, Chan —le sonrió un poco y el más joven se fue.

—¿Qué haces aquí, Soon Young? —repitió.

—Necesito hablar contigo, es importante —declaró, sintiendo que su cuerpo comenzaría a temblar en cualquier momento por los nervios.

F R I E N D S (MingyuxHoshi)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang