Capítulo 22.

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*Poco más de un mes después*

El último mes había sido difícil, pero tranquilo para ambos.

Mingyu había conseguido un trabajo en un almacén cerca de la casa de sus padres, donde ganaba lo suficiente para ayudar a su familia con los gastos de la casa. El moreno era feliz de nuevo; otra vez junto a su familia, junto a su querida hermana menor y un par de amigos de la infancia que había conocido cada vez que visitaba a su abuelo cuando tenía diez años.

En cuanto a Soon Young, el también era feliz. O al menos, trataba de serlo lo más posible.

El embarazo de Jihoon ya iba casi por su tercer mes, un pequeño y adorable bulto comenzaba a notarse en su abdomen. Según los médicos era un embarazo totalmente sano y si Jihoon seguía cuidándose tanto como lo venía haciendo el bebé nacería sano y fuerte.

Soon Young, desde que Mingyu se había ido no había podido volver a contactarse con él; el moreno se negaba a responder sus llamadas y mensajes, por lo que después de una semana y media de tratar de hablar con él decidió, muy a su pesar, rendirse y ya no llamarlo. Definitivamente lo había perdido, y no tenía más opción que seguir su vida con Jihoon como si nada hubiese pasado jamás.

Debido a la partida de su mejor amigo, Soon Young había comenzado a sentirse vacío. No solo porque la casa volvía a estar vacía, sino también porque extrañaba molestarlo por mensajes y que él menor lo maldijera por eso. Extrañaba bromear con él, jugar juegos de carreras con él y enojarse porque el menor hacía trama, extrañaba ver películas con él.

Incluso extrañaba sentir el hormigueo de sus labios después de un beso del mas alto.

Como cada día en las ultimas tres semanas, Soon Young se encerró a practicar en su sala de baile. La música a todo volumen y su cuerpo moviéndose a su ritmo le ayudaban a ya no pensar en el moreno que ahora estaba lejos suyo.

Soon Young daba saltos, giros, movimientos robóticos y mas giros. De repente, uno de sus movimientos fue interrumpidos por un fuerte dolor estomacal, que prácticamente lo obligó a inclinarse hacia adelante sujetándose el abdomen siseando de dolor.

—Maldita sea la hora en que decidí comerme ese maldito medio pastel de chocolate yo sólo —dijo haciendo una mueca de dolor y respirando hondo, tratando de aliviar ese maldito dolor.

Jihoon le había pedido que comprar una pastel de chocolate ya que sus antojos se lo demandaban, y ambos se habían comido la medio pastel cada uno.

Probablemente Jihoon esté igual, pensó el ahora rubio Soon Young, nah, él come mucho más que yo siempre.

Una vez que el dolor desapareció, Soon Young continuó bailando por un rato más hasta que una nueva y más fuerte punzada cruzó su abdomen. Esta vez el dolor no se detuvo con tan sólo detenerse, si no que tuvo que correr al baño, donde todo su desayuno salió por el mismo lugar por el cual entró.

Mientras se cepillaba los dientes, decidió dejar el baile para otro momento y tirarse a ver tele en el sofá.

Cuando su trasero se aplastó en el sofá y encendió la tele, la primera película que apareció en pantalla fue "Hotel Transilvania", una de las películas favoritas del moreno. Puso los ojos en blanco y cambió de canal; ¿era necesario que hasta la televisión y su programación confabularan contra él?

Al cabo de un rato cambiando de canal sin encontrar nada interesante que ver, terminó por poner aquella película animada y divertirse viéndola.

* * *

Al día siguiente, los dolores intensos continuaban cada vez mas fuertes, ya no lo soportaba. Las pastillas para el dolor no hacían efecto, por lo que decidió que tal vez sería mejor ir al médico y que le recete alguna pastilla más fuerte y, probablemente, una dieta anti-chocolate.

No molestaría Jihoon a esa hora del día, probablemente estaba durmiendo como cualquier persona un domingo a las ocho de la mañana. Tomó las llaves de su auto y condujo hasta el hospital mas cercano maldiciendo una y otra vez a aquel delicioso pero terrible pastel de chocolate y a los antojos de Jihoon.

Para su mala suerte, la sala de espera estaba repleta de gente; era como si un cuarto de la ciudad hubiese tenido la misma idea que él de ir a ese hospital y sumándole que no tenía turno previo, lo único que le quedaba hacer era esperar a que nadie quedara allí.

Prácticamente dos horas estuvo allí sentado, platicando con la gente que le preguntaba alguna cosa, jugando con niños pequeños que le mostraban sus juguetes e incluso observando a las madres con bebés pequeños, imaginándose a él sujetando a su pequeño hijo en camino entre sus brazos. Cuando el lugar por fin se vació, el médico le dijo que ya podía pasar.

Soon Young le explicó lo que sentía y la razón por la que lo sentía y, naturalmente, se llevó un regaño del médico.

—Recuéstate en la camilla y quítate la playera, voy a revisarte. No puedo darte algo para tomar si no sé que es lo que tienes —explicó.

El doctor comenzó a presionar el estomagó del rubio con cuidado y preguntándole si le dolía donde tocaba. Después de que Soon Young respondiera afirmativamente a su pregunta, el médico hizo una mueca.

—Puede que sea un problema de apéndice, por lo que te enviaré a hacer una ecografía... no sabemos si esto requiere una operación de urgencia o puede posponerse unos días —comentó, escribiendo una orden para el ecógrafo en un papel y entregándosela a Soon Young, quien con miedo de tener que operarse salió del consultorio.

Esta vez tuvo buena suerte y el ecógrafo estaba desocupado por el momento, por lo que rápidamente pudo ser atendido. El chico de ojos pequeños tiritó un poco al sentir el frío gel en su estómago, ahora comprendía porque Jihoon siempre tiritaba en las ecografías.

El hombre junto a él apoyo una cosa en su estomago y comenzó a moverlo de un lado a otro en su estomago, después de unos minutos hizo una mueca.

—¿Pasa algo malo, doctor? —preguntó— Tienen que operarme, ¿verdad? —si era así, Soon Young saldría corriendo del hospital como alma que lleva al diablo.

—Verás, el apéndice está un poco inflamado, pero nada que requiera una operación —respondió—. Al menos no de esto...

—¿A que se refiere? —preguntó confundido, y el medico volvió a mover el aparato.

—¿Ves ese puntito allí? —señaló la pantalla— Si todo salé bien, tendrá que operarse en nueve meses... felicidades, estás en la dulce espera.

F R I E N D S (MingyuxHoshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora