Capítulo 36 (Final).

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*Un año más tarde*

Cuando Soon Young regresó de trabajar, vio la espalda de Mingyu sosteniendo a su niña sentado en el sofá. Iba a saludarlos con una sonrisa cuando oyó el fuerte llanto de la su hija.

—¿Qué pasó? —preguntó, colgando su chaqueta junto a la puerta.

Al oír su voz, Mingyu se volteó y se levantó velozmente, para llevar a la niña a los brazos de su padre. El de pequeños ojos se percató de la mirada que el menor tenía y comenzó a preocuparse; él igual estaba por llorar.

—¿Qué sucede? —preguntó, tomando a la niña y haciéndola dar unos pequeños saltitos para tranquilizarla.

—Le quité un adorno para que no lo rompa y se largó a llorar —explicó—. No se calmó durante diez minutos, comencé a creer que tenía hambre y le preparé su biberón... me dio en la cabeza con él. Ahora lleva media hora llorando sin querer calmarse, me duele la cabeza y si no deja de llorar voy a hacerlo yo también.

Soon Young, viendo que no era nada grave, río y se estiró para besar los labios de su ahora prometido antes de ir a la cocina con la niña.

—Seo Young, calma bebé, papá Soon está aquí —dijo mientras la mecía.

—Papá~ —lloriqueó.

La niña, ya con un año y cuatro meses, había aprendido a caminar y a decir unas cuantas palabras debido al esfuerzo que sus padres habían puesto en enseñarle; pero cuando lloraba lo único que solía decir eran aquellas dos sílabas.

—Ya, ya, mi amor —le acarició la cabeza—. Está así debido a sus dientitos, las encías le duelen y no tiene otra forma para expresarlo más que llorando —explicó, al sentir la presencia de Mingyu en la cocina, mientas le daba a la niña un juguete para entretenerla—. Es por eso que sigue llevándose todo a la boca.

Soon Young le volvió a entregar a su hija a Mingyu para lavarse las manos. Después de unos segundos, tomó una pasta sabor fresa y se la puso en las encías a la niña; aquello era una anestesia que el médico le había recetado para cuando le doliera la boca.

—Ahora si, mi amor, ya no te dolerá... ¿quieres jugar? —preguntó tomándola en brazos y llevándola a una manta que habían puesto en un rincón con todos sus juguetes interactivos.

Después de ver como su pequeña Seo Young jugaba tranquila, al fin logro sentarse en el sofá junto a Mingyu y descansar.

—Ahora si, descanso al fin —sonrió Soon Young, recargándose contra el moreno y sonriendo—. Estoy agotado.

—Lo sé, siento haberte dado a la niña en cuanto llegaste... —suspiró— Es que aún no me acostumbro a verla llorar y no poder calmarla...

—No pasa nada, tranquilo —sonrío—. Y, por cierto, feliz cumpleaños bebé —el de pequeños ojos estiró el cuello y dejó un suave beso en sus labios—. Quise decírtelo antes de irme a trabajar, pero fue imposible despertarte —rio.

—Gracias —respondió devolviéndole el beso con dulzura—. Bueno, quien me despertó fue Younggie, lloró un poco por sentirse sola, pero la lleve conmigo a la cama dormimos un poco más.

[...]

Durante la tarde, Mingyu, Soon Young y la princesa de la familia fueron al parque para distraerla del dolor de encías que había regresado. Mientras Mingyu les tomaba fotos, Hoshi se encontraba columpiando a la pequeña con suavidad.

—Papá Min —dijo estirando los brazos para que se acercara, y así lo hizo.

Una vez que estuvo en brazos de su padre señaló el tobogán en forma de petición. Mingyu interpretó lo que quería y asintió, llevándosela cerca de ese resbaladizo juego que tanto amaba Seo Young.

F R I E N D S (MingyuxHoshi)Место, где живут истории. Откройте их для себя