Capítulo 25.

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—Mamá, Hoshi se quedará durante unos días —informó Mingyu, volviendo a hacerse cargo de la cocina—. Espero que no te moleste.

—Claro, que no... no lo he vuelto a ver desde que tu padre, Min Seo y yo regresamos a vivir aquí —respondió—. El problema es que no hay lugar para que duerma.

—Dormirá en mi cama, yo usaré el sofá —respondió indiferente.

—¿Arreglaron sus problemas? —preguntó, sentándose en la mesa y viendo como el azabache entraba en la cocina con mala cara— ¿Que tienes, querido?

—Estamos en eso... —respondió el moreno, mirando a Soon Young.

—Me duele el estómago —respondió—. Ayer fui al médico, me hicieron una ecografía y descubrieron que tengo el apéndice inflamado. Debo hacer dieta para evitar ir al quirófano.

—Entonces que suerte que haya preparado sopa de verduras además de la carne y la salsa... —respondió Mingyu alzando las cejas. Soon Young frunció la nariz con disgusto, Mingyu reprimió una sonrisa y se volteó a terminar de cocinar.

Diez minutos después, Mingyu, Soon Young y la madre del moreno se sentaron a comer. Ni el padre ni la hermana del chico se encontraban en la casa, por lo que sólo estaban ellos; el almuerzo fue algo tranquilo, al terminar de comer Soon Young se ofreció a lavar los platos.

—Agh —gruñó, recargándose sobre la mesada mientras el agua seguía corriendo. Mingyu, quien estaba sentado en la mesa con su celular, levantó la vista y lo miró preocupado.

—¿Estás bien? —preguntó, levantándose y caminando hasta él.

—Sí, supongo que son los dolores del embarazo —murmuró, sin mirarlo y respirando profundamente para continuar con su tarea—. Jihoon estuvo así durante las primeras tres semanas después de que supo que estaba embarazado... —hizo una mueca y frunció el ceño—. Además de que yo tengo la maldita inflamación del apéndice.

—Déjame terminar con esto... ve a sentarte —lo empujó un poco para que se moviera del lugar y así terminar de lavar los platos—. O tal vez deberías dormir, el viaje debió cansarte.

—Estoy bien, no te preocupes. Puedo terminar con esto —comentó y Mingyu negó con la cabeza, remangando su sudadera para no mojársela al lavar los platos.

El de pequeños ojos suspiró resignado y fue a sentarse. Durante unos minutos, la cocina quedó en completo silencio; Soon Young mantenía la vista fija en la amplia espalda del menor. En verdad lo había extrañado. Por un momento tuvo la necesidad de levantarse y abrazarlo con todas sus fuerzas, pero se contuvo.

—Sé que estás mirándome, hyung —Mingyu se giró un poco y lo miró por sobre su hombro. Soon Young se mordió el labio y miró a otra parte, avergonzado.

—Y... huh... ¿quién era el chico que estaba aquí cuando llegué? —preguntó, curioso.

—Ah, él... es Chan. Es el hijo de la vecina —comentó—. Un amigo de la infancia, la última vez que lo vi teníamos nueve y doce años. Retomamos nuestra amistad cuando llegue.

—Entonces tiene... ¿18? —preguntó y Mingyu asintió— ¿Un menor de edad? ¿En serio? —bromeó.

—¿De qué hablas, Soon Young? —preguntó, terminando de lavar las cosas y volteándose—. Channie es sólo un amigo...

—No he dicho lo contrario... —se defendió el otro y Mingyu rodó los ojos antes de tirarle con una toalla.

Ambos rieron un poco y un nuevo silencio los envolvió. Mingyu se sentó en la mesa frente al azabache y suspiró.

—Debo admitir que extrañaba esto... —confesó, Soon Young asintió coincidiendo con él.

—En verdad, Mingyu... cuando te fuiste me sentí la peor basura del mundo —dijo con un hilo de voz—. Cuando no respondiste mis mensajes y llamadas, creí que te había perdido para siempre... fui idiota al no darme cuenta de tus sentimientos, también fui egoísta al pensar sólo en mí y...

—No sigas, hyung —pidió, el moreno con un suspiro—.. Ya todo quedo en el pasado. No sigas disculpándote... tenemos mayores cosas en las que pensar ahora.

—Tienes razón... —suspiró y echó la cabeza hacia atrás, con las manos sobre la mesa—. ¿Cómo voy a decirle esto a Jihoon sin poner en riesgo su embarazo? Lo más probable, ya dije, es que le afecte mucho. Si llega a tener problemas por mi culpa, no me lo perdonaré.

—Yo no quiero que tú tampoco tengas problemas con el embarazo, hyung —comentó bajando la voz—. Tal vez tu estés un poco preparado para ser padre gracias a Jihoon, pero yo no... en lo absoluto. Lo único que sé sobre esto es que no quiero perder la oportunidad de tener a mi hijo o hija en mis brazos... por lo tanto, te suplico que además de preocuparte por Jihoon, tomes cuidado de ti mismo. Piensa también en ti.

Soon Young volvió a mirarlo fijamente y se recostó sobre la mesa, cerrando los ojos. Esto sería demasiado difícil para todos; cuidar de Jihoon y su bebé, cuidar de él mismo y de su propio embarazo. Confiaba y le aliviaba pensar en que Mingyu estaría ahí para él una vez más, después de todo, era el padre de su hijo.

[...]

Las horas pasaron y tanto el padre como Min Seo regresaron del trabajo y la escuela; ambos se llevaron una grata sorpresa al encontrarse con Soon Young en la casa. Todos se pusieron a charlar sobre que había sido la vida del chico durante los años en que no se habían visto; naturalmente, el azabache decidió excluir de la charla el hecho de que sería padre de un hijo con Jihoon y madre de un hijo con Mingyu.

Después de la cena que el hombre de la casa preparó, todos se fueron a dormir. Mingyu tomó unas frazadas y le deseó buenas noches a Soon Young antes de irse a la sala a acostarse al incómodo sofá.

Por más que Hoshi moría de sueño, algo en su cabeza le impedía dormir como le gustaría. Después de dar cientos de vueltas en la cama decidió levantarse en busca de un vaso de leche tibia. Tal vez eso lo ayudaría a conciliar el sueño.

Al entrar a la cocina y calentar la leche en el microondas de la madre de Mingyu, oyó un ruido en la sala. Enseguida supo que se trataba del moreno, ya que era el único que no estaba en su cuarto durmiendo como bebé; aprovechando su insomnio decidió ir con él. Quizá conversar un poco le ayudaría a borrar eso que en su cabeza rondaba en esos momentos y que le quitaba el sueño. 

F R I E N D S (MingyuxHoshi)Where stories live. Discover now