Capítulo 4

19.9K 1.7K 637
                                    

CAPÍTULO 4


    No sabía con seguridad si era yo quien agarraba la mano de Cheryl para no caer o era mi hermana quien me sujetaba en busca de equilibrio. El caso era que nos necesitábamos la una a la otra más que nunca porque, a estas horas de la mañana, en las orillas del río, habían encontrado el cuerpo de Jason. Tenía un tiro en la cabeza. Su expresión me producía escalofríos y unas tremendas ganas de vomitar. Cuando Cheryl me había dicho que Jason había fingido su muerte me alegré mucho, puesto que, a pesar de no seguir con nosotras, estaba vivo. Ahora no sabía qué pensar. Alguien había matado a Jason. ¿El motivo? Desconocido, así como su asesino. Ya no era solo que Jason se había ahogado, como en un principio nos quiso hacer creer, sino que una persona lo había disparado, matado, asesinado de forma totalmente deliberada. En mi cabeza no cabía sitio más que para una única pregunta: ¿Por qué? ¿Qué había hecho Jason que provocara que alguien quisiera deshacerse de él?

    Cheryl apretó mi mano con más fuerza. No estaba llorando, al contrario que yo. Las lágrimas, al parecer, no se me habían acabado. Y ahora lloraba con más intensidad que nunca, porque había visto el cuerpo de mi hermano. Lo había visto muerto. Mis ojos habían recorrido su silueta hasta alcanzar la cara, momento en el que no había podido evitar soltar un grito de horror. Ahora finalmente se lo estaban llevando y todo Riverdale había acudido para presenciarlo. Desde donde me encontraba veía a Betty, Archie y Veronica. Ronnie se acercó con una sonrisa dulce al verme llorar desconsolada. Solté unos segundos la mano de mi hermana y abracé a Veronica. Sabía lo que Cheryl opinaba de esto, pero me daba igual. Veronica se había convertido en lo más cercano a una amiga que tenía y no permitiría que este injusto mundo me arrebatara una nueva posibilidad de ser feliz. Si es que ahora podía ser feliz.

    Varias personas se acercaron para mostrar su apoyo. Mis padres los recibieron con demasiada calma. Casi se podría decir que Cheryl siguió su ejemplo, aunque con algún que otro quiebro de voz. Yo no conseguía mantenerme serena, no tras la imagen que seguramente inundaría mis pesadillas. Notaba los ojos hinchados de tanto llorar, las mejillas húmedas por las inacabables lágrimas y un nudo demasiado complicado de deshacer en mi garganta. Mis padres me observaron como si llorar por mi hermano muerto fuera una locura; esa era la mirada que solían darme siempre. Me daban igual. Me daba igual todo el mundo.

    Archie también se acercó, pero por muy educado que fuera me negué a soportar la visión de su cabellera pelirroja por mucho tiempo. Al parecer, Cheryl pensaba lo mismo que yo, pues formó una mueca cuando se situó a nuestro lado. Betty me dio un abrazo como Veronica. Mi relación con ella no había sido demasiado buena, incluso aunque nos conociéramos de pocos días, de modo que agradecí que dejáramos de lado cualquier mal rollo en un día como este. Kevin permaneció conmigo un rato. Me pidió perdón por insistir en bailar tanto en el baile, asegurando que ahora entendía por lo que estaba pasando. Era él quien había descubierto el cuerpo de mi hermano, lo cual no sabía si lo hacía mejor o peor. Esperé una llamada de Ella que nunca llegó. En su lugar recibí un simple mensaje de dos estúpidas palabras: "Lo siento". También distinguí en la distancia a Jughead, quien no se aproximó pero me dio una mirada significativa. Era su manera de dar apoyo; algo extraña, pero igualmente agradecida.

    Solo quería que todo terminara, que Jason estuviera conmigo y me abrazara para ahuyentar los malos sueños. Sin embargo, él era la razón de esos malos sueños, y en concreto su muerte. No había nada que pudiera hacer para remediarlo. No existían medios posibles para resolver esta situación tan encrucijada como un laberinto en la que mis sentimientos estaban a flor de piel. Ni Nick Reedus sería capaz de darme felicidad de nuevo, por muy increíbles que sonaran esas palabras.

    El lunes en el instituto se hizo cuesta arriba. No había convencido a mis padres de que me dejaran faltar, quienes alegaron que mi hermana iría y debía seguir su ejemplo de tranquilidad. Cheryl no era yo. Yo no era Cheryl. Quizá ella guardara sus emociones bajo llave, pero yo necesitaba expulsarlas para no volverme loca. Y en esos momentos lo necesitaba tanto como el aire para respirar, pero ellos no podían verlo.

BLOODLINE ; JUGHEAD JONES [1] ✅Where stories live. Discover now