CAPITULO 18

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Escucho voces a lo lejos, no logro distinguir de quien son, pero son suaves. Todo está oscuro no puedo ver nada es como si estuviera en un cuarto sin salida - vete de aquí, no eres bienvenida - es el susurro de una mujer enfadada - no señora, no me iré, yo lo quiero -esa voz tan delicada, yo la conozco - te he dicho que te largues, mira donde fue a dar mi hijo por tu culpa - dice de nuevo la mujer. Comienza a oírse un llanto, quiero abrir los ojos y ver quien llora, pero no puedo, mi cuerpo no responde, es difícil. Se abre la puerta y el llanto cesa. - te juro que no la volverás a ver cariño – me susurra la mujer en mi oído. Pero no puedo abrir los ojos.

Despierto sobre saltado, afuera aun esta oscuro, deben ser las cinco o seis de la mañana, no estoy seguro.

Otro sueño, otra duda más en mi cabeza, ya no puedo seguir con esto necesito respuestas, he tenido estos sueños raros durante los tres últimos días en donde puedo escuchar voces pero todo esta oscuro. Es como si fingiera dormir.

Los mismos días en los que no he sabido nada de Ana, no me responde las llamadas, me comunico a su casa pero Carla dice que no se encuentra. En su trabajo ni hablar, Kate su amiga no me quiere decir nada. No he podido ir a su casa por reuniones imprevistas que he tenido.

Me estoy preocupando y no quiero imaginar que algo malo le haya pasado. Me aterra solo de pensar que ya no me quiera. No grey vamos ella te ama lo dijo hace unos días no puede cambiar de idea de la noche a la mañana o ¿sí? solo que no lo haya sentido realmente.

Me deshago de esos pensamientos y me levanto para ir a correr necesito quemar energía y liberarme de esta frustración, este sueño me ha dejado perturbado

Cuando regreso Gail tiene preparado mi desayuno y me dispongo a saborearlo, después me doy una ducha y me visto para ir a una reunión.

Los socios con los que he hablado tienen toda su confianza en mí y saben que su dinero invertido está en buenas manos, me alegra que todo este marchando tal cual lo imagine. No fue malo dejar Harvard después de todo.

Como dijo mi padre en un inicio que no lograría tener mi empresa sin estudio y aquí estoy a punto de firmar el contrato que me beneficiara en mi carrera. Sé que mi padre ahora está orgulloso de mí, no me lo ha dicho pero me ha dado consejos para mi negocio.

Salgo de mi tercera reunión en el día satisfecho, ha dado comienzo la búsqueda del edificio en el que este mi empresa.

Comienza a sonar mi celular tengo la esperanza de que sea Ana quien ha llamado. Veo el identificador. Es Mia.

Llamada

- hermano ¿me invitas a comer? ¿En dónde estás?

- Mia. Si claro. Acabo de salir de una reunión.

- oh bueno, me recoges en casa de papás.

- ok. Ahí te veo

Fin de la llamada

Subo a mi auto y me dirijo a casa de mis padres.
En cuanto llego Mia me está esperando en la entrada. Como siempre bien arreglada.
Sube al auto y la recibo con un beso en la mejilla.

- ¿a dónde señorita? - digo en burla

- a mi restaurante favorito de comida grasosa - dice siguiéndome el juego.

- a la orden - le hago una señal de soldado.

Nos dirigimos al restaurante que está cerca de mi departamento.

Cuando llegamos Mia busca una mesa, mientras yo ordeno dos hamburguesas con extra queso. Cuando tengo el pedido en la charola, me dirijo a donde esta Mia.

Reímos recordando viejos tiempos y de tonteras. También sobre su estancia en parís y sobre mis negocios sé que le aburren pero es feliz al ver que cumplo mi sueño.

-¿y Ana como esta?- dice mientras me mira mordiendo su segunda hamburguesa.

-supongo que bien-me remuevo algo incómodo.

-¿cómo que supones? ¿Qué fue lo que paso? –su cara muestra preocupación y deja su hamburguesa en el plato.

-no la he visto ni hablado con ella desde hace tres días. No sé qué le pasa pero no me contesta las llamadas, ni mensajes que le he mandado en su celular, casa y trabajo. Esta frustración de no saber nada me está matando – digo en tono desesperado tomándome el pelo con ambas manos.

-debe tener razón, para ponerse así. ¿Qué paso? –cuestiona, algo molesta.

-yo no le hice nada, solo fue que después de la cena en casa de papás, me pidió dormir con ella. No pasó nada. – le aclaro, antes de que imagine cosas locas- al día siguiente encontré una foto en donde estabas tú, Elliot, otra niña. Que no sé quién es y yo. Fue cuando recordé que en una caja. Que estaba en mi habitación de la casa de papás. Estaba la misma foto, podría jurar que es la misma. Ana se molestó, no tengo idea si fue por la foto o porque invadí su privacidad fue sin querer. Sabía que estaba molesta así que le di su espacio y me fui y desde entonces no se de ella. –termino mi relato en un suspiro.

-¿foto dices?- asiento y ella tiene cara de recordar algo.

-tu sabes de donde salió esa foto- inquiero

Sacude su cabeza saliendo de su pequeño transe y niega rápidamente – la verdad, no se- murmura – ¿por qué no la has ido a ver a su casa? – pregunta con el ceño fruncido.

-no he tenido tiempo, por reuniones imprevistas. Sonara egoísta, pero no puedo posponer nada que se relacione con mi empresa ahora que esta levantándose. - me encojo de hombros, avergonzado.

-lo entiendo - me toma la mano – bueno termina tu comida que nos vamos – dice entre bocado.

-¿a dónde, si se puede saber?-le digo confuso ante su arrebate.

-a casa de Ana, pero antes debemos pasar a la florería, para que le compres unas rosas - dice muy entusiasmada.

Como rápido a causa de la apuración de Mia que da pequeños saltos como si quisiera ir al baño. Ya que termino dejo unos billetes en la meza y salimos de ahí.

Llegamos a la florería y Mia se muestra emocionada al ver tanta flor hermosa junta, me muestra varias flores que le gustan a ella. Pero se cual llevare. Voy con la encargada y pido un ramo de rosas rosas. Por mi experiencia en ellas sé que son una manera de pedir perdón y se que se lo debo a mi Ana, por irme sin decir nada sé que estuvo mal.

A los pocos minutos la encargada llega con el ramo envuelto en papel blanco y amarrado por un listón rosa.

-muy buena manera, de pedirle disculpas a tu chica –me dice la señora guiñándome un ojo.

-¿cómo lo sabe? – la miro sorprendido

-por elegir precisamente esas, y el haber rechazado todas las flores que te mostro la que supongo es tu hermana- dice volteando a ver a Mia. Que esta embobada mirando unos ramos de tulipanes color rojo.

- es cierto – le sonrió a la señora. Saco mi billetera para pagarle y Mia llega a mi lado con un ramo de tulipanes amarillos haciendo un puchero. ¿Acaso no miraba los rojos?

Niego y pago los dos ramos.

Salimos de la florería yo con las rosas y mía chillando de felicidad con sus tulipanes. Me agradece con un beso en la mejilla.

Ahora el siguiente paso ir a casa de Ana.

Me estaciono frente de su casa y salgo del auto para ayudar a Mia a bajar. Insistió en venir ya que prometió que solo saludaría a Ana y después se iría y nos dejaría solos. Bueno más le vale.

Cruzamos el patio, cuando llegamos a la puerta voy a tocar. Pero dentro de la casa se oyen unos gritos. Como si estuvieran discutiendo.

-¡ALÉJATE DE MI HIJO...!

Esperen. ¿Mi mama?

PASE LO QUE PASE... TE RECORDAREWhere stories live. Discover now