CAPITULO 31

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Estoy frente a la casa que me vio crecer debatiendo si entro o no, pero para esta noche necesito un par de cosas que se encuentran en mi cuarto de esta casa. Así que sin más preámbulos toco el timbre, espero y a los pocos segundos me abre la señora de limpieza, la saludo y entro a la casa sin esperar a que me anuncie subo las escaleras dirigiéndome a la que era mi habitación.

Cuando entro me detengo en seco al notar a Grace sentada a una orilla de la cama tiene algo entre sus manos pero no distingo que.

- Madre - murmuro esperando que me escuche, da un pequeño salto al escuchar mi voz, gira su cabeza para mirarme de frente.
Sus ojos están rojos e hinchados, se nota demacrada, a estado llorando no cabe duda.

- hijo, que alegría verte. ¿Que te trae por aquí? - dice poniéndose de pié acercándose a mi.

- venia por unas cosas de aquí, si es que aun lo son.

- claro hijo, lo que este en esta habitación es tuyo como siempre al igual que esta, es tu casa.

- yo... Mmm... - me quedo mudo sin saber que decir, quiero pedirle perdón pero se que no soy culpable de nada, bueno de algo si - perdón por hablarte como lo hice hace un par de meses

Me mira confundida y con los ojos abiertos

- oh no hijo, la que te debe pedir perdón soy yo, no debí dejarme influenciar por Elena hace años, fue un grave error hacerlo y ahora pago con tu indiferencia, estos meses en que no supe nada de ti me hicieron ver que soy una mala madre, que no supe entender que encontrarás a alguien que te ayudara con tus pesadillas y con tu resistencia a que te tocaran.
Mis celos de madre me cegaron y no sabes como me arrepiento de haberte negado la existencia de Ana saber que pude haber evitado la traición de Leila, pero sobre todo me arrepiento de haberle pegado a Ana cuando ella apenas era una niña.

- tienes que pedirle perdón y lo sabes

- claro que si, lo haré hoy mismo si es posible...

- ¡No! - mi voz responde en automático sonando algo horrorizada. Me mira con el ceño fruncido - hoy la veré y tengo una sorpresa para ella, así que no creo que puedas.

Sonríe de oreja a oreja y los ojos se le iluminan como si hubiera ganado la lotería.

- Es una chica muy linda y me arrepiento de haberla tratado como lo hice, no sabes cuanto. Se feliz con ella, no dejes que nada, ni nadie, ni si quiera tu madre se interponga.

- La amo, la haré feliz y la protegeré con mi vida te lo aseguro.

- No te detendré más, puedes recoger lo que necesites es tuyo - señala con su mano toda la habitación.

- Gracias, pero... Sobre todo  necesito al peluche que tienes entre tus manos - digo señalándolo con la mirada.

- oh, claro toma - dice sonrojándose a modo de disculpa, me lo entrega y me da un beso en la mejilla

- Nos vemos hijo - dice y sale de la habitación

Bueno pues a lo que vine, recojo lo que necesito, al irme ya no encontré a Grace así que llamo a Elliot.
Me dice que esta todo bien y en orden me alegra que todo  marcha en popa es una buena noticia.

Voy al escala, me ducho y cambio rápidamente, mientras más temprano llegue a la cafetería mejor.

- Lelliot!- le grito antes de que llegue a él. Esta afuera de la cafetería se gira para verme cuando escucha mi voz y me saluda con la mano.

- Creí que no llegarías, estas sobre tiempo sabes.

- lose, pero fui a casa de papás y me encontré con Grace y bueno creo que hicimos las pases - digo con duda - después fui al escala a cambiarme y ahora estoy aquí.

- Oh... Así que mamá a recapacitado.

- eso parece - digo encogiendome de hombros.

Nos quedamos unos minutos en silencio mirando al suelo como si fuera muy interesante.

- bueno, ya todo esta listo, los cargadores se fueron apenas son las siete así que Ana no a de  tardar en llegar y yo me retiro, aquí están las llaves, bueno te deseo suerte y ya mañana me contarás que tal te fue - me dice para romper el silencio que se habitantes formado al mismo me hace un guiño, se despide y se va.

Entro a la cafetería y me sorprendo al ver lo bien que organizó Elliot, me gusta como está todo y a mi Ana que es una romántica empedernida le encantará lo se.

Me quedo solo en la cafetería, enciendo la radio con canciones de Frank Sinatra, mientras escribo una nota para colocar la en la puerta.
Quince minutos después escucho el traqueteo de llaves y me pongo nervioso. Ana ya ha llegado, la volveré a ver después de dos meses y pensar que la tendré nuevamente entre mis brazos aumenta más mis nervios.

La puerta se abre completamente y revela a mi Ana, sigue igual de hermosa aunque un poco delgada.
Nos miramos y sus labios me sonríen, sus mejillas se tornan rojas, por dios como amo mirarla cuando se sonroja.

-Christian... - logra decir y comienza a mirar todo hasta dar con el camino con pétalos de rosa blanca. Me vuelve a mirar y le tiendo la rosa que esta en mi mano.

Sin esperarlo tira su bolso y se hecha a correr para rodear mi cuello con sus manos y me besa como si su vida dependiera de ello y yo soy feliz de corresponderle.

PASE LO QUE PASE... TE RECORDAREWhere stories live. Discover now