Crepúsculo no es mío.
Pov. Bella.
El camino en auto siguió en silencio. Me sentía tentada a acercarme a él y pedirle disculpas, pero luego recordé que me chantajeó para que me casara con él.
Lo miré por el rabillo del ojo y vi su mirada perdida en el camino. Estaba sentado muy encogido y apretujado a la puerta del auto, con las manos en su regazo. Se veía bastante incómodo y al ver su cabeza recostada al vidrio de la ventana, lo hizo parecer vulnerable.
Sentí un vuelco en el corazón y recordé esas palabras en las que me decían que algo había pasado. ¿Qué le habrían hecho?
Miré su rostro y vi esa horrible cicatriz.
¿Cómo rayos se la había hecho?
Tenía tantas ganas de abrazarlo y de pedirle disculpas por lo que había pasado... Estaba decidida a abrazarlo, cuando el auto se detuvo y él se bajó sin decirme nada.
Mi puerta se abrió y no era él quien la sostenía para mí. Era uno de sus guardaespaldas. Salí del vehículo y fui a seguirlo. Quería... no sé! Quería que fuese ese de antes. Que me diera razones para odiarlo y no que me hiciera sentir éste malestar que tenía. La necesidad de consolarle y pedirle disculpas me estaba carcomiendo.
Caminé como pude, por el camino de piedras blancas tratando de alcanzarlo. Caminaba como si yo no existiera.
- ¡Edward!- llamé y el siguió caminando-. OYE-cuando quise dar otro paso, mi pie se torció-¡Ay!- mis ojos se anegaron de lágrimas y uno de sus hombres corrió hasta mi y en ese momento él se giró y cerró los ojos con frustración, cuando los volvió a abrir, había preocupación y molestia.
Caminó hasta mi y todo pasó muy rápido. Se escucharon dos disparos uno le dio a Edward y el otro impactó al desgraciado que le disparó.
- Edward- chillé y me puse de pie sin importarme el dolor para correr hasta él lo abracé cuando cayó al suelo-. No, no, no...-revisé para ver y respiré al darme cuenta de que llevaba chaleco antibalas-Gracias a Dios- lo abracé y sus guardaespaldas nos llevaron hasta la entrada de una cabaña. Ok "esto" era su casa.
Una cabaña de lo más simple.
Entramos a su... casa y él ya estaba medio consciente. Se acercó s una pared tambaleándose y tecleó una contraseña.
-¡Oh mierda! - esto era una locura. Pura tecnología.
- Camina-ordenó con voz rasposa y yo lo seguí.
Una de las paredes se convertía en una rampa que daba hasta una playa de agua cristalina. Todo muy hermoso.
-¿Dónde vamos?- pregunté ansiosa y él me ignoró. Se tocaba el pecho y se le veía triste y cansado.
- No quiero hablar- lo seguí cuando en una parte de la arena se abrió y el desapareció por lo que parecían escaleras-Vamos a mi casa- "mi casa" eso me molestó y en ese momento lo impactada y emocionada por este despliegue de tecnología se evaporó de mi. Me llené de furia.
¡Por Dios!
Casi lo mataban ¿y él muy campante viene y me dice que no quiere hablar? Que le fuera con esa frase a su madre, pero a mí me lo diría.
-¡Me importa una mierda que no quieras hablar! - se detuvo y me fulminó con la mirada. Se la regresé.
-Pues te vas a cansar, ya que no te voy a decir nada- puso los ojos en blanco y eso sí me cabreó.
-Mira...- le dije cuando terminamos de bajar y quedamos en un pasillo blanco bien iluminado- Casi te matan y me dices que no es mi problema? ¡Estoy embarazada!-se tensó y me volteó a ver.
-No seas hipócrita-escupió, en sus ojos había tristeza y furia-. Yo no te importo. Solo estás conmigo por eso que tienes allí- señaló mi vientre empecé a llorar - Ahora cállate y camina. No quiero más preguntas- se giró y me sentí mal. ¡No sé cómo se sentía! Pero lo veía indefenso e inseguro.
-No soy hipócrita- susurré y el asintió y se giró.
-¿Sabes?... no...- negó con la cabeza y siguió caminando.
- ¡Espera!- rogué cuando mi pie, protestó-Mi pie- volvió a girarse y se encogió de hombros.
- Y ¿qué quieres que haga?- oh por Dios. ¿Cómo podía ser tan insensible?-No puedo hacer nada- se giró y terminó de caminar hasta llegar a una puerta por la que salió de este lugar tan encerrado y pequeño y angosto...
El aire empezó a faltarme y el miedo a quedarme encerrada fue lo que me movió y corrí hasta esa puerta y cuando salí de allí respiré aliviada.
Había un recibidor y unas escaleras.
Cogeando llegué hasta ellas y las subí.
Cuando llegué a la cima, me quedé anonadada.
Esto era una locura.
Una planta baja que era en donde estaba, era del todo blanca y los muebles eran un degradé de negro. Simple y llanamente impersonal. Sobrio y frío.
La estancia estaba dividida en cuatro. Una parte era un recibidor, otro una sala. Lo demás eran cuadros y en una parte había una colección de no se qué.
Cansada me senté en el sofá y miré el techo. Que no era techo. No había nada en ésa parte.
Giré un poco la cabeza y había algo de madera y concreto. Me puse de pie y fui hasta la escalera y la subí con cuidado.
Me encontré con una puerta que daba a la habitación y la abrí. Él estaba en el baño, y lo supe porque escuché la ducha.
Su habitación era divina, una cama enorme con dos mesillas de noche a cada lado y con cuadros divinos.
Frente a la cama había un retrato mío en medio de un jardín. Sentí una satisfacción tan grande y sonreí.
- Ve a bañarte- solo escuché que decía y me giré para verlo vestido con una camiseta de algodón y unos pantalones de dormir negros.
-Edward...- entre al baño y luego cuando me di cuenta de que no podía quitarme el vestido sola, lo llamé.
-¿Qué quieres? - solo me giré y moví mi cabello.
Me quitó el vestido y sus manos acariciaron mis costados, pero luego se alejó.
- Ya quiero dormir, no demores o te quedarás con el pie así hasta mañana-sin más salió y me dejo sola.
Me bañé rápido y cuando salí él estaba sentado en la cama con unas vendas y una crema para la hinchazón como también algo de hielo-¿Mi ropa?- señaló la cama y había una camiseta sin mangas blanca con un short de dormir gris- lo tomó y se acercó a mi, me quitó la toalla y no sé porqué no puse resistencia.
Me recorrió un corrientazo de calor y la humedad entre mis muslos se hizo presente. Pero él sólo me vistió y me hizo recostarme en la cama y con mucho cuidado me enderezó el tobillo y con maestría lo vendó.
- Descansa- se acostó a mi lado y con un chasquido se apagaron las luces.
*******ISEC*****
Me desperté por un estruendo y vi que a mi lado no estaba Edward. Me puse de pie con cuidado y fui hasta la sala y me lo encontré abrazando sus piernas mientras se mecía y repetía.
- Ya no, ya no, ya no!- se tomaba del cabello y cuando me di cuenta, ya estaba abrazándolo.
- Bella...- me miró y sus ojos estaban acuosos. Me partió el corazón y él me abrazó. -Bella-me besó y le correspondí y en ese instante, me di cuenta de que algo en mi había cambiado. Y que ya nada sería igual.
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Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu Inocencia
FanfictionBella es una chica de veintisiete años que tiene casi todo lo que desea. Un trabajo estable y solvencia económica. Lo único que le falta es un bebé. Por lo que planea realizarse un procedimiento clínico para tenerlo. Edward es su jefe, un hombre con...