Capítulo 35

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Crepúsculo no me pertenece.

Pov. Bella.

Después de escuchar de los labios del hombre de mi vida esa dolorosa verdad, no pude evitar romper en llanto. Odiaba ver y recordar lo estúpida que había sido.

-Ya no llores, nena- me abrazó y siguió acunándome hasta que caí dormida.

********Horas después...

Me levanté al escuchar mucho jaleo a mí alrededor. Apenas abrí los ojos me di cuenta de lo que sucedía.

Estaban mamá y papá muy enfadados discutiendo con un muy cabreado Edward. Deseé estar dormida, pero ya era tarde.

-¿Qué hace "este" aquí?- preguntó despectivamente mi padre. Miré a Edward y estaba en pantalones de dormir, parado a los pies de la cama.

- Me llamó esta mañana Carl, y me dijo lo que este imbécil te había hecho- bufó mi madre-. Ahora lo metes a nuestra casa- estaba muy enfadada.

-Mira René, hasta que Isabella no regrese a casa, no me voy de aquí y hazle como quieras- cerré los ojos. Edward era demasiado prepotente y no le gustaba que nadie le dijera lo que tenía que hacer o que lo contradijeran. Le ponía furioso.

-Por favor cálmense- pedí. No quería que esto pasara a mayores. Me ignoraron.

-¿Qué le haga como quiera?- gruñó enfadada mamá y mi padre se acercó a Edward con gesto amenazante.

-Si. Eso mismo- Edward se irguió-. No sé en qué mundo viven ustedes, pero dejaron sola a Isabella cuando estaba grave y sé que fue mi culpa porque yo la llevé a ese punto- mi padre lo interrumpió.

—Como tú acabas de admitir, fue por tu culpa y déjame decirte que no estaba sola. Estaba con Jacob, que es como su hermano- escuché reírse a Edward y supe que aquí iba a arder.

- ¿Cómo su hermano? ¿Estás seguro?- lo retó. En eso vi entrar a Carl-. Ese imbécil que tienes en tu casa intentó violar a mi mujer y la agredió y si no me crees, mira esto- me tomó del brazo y me sacó de la cama con delicadeza. Caminé hasta mi padre y bajé la manga de mi camiseta. Estaba clara la mordida que me había hecho Jake, justo encima de mi herida de bala. Mis mejillas se tiñeron de rojo por la vergüenza y tristeza. No quería lastimar a mis padres.

—Esto no puede ser...- decía mi madre angustiada.

—Si puede ser René- intervino Carl-. Lo he visto. Siempre mirando a Isabella con lujuria. Por eso la entrené en artes marciales y las técnicas que conozco. Necesitaba que pudiera defenderse. Si callé, fue por falta de pruebas y porque ella me lo pidió. Sé que debí decírtelo Charlie, pero no me creerías, estabas muy embobado con ese muchacho.

Edward me abrazó. Suspiré tranquila.

—Sé que no soy santo de tu devoción, Charlie, pero ya no pretendo lastimar a Bella. Amo a tu hija y si fuera por mí, estaría en la comodidad de mi casa. No me voy a ir de aquí sin mi mujer- dijo con firmeza.

-¿Es lo que quieres hija?- preguntó papá y me aparté de Edward para poder mirarlo a los ojos.

—Es lo que quiero papá. Edward, está a prueba y vamos a intentarlo de nuevo. Quiero que funcione. Lo que pasó esta mañana, fue un mal entendido. Vamos a divorciarnos para casarnos de nuevo, pero sin nada turbio de por medio. Queremos hacer bien las cosas- mi padre asintió y me abrazó.

—Ahora si me disculpan, voy a quebrar unos brazos- dijo Edward.

—Edward, por favor- pedí.

—Isabella- regañó.

Los hombres presentes se retiraron y yo me quedé con mamá.

—Cuéntame qué pasó- pidió acomodándose en la cama.

Le conté todo y con "todo" me refiero a lo de las chicas y a lo de la cita y mi nuevo trabajo.

—Esas muchachas... Oh hija lo lamento mucho... yo- no pudo seguir hablando porque se escucharon unos gritos y golpes secos.

Salí de mi habitación y fui rápidamente por los pasillos seguida por mi madre. Cuando llegamos a la habitación de Jacob, lo que vi me dejó en shock. Era mi padre, golpeándolo.

—Eres un mal agradecido. Después de todo lo que hice por ti- lo soltó...

—Ella era mía. Era mi oportunidad de estar con ella- llevé las manos a mi boca-. Este imbécil, militar retirado no tenía por qué hacerlo. No tenía derecho a quitarme a mi...- esta vez fue Edward quien lo golpeó.

—Ella es mía, mi mujer – le dejó claro-. La madre de mi bebé- palpé mi vientre y bajé la mirada.

Había dejado pasar el tiempo, pensando que con solo alejarme sería suficiente para alejar a Jacob. Estaba muy equivocada.

-Te quiero fuera de mi casa ahora mismo- dijo mi madre enfadada-. Carl, encárgate- me sacó de allí y me guio de nueva cuenta a mi habitación.

Me sentía tan mal. Debí hablar y evitar.

—Lo siento tanto mamá. Yo debí hablar, todo es mi culpa, pero yo solo quería que tuviera un lugar en donde vivir. Había perdido a sus padres y yo no...- mi madre me envolvió con sus brazos.

—He sido una pésima madre, lo siento tanto, hija- dijo mi madre.

—No, tú has sido muy buena- besé su mejilla.

Nos recostamos en la cama, disfrutando del silencio.

-¡Isabella! ¡Vas a ser mía, te lo juro!- escuchaba sus gritos. Me tape los oídos y dejé que mamá me abrazara.

Esto era una pesadilla.

Al poco rato, Edward, entró en mi habitación y lo vi mirarme enfadado.

-Esto se pudo evitar, Isabella- bajé la mirada-. Imagina lo que te hubiese pasado si no estaba Carl o yo aquí- no me ocultes nada más- asentí.

Sabía que para Edward, enterarse de que pude haber sido ultrajada, era muy difícil.

-Este tipo de cosas no se ocultan- bajé la mirada y mis ojos se anegaron de lágrimas. Al instante sentí sus fuertes brazos a mí alrededor y rompí en llanto.

Era terrible.

No había sido consiente de las consecuencias que pudo haber tenido mi silencio.

—No lo volveré a hacer- sentí que acariciaban mis cabellos.

-Creo que es mejor que descanses, cariño- dijo mamá. Se veía tan triste-. Hablamos en el desayuno- asentí.

—Te quiero—sonreí.

Ella cerró la puerta detrás de sí misma y nos dejó a solas.

Sentí a Edward tenso. Sabía que estaba muy vulnerable ahora mismo.

—Edward... no pasó nada- le recordé.

-Estaba masturbándose con una de tus bragas, con tu música favorita a todo volumen- me estremecí.

-Ya no pensemos en eso ¿sí?- pedí y lo besé-. Mejor dime... de que se trata nuestra cita de ahora- dije después de mirar el reloj.

Lo sentí relajarse y reírse.

—Ah no... eso no. Es una sorpresa- hice un puchero y me acomodé entre sus brazos.

-Estoy ansiosa- le hice saber.

- Yo también- sonreí-. Duerme, mi pequeña- y así entre sus brazos me dejé ir en los brazos de Morfeo.

Segundo capítulo del MARATÓN. Nos leemos en la Noche.

Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu InocenciaWhere stories live. Discover now