Capítulo 21: ¿Qué quieres de mi?

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Crepúsculo no me pertenece.

A esta historia le va la canción de Luis Fonsi, Que Quieres de Mi.

Pov. Bella.

Corrí al closet y saqué una camisa blanca holgada y unos shorts del mismo color. Me vestí rápidamente y tomé mi móvil y bolso.

Necesitaba ir a verlo.

Bajé las escaleras, lentamente, necesitaba llegar con Edward, pero si me caía no llegaría a ninguna parte.

Una vez, en la planta baja mi madre, que salía de su estudio, me interceptó.

-¿Para dónde crees que vas señorita? - interrogó cruzándose de brazos. Mis ojos se anegaron de lágrimas y la miré suplicante.

- Debo ir a verlo, está mal- frunció el ceño y negó con la cabeza.

-Debe ser una treta para que vayas. No vas a ir- sentenció. Me tomó del brazo y me guió hasta la cocina, mientras yo me negaba-. Camina, Isabella- reprendió.

- Pero mamá, él ya ha tenido cuadros de ansiedad, yo lo vi, pero al parecer esta vez está inconsciente. Por favor mami, déjame ir- rogué tomándome el batido de fibra que me preparó.

- Iré a dejarte y voy a recogerte- me dijo sin miramientos. A veces me preguntaba quien de los dos era militar, si mi padre o ella.

Quería negarme, no sabía si tenía que quedarme. Edward podría necesitarme-Pero mamá, Edward...- me calló con un movimiento de manos.

- Es eso, o no ir- sentenció y me encaró-. Tú eliges, cariño.

Tomé mis cosas y la seguí.

- Cuéntame que fue lo que sucedió entre ustedes- le conté todo.

Cuando digo todo, es todo.

Desde su compra a la clínica y su chantaje, hasta estos momentos. Omitiendo algunos detalles muy personales.

- ... pero lo amo ahora mamá y...- me encogí en el asiento trasero del vehículo.

-Bella, hija, no puedes seguir así. Entiendo que quieras ir a verlo, pero que la vulnerabilidad que puede que veas en él ahora, no te de amnesia. A menos que él ame a su hijo puedes regresar, y no es que quiera decirte que hacer con tu vida, lo que quiero que captes, es que no puedes criar a un bebé junto a un padre que lo detesta, lo traumaría y no sería feliz. Tu lo amas, pero ahora que esperas un hijo y de él, tú quedas en segundo plano- asentí. Mi madre tenía toda la razón.

-Tienes razón, mamá- ella extendió sus brazos y yo me aferré a su cuerpo.

- Te amo, bebé- besó mi cabello.

- Te amo mucho, mamá- me quedé en sus brazos todo el camino hasta la casa de Edward.

Una vez llegué, me despedí de mi madre, bajé del auto y entré a la cabaña.

Caminé por ese largo túnel hasta que llegué a la puerta.

Estaba física y emocionalmente, cansada. Sentía la cara hinchada de tanto llorar.

Apenas puse un pie en la sala, Carlisle, hecho una furia me abordó.

- ¿Hasta ahora te dignas a venir? - me encogí en mi lugar. Ese hombre me intimidaba. Detrás de él, estaba Esme. Ella lo tomó del brazo.

- ¿ Dónde está? - pregunté y Carlisle, señaló mi habitación... bueno mi antigua habitación.

- Antes de que vayas, quiero hablar contigo- señaló con su mano una puerta al lado de la escalera que venía del recibidor.

Lo seguí y una vez entramos los tres, él cerró la puerta.

La miré muy bien, era una estancia que servía de despacho. Un gran escritorio de caoba, dominaba el lugar y los asientos con revestimientos de cuero.

- Te voy a explicar una cosa Isabella, o varias- se sentó y señaló un asiento para que yo hiciera lo mismo. Eso hice, ya que no quería llevarle la contraria-. Como sabes, yo adoro a mi hijo, él es lo más importante para mi, al igual que Esmerald. El punto es que yo, como padre, haría y haré cualquier cosa para que sea feliz. Y tú has sido su vida desde hace años. Lo que te quiero decir, es que mucho antes de que mi hijo comprara la clínica de fertilidad, yo lo había hecho. Tu hijo iba a ser de Edward, si o si. Tú estarías con mi hijo de una u otra manera. Esa es una de las cosas- dijo poniéndose de pie y caminando hasta el mini bar-. Ahora, quiero que me expliques, por qué lo dejaste... nuevamente- dijo ácidamente.

-Me fui, porque él no quiere a nuestro hijo y también porque no voy a seguir tolerando que me trate como a él le venga en gana. Mi hijo es primero y es todo por lo que he luchado en mi vida y no voy a perderlo ni a exponerlo a convivir con un padre que lo vaya a despreciar- me puse de pie enfadada.

- Edward si quiere a su hija- declaró el girandose y encarandome-. Te lo pondré fácil, o vuelves con mi hijo o vuelves con mi hijo. No voy a tolerar tus malcriadeces y caprichos- miré a Esme y ella bajó la cabeza.

- Si vuelvo o no con tu hijo, no es tu problema. Soy yo la que no va a tolerar que te impongas ante mi y quieras que yo obedezca. Yo puedo amar mucho a tu hijo, pero mi hijo es más importante y no voy a arriesgarlo de nuevo- me giré y salí de esa habitación.

Subí las escaleras y fui a la recamara en donde se encontraba Edward. Estaba inconsciente aún.

Me quité los zapatos y trepé en la cama hasta llegar a él. Me acomodé a su lado y también me cubrí con las sábanas. Coloqué mi cabeza recostada en su pecho y empecé a hablarle.

- Amor, por favor despierta... vamos a arreglar las cosas. Te amo tanto- rompí a llorar.

No sé por cuanto tiempo lo hice, solo se que sentí que acariciaban mis cabellos y entonces lo miré. Estaba despierto.

- ¡Oh Edward! - me incliné y lo besé. Lo extrañaba tanto.

- ¿ Qué me pasó? - preguntó con voz ronca y le contesté-. Cuadro de ansiedad...- asentí.

- Edward, arreglemos las cosas, volvamos a ser los de antes- me miró con el ceño fruncido-. Yo te amo y podemos ser una familia feliz junto a nuestro hijo...- puso los ojos en blanco-. De verdad Edward, yo te a...- me apartó de él y se incorporó con dificultad.

- Ya deja de mentir Isabella...- me quedé en shock.

No me creía, todo había sido por miedo.

Me había pedido perdón y me rogó, pero era el miedo hablando por él, mas no era sincero. Me había mentido.

-¡No te miento!- grité fuera de mi, a la vez que me ponía de pie-. Yo a ti te amo- repetí.

- Pero no te creo- su mirada era fría.

Asentí.

- Fue un error venir- busque mis cosas-. Tu no me crees y tampoco quieres a nuestro bebé...- seguí diciendo mientras él, se ponía de pie y me quitaba el bolso.

La mencion de nuestro hijo al parecer lo sacó de quicio.

- El bebé. El bebé. ¡EL MALDITO BEBÉ! - gritó y me sobresalté-. Solo piensas en ese bebé y lo pones por encima de mi- siseó con rencor, mientras me miraba con tristeza-. Por eso no te creo. Porque lo pones por encima de mi. Si de verdad me amaras, te quedarías aquí y yo sería lo primero en tu vida- negué-. Si. Entiende algo Isabella, solo si es una niña, las cosas se van a arreglar.

- Pues déjame decirte que para mi, es un varón y ... a menos que tu, cambies tu actitud y decidas ser sincero conmigo las cosas van a funcionar. Puede que sea una niña, pero no por eso voy a estar contigo. Yo volveré contigo cuando creas y tengas plena confianza en mi. Y sí, mi hijo o hija siempre, escúchame bien, va a estar por encima de ti- le arrebaté mis cosas-. Tienes hasta que yo cumpla los siete meses de embarazo para cambiar de opinión, o sino te llegará la demanda de divorcio.

Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu Inocenciaजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें