Capítulo: 47

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Me quedé mirando a Edward. No, eso sí que no. No iba a tolerar esto.

Esa mujer no se iba a quedar en mí casa.

—¿Podemos hablar a solas un momento? - pregunté acariciando su brazo izquierdo. Él me miró con sospecha y me guió hacía la habitación—. Permiso - le sonreí por cortesía y me encaminé a nuestra habitación.

Una vez llegamos, me giré a mirarlo.

—Eso fue grosero, Bella - me regañó.

Negué con la cabeza.

—No, no me vengas con eso. Me vas a perdonar, pero no la quiero a ella en ésta casa - se encogió de hombros.

—Ya trajeron sus cosas - desvié la mirada y negué con la cabeza.

—¿Cuándo pensabas consultarme? - negó con la cabeza y frunció el ceño.

Su actitud me estaba molestando.

Entendía que se sentía culpable y que toda la situación lo hacía sentir mal, pero él podía enviarla a otro lugar. Carlisle le podría ayudar.

—No creí que te tuviera que consultar las cosas que hago en mi casa - No. Él NO dijo eso.

Me negaba a creer que había dicho semejante estupidez.

Acaricié mi vientre cuando sentí a Amy moverse en mi interior.

Traté de calmarme. Eso no le hacía bien a ella.

Respiré profundamente y me acerqué a él. Tomé sus manos las apreté.

—Sé que estás preocupado mi amor, pero no creo que ésta sea la solución. No la mejor para nosotros - negó con la cabeza.

—No lo entiendes... Ella... me siento en deuda y siento que traerla es la única forma. Me voy a sentir más seguro y tranquilo - volví a negar.

A ella sí la aceptaba aquí en casa, pero a mi madre no. Se había negado en redondo a aceptar a mi madre aquí los últimos meses del embarazo porque según él, aquí estaba Esme.

Esme no era mi madre.

—Entonces acepta que venga mi madre - soltó mis manos y negó.

—Ya lo hablamos y te dije que no - no sé por qué, pero a él no le agradaba mi madre. No lo entendía. Se llevaban bien, pero no era como mi relación con Esme. Aquí por parte de Edward sólo era cortesía y eso me molestaba.

—Entonces ella tampoco - declaré.

—No te metas en esto, Isabella.

Traté de calmarme. Lo juro por lo más sagrado que traté, pero no pude.

Él estaba siendo desconsiderado. Yo soy su esposa.

—¿Entonces mi opinión no te importa? Yo estoy pintada en la pared - puso los ojos en blanco.

—No empieces... Estoy muy estresado con todo esto y en lugar de apoyarme, me das más preocupaciones - mis ojos se anegaron de lágrimas y suspiré.

—A esa mujer le gustas mucho... - empecé desatando en sí mi molestia. Él lo desestimó con un movimiento de su mano.

Negó con la cabeza.

—Estás siendo irracional, Isabella. Ella sólo me ve como amigo, además si yo le gustara no me estuviera hablando y recordando a Kate. No seas paranoica - me reí mucho. Sí, me reí en su cara.

A veces no entendía cómo los hombres podían ser tan idiotas.

—Edward... a ella se le nota clarito que le gustas. Pregúntale a quien quieras. A tu padre, a Esme, a Massimo, a Leah, a Anthony y hasta la misma Naty sabe que ella está por ti, pero no... yo soy la paranoica — negó con la cabeza y me dio la espalda.

Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora