Capítulo: 60 (Final)

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Embarazada... Estaba embarazada otra vez.

Llevé las manos a mi vientre y lo acaricié. El doctor me contó que me habían hecho una ecografía para ver cómo estaba el bebé y me dijo que estaba bien, pero que debería guardar reposo.

Tenía dos meses y medio de embarazo.

Negué con la cabeza. No era atinado tener otro bebé tan pronto. Se supone que debo esperar dos años.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando los quejidos de mi bebé empezaron a escucharse. No sabía cuanto tiempo había pasado, pero me imagino que debía tener hambre.

Atraje su cuna hacia mí y reprimiendo un gemido de dolor, lo saqué de allí y lo coloqué entre mis brazos.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Acaricié su cabecita con poco cabello y pensando en que tenía hambre,  saqué uno de mis pechos de la bata de hospital y rápidamente él se prendió a el.

Succionaba con tal fuerza que me hizo gemir de dolor.

Revisé su pequeño cuerpo para ver que lo habían curado. Tenía moratones. Maldita fuera esa desgraciada. Pero me alegré de haberle partido la cara. Aún si mis nudillos estuvieran ahora, destruidos.

Acaricié a mi bebé y lo mecí con cuidado entre mis brazos, mientras le daba de comer. Ian no dejaba de mirarme.

Le gustaba que lo mirara cuando comía. No lo entendía pero yo lo hacía, entonces él tomaba mi cabello y lo halaba. Siempre lo reñía por eso, pero hoy no.

Hoy podía hacer conmigo lo que quisiera. Sólo hoy.

Me había dado cuenta de que él adoraba mi cabello. Miré sus ojitos iguales a los de su padre y sonreí. Él era idéntico a Edward cuando era pequeño.

Decir que estaba loca por mi hijo era una nimiedad. Lo adoraba.

Acaricié mi vientre y le sonreí.

—Vas a tener un hermanito... - su rostro se convirtió en una mueca de descontento. No creía que lo hubiera entendido ¿o sí?

—Bella... Bella... - escuché la voz de Edward. Estaba despertando. Hice todo lo posible por llegar hasta él y lo logré. Me quité las mantas y bajé de la camilla con mucho cuidado. Llegué hasta él y sin dejar a Ian a un lado, debido a que estaba comiendo, subí a su camilla.

Tomé una de sus manos y él abrió sus ojos.

—Mi amor... - saludé. Acaricié sus nudillos. Me dolían un poco las manos debido a los golpes que le di a Victoria, pero todo estaría bien.

Todo estaría bien porque sabía que él no la iba a dejar vivir. Cerré los ojos tratando de alejar las imágenes de lo que le había hecho Carlisle.

De sólo recordarlo me daban ganas de vomitar. Por suerte no dejé que usara a Lex para sus fines.

—¿Cómo está Ian? Por favor dime que no lo lastimó, dímelo - pidió sin mirar más que mis ojos. Alejé a el bebé de mi pecho y acomodé mi bata. Dejé a Ian con cuidado al lado de Edward y él lo abrazó. Besó su cabeza y lloró emocionado al saberlo bien.

Me encantó ver esa imagen de ambos juntos. Padre e hijo conviviendo.

—Todo está bien mi amor - le hice saber. Intenté besar sus labios, pero él desvió su rostro. Sus ojos suplicantes.

—No lo está... ella... ella volvió a drogarme y... - cubrí su boca con mi mano y negué. Cuando llegué hasta él lo había visto luchar contra ella, forcejear. Había luchado por salvar a nuestro hijo y gracias a eso, nuestro bebé seguía aquí, con nosotros.

Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora