Capítulo 37

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Crepúsculo no me pertenece.

Pov. Bella.

La película que Edward escogió estuvo de infarto. Bueno fue de acción y drama. Lo que me encanta en una buena cinta.

Salimos abrazados de la sala de cine y fuimos con dirección al estacionamiento para ir hasta la casa mis padres. Sabia que para Edward, esto había sido bastante.

Estábamos por llegar al estacionamiento cuando un auto negro blindado, se aparcó ante nosotros. Rápidamente un montón de hombres nos rodearon y ayudaron a salir del lugar. Varios disparos sonaron. Me abracé a Edward, que me tomó en brazos y me llevó a otra salida del centro comercial.

Carl, se mantuvo a nuestro lado. Estaba muy asustada. Quería saber que estaba sucediendo. Gracias a Dios, Carlisle había desplegado a sus guaruras, que resultaron ser más de los veinte que Edward mencionó.

Edward corría a una velocidad impresionante y mientras corría sentía una vibración en su pecho.

Sabía que era esa perra. Estaba segura.

Quería matarla. Había arruinado nuestra cita la muy maldita.

Por dios que si me la topaba en algún lugar, de bidente no bajaba.

Palpé el pecho de Edward y di con su móvil. Me destrozó ver su angustia. Se le veía temeroso. No era para menos. Ella lo había destruido.

Contesté la llamada y me puse el auricular en el oído.

- Hola, cielo- esa voz me recorrió la columna vertebral y me hizo erizar del cabreo descomunal que pillé-. Creo que no has entendido que yo soy la mujer de tu vida. La única que estará siempre para ti. Hoy volviste a escapar y no sé cómo- su voz cambió y gimió. Morí de asco-. Te extraño, amor... hacer el amor contigo, estar juntos. Tocar tu piel- las lágrimas se deslizaron por mis mejillas al imaginar la angustia que debió pasar Edward con esa mujer.

-Pues lo seguirás extrañando- iba a hablar, pero la interrumpí-. Te juro que cuando te ponga las manos encima, no te las vas a acabar. Voy a destruirte al igual que lo hiciste con Edward y vas a desear no haber nacido jamás. Lo juro- colgué dejándola con la palabra en la boca y para ese tiempo me percaté de que Edward, ya no corría o no tan rápido.

Me encontré en el mismo lugar en donde empezó la cita.

Él se desplomó en el suelo y me llevó con él. Lo sentía temblar.

-Lo siento tanto, nena. Por mi cul...- lo callé con un beso en los labios.

-Gracias por la cita, amor. Fue la mejor cita del mundo. Olvida el resto. Solo fuimos tú y yo- me subí sobre él y lo besé de nuevo. -. ¿Qué fue lo que te hizo escoger mi anillo?- cambié de tema acomodándome en sus piernas.

-Quería que tuvieras algo de mí. En realidad yo ya lo tenía desde hace años. Lo diseñé yo- eso me conmovió. Entonces recordé que mi vestido de bodas él también lo había diseñado.

-¿Qué más has diseñado para mí?- pregunté apoyándome en su pecho.

Se ruborizó.

-Toda la ropa que usas. Además, es ropa blindada. Asi que no uses nada que no sea lo que yo te he diseñado- asentí y volví a besarlo.

-Lo que tú digas, cariño- me abracé a su cuerpo y lo sentí acariciar mi cuerpo.

-Te amo, tuve tanto miedo de perderte- besó mi cabello me apretó contra su cuerpo y suspiré de alivio. Tenía que tranquilizarme para poder transmitirle esa paz a mi bebé-. De perderlas a las dos.- sonreí.

-Nos vas a tener por largo rato- besé su mejilla.

Carl llegó agitado y nos hizo levantar.

-Isabella, tu padre te quiere en casa cuanto antes- caminamos hasta el auto y subimos.

Me la pasé sentada sobre su regazo besándolo y abrazándolo.

Lo veía preocupado.

Apenas el auto había aparcado, cuando la puerta se abrió y mi padre prácticamente me sacó a volandas.

-Mi pequeña, mi bebé- se le veía preocupado. Me abrazó y no me quería soltar.

-Papá, estoy bien- le dije tratando de soltarme.

-No gracias a él- dijo dejándome en el suelo por fin. Se apartó de mí y fue hasta donde estaba Edward.

Me enfadé. Ya suficiente tenía él con todo lo que estaba sufriendo.

Edward estaba saliendo del auto, cuando mi padre lo tomó por el cuello de la camisa.

-Te quiero lejos de mi hija. Ya van dos veces y no pienso tolerar una tercera. Ya está claro que no eres capaz de protegerla y no necesita los riesgos que conllevan ser tu esposa. Espero que no hagas las cosas tan difíciles y te apartes de la vida de mi bebé cuanto antes- no, no, no.

-No tienes derecho a dirigirte de esa manera a mi hijo- escuchamos la voz furiosa de Carlisle. Vi como empujaba a mi papá y lo alejaba de un muy callado Edward.

Me preocupaba su silencio.

-Ni lo pienses, Edward- le dije yendo hasta él.

Lo abracé. No podía dejarme.

Se lo tenía prohibido.

-Tu padre tiene razón... no estas segura a mi lado. Yo...- lo golpee.

-Te juro que si me dejas, no me volverás a ver a mí ni a tu hija- bajó la mirada-. Tu a mí no me vas a abandonar, no de nuevo- lo besé.

-¡Isabella! Entra a la casa, ahora- gritó mi padre.

-Prométeme que no me vas a dejar- le pedí. De esto dependía la decisión que iba a tomar-. Prométemelo- rogué llorando. Estaba destrozada, pero yo adoraba a Edward y por culpa de una estúpida no lo iba a dejar.

No.

Él asintió.

-Lo prometo- asentí y sonreí.

-No voy a entrar- dije girándome. Tomé la mano de Edward y entrelacé nuestros dedos -. Vamos a casa, Edward.- pedí.

Me separé de él y fui hasta donde mis padres.

-No voy a dejar a mi marido. Lo amo demasiado y está pasando por un momento difícil. Espero logres comprenderme. - Le dije a mi padre-. El amo- los abracé.

-Si te vas de aquí, Isabella, no quiero que me hables- quizás estaba siendo una tonta. Quizás Edward me fallara de nuevo, pero me necesitaba y no podía dejarlo a su suerte.

-¡Charlie!- regañó mi madre.

-El amo- me fui con Edward.

Quizás me estuviera equivocando, pero algo me decía que no.

Lo prometido es deuda y yo les traigo el capítulo de hoy. Lo estaré poniendo público porque estoy teniendo problemas con la versión web desde mi celular. L@s quiero.😘.

Nos leemos nuevamente el lunes.

Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu InocenciaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang