❝✾thirsty 10#✾❞

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Ya era tarde, Hara se encontraba absorta en un pequeño libro de poesías que su madre le obsequio antes de irse. Su padre se hallaba con su novia y ella opto por quedarse en casa. Quería concentrarse en leer y a su vez entender todas aquellas poseías hermosas en demasía, de veras quería, pero aun no se abstenía a pensar en lo que pasaba con Jungkook. No podía olvidar aquellos ojos negros y llenos de ira los cuales la observaban, ni mucho menos sus palabras; las cuales aun bailaban en la cabeza de la chica. Luego de haber ido al colegio el día después del incidente con aquel chico y el pelinegro, entro dispuesta a ir de buenas con Jungkook, pero para su intriga, el y el castaño no se encontraban presentes. ¿Acaso...? Y si la tutora no hubiera explicado su inasistencia y no hubiera visto al castaño entrar al salón todo golpeado y con punzantes moretones sobre su cara, no hubiera entendido lo que paso. Al parecer a Jungkook lo habían expulsado de manera indefinida y ya no lo vería mas en el salón.

Todo aquello lo había hecho por ella?  

¿Acaso tendría que alejarse de Jungkook?

Frunció su ceño en forma de reflexión y negó con la cabeza. Ella no tendría por que poner a Jungkook en ese puesto. El pelinegro no era nadie para que ella lo tomara en cuenta de esa manera. Solo era un chico mas que cursaba con ella.

Se acomodo en el sofá incomoda, sintiendo como sus glúteos se adormecían y como la tela de aquel mueble la picaban, cuando sintió como alguien golpeaba sutilmente la puerta. No podía ser Hiwo; el siempre lleva llaves...  ¿Jungkook?

Aun con los golpes secos sobre la madera pulida haciendo eco en la sala, se levanto para luego encaminarse hacia la puerta. Se hecho una mirada rápida por todo el cuerpo, percatándose de que solo se hallaba con un pequeño short hogareño; esos que son cómodos y prácticos, y una camisa algo ajustada sobre su pecho. Definitivamente no se hallaba presentable. Quiso correr escaleras arriba y ponerse mas decente pero seguro tardaría en vestirse y quien sea que estuviera tocando la puerta se iría. 

Miro su libro de poesías en el sofá y luego la puerta imponente que se hallaba delante. Aun los toques seguían así que abrió. 

―¿Sr. Park?―pregunto dejando que la conmoción y algo de entusiasmo oculto detonara en cada palabra.

―Hola, Hara.―su voz tranquila y musical se hizo presente en la cabeza de Hara, olvidándose por completo de aquellos problemas en los cuales pensaba.

―¿S-se le ofrece... algo?―en cambio la voz de Hara era desgarbada y temblorosa.

Jimin rió de forma suave y encantadora al ver como las mejillas de la chica se enrojecían y como sus piernas temblaban. Con todo el descaro del mundo coloco su brazo sobre el marco de la puerta y mientras se afincaba dejando ver aquellos fornidos brazos característico de un hombre mayor se acomodo mejor para luego mirarla por debajo de esas pestañas espesas y largas. A Hara, se le hizo agua la boca.

―Disculpa la molestia...―comenzó, pero en su voz detonaba todo menos culpabilidad.―No quiero ser impertinente. Solo he pasado por aquí y quise ver como te encontrabas.―sus labios se fruncieron y mostró una mueca como si pensara.―¿Aun sigues sintiéndote mal?―su pregunta llego de la nada provocando confusión en la chica.

―Muchas gracias por preocuparse...―murmuro llevando su mirada a sus pies, ya que era imposible verlo a los ojos mientras intentaba pensar en una respuesta. Simplemente se atontaba.― En realidad, no.

―Que bien.―la chica levanto su mirada al sentir que una sonrisa estaba presente, y así fue. Jimin sonreía aliviado.―Disculpa, pero ¿podrías regalarle un vaso de agua?―pregunto con tono gatuno. Hara lo miro cerciorándose de que debería o no. 

「Thirsty」 ;+p. jmWhere stories live. Discover now