❝✾thirsty 15#✾❞

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Los dedos de Hara tamboreaban el cuero suave del sofá,  mientras sus pies constantemente pisoteaban sutilmente el suelo de madera. Se encontraba aburrida y sin oficio. Observo con detalle los pequeños porta retratos detallando las fotografías con desdén.  Miro sobre su hombro para cerciorarse de que aún Wiso se encontraba allí,  sentado en el sofá continuo mirando entretenido la televisión.  Suspiro con hastío intentando comprender como era que aquella serie le era tan divertida al menor, cuando a ella solo lo que le producía era sueño. Otro día más en el que cuidaba al hijo de los Park. Hara había creído que después del incidente con las revistas ya no volvería a ser niñera de nadie, pero se equivocó, puesto a que hay estaba, viendo tele aburrida con un pequeño monstruo vulnerable.

Al no encontrarse nadie más que solamente ellos en la propiedad o bueno, eso era lo que tenía claro, Hara decidió echar un vistazo rápido por todo el lugar y, sin la mirada del menor puesta en ella así lo hizo. 

Ya se encontraba fuera de la sala cuando Wiso enrollo sus piernas sobre el sofá y abría más sus ojos mientras observaba con diversión la televisión. Sus pisadas crujían levemente a medida que caminaba por la cocina. Siguió su recorrido subiendo las escaleras con lentitud en un intento de que el menor no la oyera, ahora, se encontraba por los pasillos que la conducían a las habitaciones. Paso por la habitación en donde estuvo la última vez y un recuerdo fugaz invadió su mente. Obviamente su intención era solo producida por el aburrimiento, no planeaba volver a tocar aquellas revistas que le hicieron pasar por parte un mal rollo. Siguió de paso por la habitación de Wiso sin entrar y observando solo desde lejos, ella no tenía porque invadir algo tan privado como una habitación.  Sus pasos fueron descendiendo al observar la próxima habitación,  su mirada recorrió aquella cama matrimonial y un nudo asfixiante se instaló en su pecho. Bajo la cabeza y prefirió seguir observando.

Todas las habitaciones se encontraban abiertas de par en par dejando a la vista todo, excepto una.

Hara no podía estar segura pero creía que era un baño, aunque ya había uno en la planta baja,  pero le resto importancia y decidió acercarse. Después de todo ella solo estaba mirando, que más da que fuera solo un baño más.  Se acercó a la puerta levemente cerrada, por las pequeñas separaciones pudo ver que las luces se hallaban encendidas.  ¿Acaso se les había olvidado apagar la? 

Coloco su mano sobre la puerta pero antes de si quiera empujarla, un gemido grave se escapó del otro lado.

Los ojos de la chica se abrieron sorprendidos y confusos. Su corazón saltó sobre su pecho, otro gemido pero ahora agudo la desconcertó.  Se quedó allí,  en silencio ¿Acaso,  ese era Park Jimin? Sus mejillas se encendieron al pensar que aquellos gemidos eran de él. Ahora, solo eran susurro roncos y aullidos placenteros. La chica llevo su mano a sus labios entre abiertos al ver que un pequeño suspiro salía de ellos.

—Ahg...—soltó Jimin mientras su mano derecha hacía presión por toda la longitud de su pene. Sus cabellos enmarañado se pegaban a su frente transpira da mientras su espalda reposaba sobre la pared del baño.  Sus ojos se hallaban cerrados con fuerza, sus labios rojizos y húmedos eran mordisqueados por sus dientes en un intento de minimizar el placer que sentía.

Ejerció más presión al recordar como su vecina sonreía ante él cada vez que lo miraba, como sus labios rosados titubaban cada vez que él se acercaba y como aquellas mejillas rojizas aparecían cuando él se le sonreía. Joder, quería follarle cada trocito de su endemoniada piel. Quería escucharla decir su nombre en llantos cada vez que él la penetraba. Se estaba volviendo loco, desquiciado. Un maldito enfermo por ella. 

Pego su cabeza contra la pared sintiendo como su cuerpo se tensaba y como su corazón brincaba. Su mano subía y bajaba mientras sus gemidos desgarraban su garganta. 

—H-hara...—bufó entre suspiros al sentir como su esperma caliente caía en picada sobre su mano y parte de su cuerpo. Suspiro sonoramente sintiendo como sus músculos se regalaban y una pequeña sonrisa traviesa aparecía en sus labios.

Por otro lado, Hara retrocedió de la puerta, alarmada y con una extraña presión en el vientre. Sus pies echaron a correr por el pasillo para luego bajar las escaleras rápidamente.  No le importaba que la oyeran. Su mente reproducía una y mil veces su nombre salido de los labios de Jimin y lo bien que se sentía escucharlo. Abrió la puerta de la casa y corrió hasta la suya. 

La chica cerró la puerta de golpe mientras su corazón saltaba en un intento de huir. Hiwo dejo su periódico de lado al observar a la menor transpiran do sobre la puerta. Intento decir algo pero la chica no dio tiempo y comenzó a subir las escaleras,  pero a mitad de camino se detuvo y observando la puerta de su cuarto desde lejos, soltó.

—La Sra. Park llego temprano...y me pidió que me fuera.  Ella me pagará mañana.—su voz era temblorosa y entrecortada.  Hiwo asintió confundido y lo dejo pasar.

Cerro su puerta con seguro mientras su espalda reposaba contra esta. Sus mejillas se encontraban calientes y su cuerpo igual. Los gemidos de Jimin llegaron a ella nuevamente alarmando la. Paso su mano por su cabello sintiendo como el calor reinaba en la habitación.

Haber visto a su vecino masturbándose había sido la cosa mas extraordinaria que jamás pudo ver. Haber escuchado aquellos gemidos la hicieron perder la cabeza. Pero ¿Porque estaba él allí? Se suponía que Wiso estaba sólo y que ella lo cuidaría. 

Ahora, ¿Con que cara vería a su vecino luego de haber presenciado aquello? Hara agradecía internamente que el Sr. Park no la halla visto.

Una sonrisa tímida recorrió los labios de la chica al recordar como su nombré se escapaba de los labios de Jimin. 

No podía creer que aquel adonis se había masturbado pensando en ella. En esa cría de dieciséis años que comenzaba a experimentar con su intimidad. 

—Jimin...

「Thirsty」 ;+p. jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora