❝✾thirsty 37#✾❞

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El silencio asfixiante y la mirada penetrante de aquellos hombre tensaban el ambiente en escala, Hara se mantuvo de pie sintiendo como su corazón propinaba brincos alarmantes deseando que esto jamás hubiera sucedido. Jungkook mantenía su pose expectante y quizás algo agitada mientras que el Sr. Park la miraba receloso e impaciente. 

La menor no sabía ni que hacer ni mucho menos que decir, pues se sentía entre la espada y la pared. Solo mantenía un vago sentimiento: el de huir y nunca más volver. Quizás si su madre jamás le hubiese corrido ella se encontraría en paz viviendo una vida sin mucho protagonico, pero esto ya era algo yacente y debía de terminar lo más pronto posible. 

Sintiendo el dolor punzante del moretón, observó como Jeon se tensaba de manera áspera:—Vamos, quiero acabar con esta mierda de una vez.—intentó acercarse a la menor, pero Jimin lo fulminó con la mirada, no dejaría que la tocara luego de lo que había hecho, ¿Qué clase de hombre tan despreciable era como para golpear a su novia? de golpe Jimin, se estremeció, era consciente de que ellos mantenían una relación, pero eso no quitaba el hecho de que la amaba, su mirada perdida le causaba ternura y sin poder admitirlo del todo, el verla con aquel ojo morado le resultaba extremadamente enternecedor ya que una opresión en su pecho le hincaba a querer tenerla solo para él y no dejar que nadie nunca la lastimara.

Antes de que Hara pudiera hablar, el característico auto de su padre llegó en su rescate. Hiwo y Yuso se bajaron con maletas en mano observando la situación, Yuso se acercó a Hara propinándole un sonoro beso a la par en la que se adentraba al hogar, mientras Hiwo trataba de aminorarse:—Creo que ya se acabo el espectáculo.—refunfuñó mientras dejaba las maletas en la entrada.—Creo haberte dejado en claro que no te quiero en mi casa.—observando a Jungkook agregó.—Y si no lo he hecho pues te lo digo de una vez.  

El pelinegro se marchó sin decir nada, aunque la mirada que le propinaba a la menor era más que suficiente, Jimin al verse comprometido se acerca e intenta estrechar su mano con la de Hiwo, quien sin sospechar nada acepta cordialmente:—Siento la intromisión, pero los vi aquí discutiendo y me he acercado.—mirando a Hara agregó.—Creo que deberían revisar ese moretón.

—Adentro—y Hara obedeció. Yuso llevó un vaso de agua a la estancia junto con algunas gasas y mirando de refilón a Hiwo algo molesta objetó.

—Ven, veamos que podemos hacer.—la menor obedeciendo tomo asiento junto a su nueva madre quien sin preguntar nada, la atendió. 

La mañana cayó sobre la casa de los Kim como si de un balde de agua fría se tratase, ya siendo casi las ocho bajó las escaleras soñolienta ya que hoy no tenía clases, tanto Hiwo como Yuso se habían ido horas antes por lo que podía hacer el escándalo que ella quisiera sin llevar reproches de por medio. Tomó un pan empapado en café al tiempo en que tomaba asiento sobre el amplio sofá de la sala. Ahora con la mente despejada, decidió pensar en todo lo que había sucedido anteriormente, cosa de la cual se había cohibido antes de dormir. 

¿Qué haría con Jungkook? ¿Qué haría con el Sr. Park?

En su mente se hallaba una respuesta esencial: Terminar con Jeon Jungkook. Siendo consciente de que sentía atracción hacía su persona, esta no era tan potente y de gran magnitud como lo que sentía por el Sr. Park. Puesto que a Jungkook lo quería y a Jimin lo amaba. Jimin era como su droga, se sentía en la nubes siempre y cuando él estuviera tan solo ahí, y a pesar de no haber mantenido relaciones sexuales, no era correcto el seguir con el pelinegro. Park Jimin representaba una parte esencial de su vida, ella necesita el amor incondicional de un hombre que de verdad pudiera llegar a responder por ella y ese sin dudar era él. Se había convertido en esa figura masculina que siempre había necesitado, la cual Hiwo nunca le otorgó y mucho menos los pretendientes de su madre. 

Admitir abiertamente que añoraba aquel ser afrodisíaco era fácil, lo que no resultaba trivial y común era el admitir que buscaba en Park aquella autoridad de padre que jamás tuvo la dicha de conocer.  Todo el era un droga incitante, latente que se mantenía yacente frente a ella dispuesta a darle todo lo que necesitaba, quería y mucho más. Mientras que Jeon solo había sido un recurso, una vía de escape culposa para evitar la confrontación de sus sentimientos ocultos que ahora eran expresados. El pelinegro la protegía y trataba de estar ahí para ella, pero no era lo que ella quería, no era lo que ella necesitaba ya que Jungkook no tenía el porte de un hombre maduro y razonable, un hombre que no se deja llevar por las cosas banales, y el no era nada de eso, si no más bien todo lo contrario. 

Suspiró sintiendo como su cabeza dolía, quizás el admitir todo aquello era mucho, ya que a su vez confesaba sus desgracias. La ausencia de su padre, a pesar de ahora encontrarse viviendo con él, la ignorancia de su madre y el continuo desprecio que a ella llegaba. Y después estaba él. El era la salvación, la reencarnación de su absoluta verdad, el ángel negro que hurgaba entre sus pensamientos y por el cual jamás creyó llegar a sentir algo. Podría llegar a confesar que quizás su amor era enfermizo, que buscaba en Jimin la figura paterna de su padre y desgraciadamente este la poseía a la perfección.

Cayendo en cuenta de todo lo que acababa de admitir, se sintió extrañamente bien, ya que de una vez pudo ver la realidad de las cosas y que en realidad no le disgustaba en lo más mínimo. Sonrío a duras penas comprendiendo el desenlace final: Su padre había influenciado de manera inconsciente en sus relaciones amorosas.  

Tres golpes sólidos sobre la madera dejaron que su nube de ideas se dispersara, atolondrada se acercó a la entrada sin comprender del todo quien vendría a estas horas. Arrastrando sus pies con parsimonia abrió la puerta de lleno sintiendo como a los segundos un frío colosal se apoderaba de ella:—¿Cómo se encuentra tu ojo, Hara.—la menor tembló sobre su eje al tiempo en que balbuceaba sin pensar.

—Bien, gracias por preguntar Sr. Park.

—Dime Jimin.—objetó vacilante, la imagen de su moretón no daba indicios de ser atendido de manera constante. Siendo consciente de como era su padre suspiró confundiendo notoriamente a la menor. Se acercó un poco más siendo atrevido ya que sabía a la perfección que se hallaba sola en casa, pasó sus dedos calientes sobre la mejilla de la menor agregando:—Si fueras mi niña pequeña haría todo lo que pudiese, correría lejos y me iría contigo donde nadie podría encontrarnos...

La menor retraída  observó confusa el semblante de su mayor, sin poder negarlo le gustaba lo que escuchaba pero sentía un miedo contraponiente de que a su vez haya escuchado sus pensamientos. Sintiéndose aún más mareada trastrabilló provocando que Jimin se acercara más a ella en busca de socorrerla, así, tomándola entre sus brazos sus orbes negros se encontraron sintiendo como de golpe el ambiente era caliente. No estaba segura, quizás se hallaba mareada debido a las consecuencias del golpe y de las pastillas que Yuso le había medicado, pero de lo que si estaba segura era de que los labios de Jimin eran un manjar de los mismísimos Dioses. 

Entre aquel beso deliberado, Jimin la cargó al tiempo en que empujaba con su pie la puerta de la entrada y a su vez la pegaba contra la pared dispuesto a acorralarla. El impacto nulo contra la construcción de la casa provocó una iluminación vislumbrada en donde cayó en cuenta ahora con bases y fundamentos que Jimin era su salvación, pero a la vez su perdición.

Me gusta Sr. Park, me gusta que sea dulce por fuera y amargo por dentro.

「Thirsty」 ;+p. jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora