Capítulo N° 1

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La familia Jauregui era una familia de mucho renombre. Eran amigos íntimos del Rey Volkov.

El Gran Duque Jauregui, pasó a ser uno de sus amigos más cercanos y su fortuna e influencia no conoció desde entonces límites.

Eran generalmente muy queridos por el pueblo. La familia Jauregui estaba integrada por el padre, Michael Jauregui, la madre, Clara Jauregui y su pequeña y única hija llamada Lauren Jauregui. Los únicos que tenían problemas con la familia Jauregui, eran la familia Forst que habían sido desterrados del poder cuando se descubrió que habían descuidado al príncipe heredero, perdiéndolo de vista y causando casi su trágica muerte.

El príncipe, se había resbalado y caído en el río, una tarde de verano cuando en el palacio se propiciaba la más escandalosa y vulgar fiesta auspiciada por los mismos reyes.

El Gran Duque Jauregui, ejercía la medicina para ese entonces y él había dejado en alto su nombre en la clase alta cuando salvó al hijo del rey de la terrible enfermedad que resultó de su caída aquella tarde en el río. Ningún otro médico sabía cómo tratar al niño. Pero el entonces Zar Jauregui, tuvo una especial atención hacia el niño enfermo y lo trataron tan rápido como él sabía hacerlo. Permaneció junto al niño durante una semana entera, sin dejar de preocuparse por el avance de la salud de éste.

Cuando el niño finalmente despertó y la fiebre cesó, el Rey Volkov, analizó la terrible situación por la cual su hijo había pasado y lloraba de alivio. Fue allí cuando el Zar Jauregui se convirtió en el Gran Duque Jauregui, tomando el título que ostentaba previamente el jefe de la familia Forst y desde entonces han mantenido un rencor hacia el Gran Duque y a su familia. El Gran Duque rápidamente se estableció, no sólo como un médico experto, sino como un diplomático carismático y eficaz.

Pasó rápidamente a hacer uso de sus nuevas influencias para reparar y fortalecer las relaciones con su pueblo y que con sus acciones, servirían para hacer que los ciudadanos confiaran en él aún más. Se celebraban en general reuniones pacíficas con las naciones vecinas y así fundar nuevos tratados con los países no tan cercanos. El rey Volkov, a menudo se jactaba con la sociedad, diciendo que el Duque había creado una nueva era de riqueza y prosperidad a su gran nación.

El Gran Duque sólo había tenido una hija, una niña muy brillante, a la cual puso por nombre Lauren Jauregui. El rey le preguntó una vez por qué nunca trató tener más niños, prometiéndole éste que si el Duque Jauregui tuviera un hijo varón, ese hijo disfrutaría las comodidades de las más finas de las riquezas que podría proporcionar el propio Rey Volkov. Pero el Duque se negó cortésmente, tomando en cuenta la fragilidad de su mujer.

Michael: Casi pierdo a mi esposa en el parto. No la pondré en riesgo otra vez. Además, tengo la más hermosa niña que puede desear un padre y estoy más que contento con eso - respondiendo éste a las insinuaciones del Rey.

Puesto que ella era una niña, quien ya el Rey había visto, hizo comentarios de que ella iba a crecer hasta ser una hermosa joven, posiblemente aún más hermosa que cualquier niña de los Watson.

Los Watson también tuvieron una hija de la misma edad que Lauren. La familia se especializaba en las finanzas del país, en el negocio de prestar dinero y recogerlo ganando con ellos algo de intereses. Los Watson, también eran conocidos por su buena e impresionante apariencia.

Tenían una hija mayor, ya trabajando en el Tribunal a pesar de lo joven que era. Gracias a su gran belleza, tenía a algunos de los muchachos de la zona en la cúspide de poder convertirse en el hombre que lograra ganarse su corazón; pero ella, siguiendo los consejos de su madre se mantenía a "raya" para encontrar al hombre más rico, más importante que pudiera poseerla. Su segunda hija, Becky, parecía seguir los pasos de su hermana. Ella y la hija del Duque, jugaban juntas esa tarde, mientras que sus padres discutían negocios y sus madres se ocupaban de "cotillear" cosas sin importancia.

Las dos familias eran muy cercanas, y esto se debía a su posición económica en el país. Lauren era una niña encantadora. Creció sin un cuidado del mundo, educada por los mejores maestros de idiomas, música y etiqueta. Ya mayor, asistía a las reuniones aristocráticas con sus padres, aprendiendo rápidamente cómo ser amable. Las mujeres mayores la adulaban por ser lo que ellas llamaban una dulce princesita segura de captar la atención de un hombre joven, guapo, con riquezas para asegurar su futuro. Lauren a cambio, les brindaba adorables sonrisas y les agradecía por las adulaciones que siempre ganaba.

Para cuando Lauren ya había podido caminar, se había hecho un poco rebelde. Los criados en su finca descubrieron esto rápidamente. Tan pronto como ella aprendió a gatear, iba a explorar la inmensa propiedad, con sus decenas de salas y la vasta extensión que ésta se gastaba y de los grandes jardines que se situaban en la parte posterior. Su niñera aprendió rápidamente que siempre tenía que estar en constante vigilancia de la pequeña ojiverde ya que en un solo minuto de descuido, resultaría más de una hora de búsqueda. Lauren conocía todos los mejores lugares para esconderse. Ella recorría los alrededores de la casa, agachándose en armarios y riéndose para sus adentros hasta que su niñera inevitablemente la escuchaba y la llevaba en brazos hasta su cuarto, riendo por las picardías de la chiquilla.

Lauren, a medida que crecía, siempre era bien portada, no había ninguna duda. Su padre traía para ella nuevos juguetes y regalos todos los días. Muchos de ellos eran regalos del Rey que se extendían desde peinetas de oro hasta caballos pura sangre que montar a medida que se iba formando. Casi no había ni una sola cosa que no tuviera Lauren. Crecía en la aristocracia, lo que hacía que Lauren nunca tuviera tiempo para los amigos. Entre las lecciones de un minuto, asistir a conciertos o entretenerse para recibir las visitas que a sus padres frecuentaban, corría poco a poco su niñez.

Como cualquier niña, a menudo miraba afuera y veía los chicos que trabajaban en el establo y a las niñas de la servidumbre corriendo alrededor del patio, jugando a las escondidas y buscándose en los arbustos. Parecían tan felices, tan contentos con su vida que a veces Lauren quería unirse a ellos. Pero eran de la clase baja y su madre le decía que nunca jugara con niños o niñas inferiores a ella, a menos que quisiera coger las enfermedades transmisibles por jugar siempre con tierra o cosas sucias.

Sin embargo, la curiosidad y la rebeldía, la llevaban a ignorar lo que su madre le decía. Ella llegó hasta el establo una mañana cuando su niñera no la estaba mirando, sobre todo; porque quería ver el potro blanco que el Rey le había enviado como un regalo de cumpleaños cuando cumplía apenas nueve años. Allí encontró a un niño en el heno, durmiendo. Caminó tranquilamente hacia él. Era un muchacho de aspecto divertido con piel bronceada que claramente dedujo que era de la clase baja del trabajo. Llevaba una camisa blanca con botones, tirantes y pantalones marrones. Su rostro estaba cubierto por un sombrero que llevaba en su rostro para evitar la luz del sol. Lauren, con su vestido de volantes y encaje blanco, llegó hasta donde estaba durmiendo el chico.

Lauren: Perdón - Ella dijo. Pero el muchacho como respuesta, emitió un fuerte ronquido.

Una Caja Musical me Llevo a TiWhere stories live. Discover now