Capítulo N° 27

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Camila estaba sentada mirando hacia afuera con la cabeza apoyada sobre sus brazos. Repetía cada una de las palabras de Becky una y otra vez en su cabeza. Lauren no sería tan tonta, ¿verdad? ¿Renunciar a la corona por ella? Pero ella era una simple sirvienta. Reconocía en su interior, el amor que le tenía a la ojiverde y viceversa, pero ¿Podría ella sabotear su futuro por una campesina? Intentaba razonar todas aquellas palabras y era lógico. Lauren había arriesgado su vida por alguien que nunca había conocido antes y ya lo había hecho dos veces.

- Oh mi señorita... - Camila susurró a la nada - ¿Acaso valdría la pena para que la ojiverde hiciera eso por ella? - Amaba a Lauren demasiado como para dejar que hiciera eso. No podía soportar la idea de que Lauren se encadenara a alguien tan pobre e indeseable como ella. Mientras estuviera cerca, Lauren siempre estaría dispuesta a sacrificar todo lo que tenía por ella. Mientras que ella existiera en la vida de la ojiverde, Lauren siempre iba a ser manipulada. Pero ella no permitiría que ella abandonara su futuro así por así.

Con determinación, se levantó y miró por la ventana. El sol se estaba poniendo en el horizonte. Con suerte, alcanzaría llegar a la finca Jauregui antes de que Lauren se durmiera.


Después de cenar, Lauren se retiró a su habitación. Se acostó en su cama, agotada por el calor del día. Cerró los ojos, pero el familiar sonido del golpeteo contra la ventana la hicieron salir de inmediato de sus sueños; "No puede ser", pensó para sus adentros mientras caminaba hacia la ventana. Efectivamente, Camila estaba parada abajo. Lauren maldijo por lo más bajo y bajó corriendo con cuidado y evitando que los sirvientes o cualquiera que estuviera cerca, pudieran dirigir su atención hacia sus acciones.

- ¿Qué rayos haces aquí? - Lauren le preguntó, tomando sus manos. Camila abrió la boca para exigirle la verdad, y preguntarle si Becky en verdad estaba mintiendo. Pero no necesitaba que Lauren le respondiera. Mirando a su ex Ama, se había convencido. El sol iluminaba el Verde de los ojos de Lauren, convirtiéndolos en casi un fuego rojo. Brillaban cada vez que se reflejaban en el marrón de los ojos de Camila.
Allí pudo ver que una noble iba a cambiar todo por un amor que, en opinión de la castaña, no valía la pena. Es entonces cuando Camila se dio cuenta de lo que tenía que hacer. Tenía que emplear palabras para convencer a Lauren de no a hacer algo estúpido por amor. Tenía que intervenir para salvar de que Lauren no arruinara su futuro.

- Sólo he venido para veros - Camila le contestó.

-¿Quieres venir? La mayoría de los sirvientes están aun recogiendo la cena, yo podría a escondidas...- Camila negó con la cabeza.

- Yo debo regresar. La señorita Becky me está esperando - Ella respondió. Lauren la miró con una mirada perpleja.

-¿Todo está bien?

- Sí - Camila le sonrió para convencerla.

- Está bien...Te veré otra vez - Lauren se inclinó y la besó rápidamente en los labios. Los ojos de la castaña se abrieron y miró para ver si alguien las había visto.

- Señorita! - Exclamó, alejándose rápidamente.

-Te amo - Lauren respondió. Soltó de las manos a Camila y regresó corriendo hacia dentro. La castaña la vio alejarse, sabiendo lo que tenía que hacer. dio la espalda y se alejó.
Caminó unos pasos hacia dentro, en el bosque, cuando una voz la detuvo.

- Pensé que pude haber visto mal - Camila se dio vuelta y vio como Austin le sonrió desde la parte superior del granero.

- Austin!!! - Exclamó, caminando hacia él.

- Deben tener más cuidado. Quién sabe si alguien más las hubiera visto - Le guiñó un ojo viendo como se sonrojaba la castaña.

- Austin, por favor no...

- No diré ni una sola palabra - el chico respondió - Dios sabe que he pecado lo suficiente. Y si están enamoradas, no es malo para nadie, aunque sea lo incorrecto - Volvió a guiñarle el ojo. Camila dejó escapar un suspiro de alivio y miró hacia atrás a la finca.

- No puedo dejarla así - Susurró

- ¿Qué fue eso? - Austin saltó desde el techo y se puso delante de ella. Estudió su cara de oprimida y derrotada.

- Es algo...

- Adiós, Austin - Camila le cortó el paso.

- ¿Adiós? Lo dices como si te fueras para siempre - Camila repentinamente lo abrazó, tanto como para sorprenderlo.

- La amo - Lloró, limpiando sus lágrimas - Y por eso tengo que irme.

- ¿Adónde? - Austin le preguntó, perplejo.

- A cualquier lugar y en donde nadie me encuentre.

- No entiendo.

- Escuché tu conversación con Becky - Camila admitió. Austin abrió la boca para disculparse, pero la castaña no lo dejó - Becky dijo que había algo que le permitiría a Lauren renunciar a la corona - Los ojos de Austin se entrecerraron mientras se concentraba en aquella declaración que le hacía Camila. Luego se abrieron como platos para posar fijamente su mirada sobre ella.

- ¿Quieres decir que...?- Respiraba.

- Sí - Camila respondió, incapaz de frenar sus lágrimas - La amo entrañablemente. Y no soporto verla dañar su futuro; mientras yo me quede con Becky, ella siempre será capaz de utilizarme en contra de Lauren. Y no sólo Becky y si nos encuentran... - Cerró los ojos. No quería imaginar lo que le pasaría a Lauren si alguien descubría su secreto. Lauren podría perderlo todo, incluso su vida si alguna vez descubrían que las dos eran amantes.

- Pero no tienes que ir...

- Sí, tengo que hacerlo - El último rayo de la luz del sol se desvaneció en el horizonte. Camila inhaló profundamente - Ella siempre puso mi bienestar antes del suyo propio. Ella ha arriesgado su vida y su reputación por mí y eso tiene que cesar.

- Eso es una idiotez - Austin le recriminó. Camila negó con la cabeza - Mientras ella me ame, alguien hallará alguna manera de chantajearla y yo no tengo el poder o el dinero para protegerla como ella me ha protegido a mi - Dio una sonrisa forzada mientras trataba de contener las lágrimas - No harías lo mismo por la señorita Becky? - Las manos de Austin inútilmente cayeron a sus costados. Camila le agarró una de sus manos y la apretó.

- Sabes que no se detendrá hasta que ella te encuentre otra vez - Austin dijo.

- Entonces, iré a un lugar donde no pueda encontrarme - Respondió mordiéndose el interior de la mejilla para luego soltarle la mano - Has sido un buen amigo, Austin - Le susurró y lo besó en la mejilla.

Austin miraba mientras ella se perdía dentro del bosque y antes de que pudiera perseguirla, ya se había ido. Se sentía inútil como para detenerla porque sabía que él haría lo mismo por Becky.


Cuando Camila llegó a la finca, Becky estaba arriba en su habitación, preparándose para ir a la cama. Camila caminó hacia ella con la cabeza abajo.

- Llegas tarde – Becky la reprendió - Pensé que dijiste que llegarías por la tarde.

- Mis disculpas, señorita, hice una pequeña parada por otros lugares - Becky rodó los ojos.

- Bueno, estoy agotada después de este largo día. Retírate a tus aposentos y guarda silencio, No quiero ser molestada por nada.

- Sí, señorita - Camila, dijo.

Becky subió a la cama y cerró los ojos mientras Camila entraba a su pequeña habitación.

Una vez dentro, encendió los restos de la vela que allí tenía y miró su reflejo. Rompió en llanto de manera silenciosa. Se sentó en su cama y se acurrucó de lado, agarrando su pulsera cerca de su pecho dejándole profundas impresiones en su piel. Amaba a Lauren, y le dolía más que nada pensar que alguien estuviera pervirtiendo su amor por la otra. Nunca imaginó que Becky fuera tan cruel, pero ella se dio cuenta al igual que fácilmente pudo haber sido otro noble o mujer que manipularía a Lauren con su secreto. Eso era lo que le asustaba.
llegó hasta el borde de la cama y se sentó. Miró a la vela, hasta sus últimas pulgadas de cera que le quedaban, afuera podía oír a Becky profundamente dormida. Sabía lo que tenía que hacer.

Lentamente y en silencio, salió afuera; llegó hasta la mesa de Becky y trajo dos trozos de pergamino, así como su pluma y tinta. Una vez que ella tenía las cosas que usaría en sus manos, caminó de nuevo silenciosamente a su habitación.Se arrodilló junto a la ventana, donde había un plano donde podía escribir sobre la superficie y comenzó a redactar su carta.

Mi querida señorita Lauren:

Espero que no se ofenda por mi pobre caligrafía. No me ofrecieron una oportunidad de aprender bien como la suya. Lo que aprendí, lo hice viéndola durante los últimos seis años. Así que por favor, comprenda que esta carta no está correctamente escrita.

Han sido difíciles estos últimos días. Yo he estado preocupada por nuestras acciones y mis sentimientos. Desde su confesión, he hecho un montón de conjeturas. Eres una mujer de buen corazón que salvó no sólo mi vida, sino también la vida de los miembros de mi familia. Le debo una gran deuda que nunca sabré como pagarla. Sé del plan de la señorita Becky. Accidentalmente escuché ala señorita un día. Sé de su complot siniestro y me usará contra usted. No puedo permitirlo más. Te mereces mucho más de lo que nunca podré proporcionarle, señorita. Te amo demasiado y no te arrastraré a mi nivel.Mereces un príncipe, a un rey, no a una mendiga como yo. Por favor entiende que hago esto por amor y nada más. Te amo, Lauren. Has sacrificado demasiado por mí y me temo que así continuarás haciéndolo. Así que antes de que pase, debo partir. Tengo que irme de tu lado, que no tengas más ataduras y te vincules con lo que legítimamente es tuyo. Por favor, no vengas a buscarme. No podría soportar ver tu cara, no después de que hayas leído esta carta. Si después de esto, me perdonas; esperaré a que algún día sea digna de poder ver de nuevo una sonrisa vuestra.

Por siempre tuya,

Camila Cabello.


Camila miró su carta. Las palabras y todo lo que había en su corazón la iluminaban.Transmitió allí cuánto amaba a Lauren, y cuánto le dolía dejarla ir. La leyó varias veces, sabiendo que en cualquier otra situación, Lauren podría reírse de su letra. Era la última carta perfecta que le escribía a Lauren.
"Sabes que no se detendrá hasta que ella te encuentre otra vez". Austin tenía razón. Lauren no se detendría hasta que encontrara a Camila. No dejaría de amarla, no con esta carta. Esta carta no era suficiente. Camila tenía que dejar de lado lo que estaba en su corazón.

Arrugó la carta y la tiró a un lado donde se encajaba la cama y la pared. Tomó otro trozo de pergamino mientras su mano temblaba violentamente cada vez que iba escribiendo, tanto así que se detenía entre cada letra. Incluso tuvo que alejar el pergamino cuando empezó a llorar, para evitar manchar las palabras recién escritas. Borró sus lágrimas, llenando con un poco de tinta negra sus mejillas. Cuando terminó, miró su nueva carta. El cuerpo de la carta era de sólo tres oraciones, doce palabras en total. Nada de lo que realmente sentía,lo plasmó allí, pero decía todo lo que tenía que decir para proteger a la persona que más amaba en su vida. Entonces se quitó su brazalete, plantó un pequeño beso en él y lo guardó junto a su carta ya acabada.





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