Capítulo N° 23

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Todos los pensamientos se unieron a la vez en la cabeza de Camila, era demasiado abrumador para poder manejar todo lo que comenzaba a sentir. Enterró su cara en el hombro de Katia y lloró. La mujer, quien no entendía lo que estaba pasando, hizo lo mejor que pudo para intentar consolar a la castaña. Tal vez pensó que Camila estaba llorando por Austin y se imaginaba lo peor.

Cuando Camila finalmente se calmó, Katia pacientemente esperó para obtener una explicación. Pero nunca consiguió ninguna.

- ¿Qué pasa si... - Camila le susurró - Qué pasa si él... Ese alguien es la persona que amas? - Ella preguntó.

Pensó en el próspero futuro que Lauren tenía ya seguro si se casaba con el príncipe Julian. ¿Por qué Lauren, cambiaría todas las riquezas y las comodidades que podría obtener de un futuro rey?

- No lo sé - Katia le contestó honestamente. Ella había leído que en muchos libros, afirmaban que el amor tenía límites, poco había tenido mucha práctica en eso. El amor, no importaba cuan apasionado fuese, tenía un límite dependiendo de las circunstancias y no le daría falsas esperanzas a Camila. El corazón de la castaña se rompía un poco con cada minuto que pasaba, martillando en sus pensamientos que Lauren nunca podría corresponderle a sus sentimientos.

Katia se quedó con ella un poco más, asegurándose de que Camila se hubiera calmado lo suficiente. Podía decir que sus palabras tuvieron un efecto profundo sobre la joven y que ella no sería la misma. Algo dentro de ella despertó y allí no había vuelta atrás una vez que el conocimiento habían sido plantados. Cuando se establecieron los sentimientos de la chica, Katia se aseguraba que estuviera bien. Miró tristemente a la chica. No quiso atenuar su estado de ánimo; al contrario, ella esperaba charlar un poco con su amiga sobre los hombres en sus vidas.

- Mira lo que he hecho - dijo - He arruinado el día.

- Todo está bien - Camila dijo débilmente.

- Tienes... has abierto los ojos - Katia sonrió con una sonrisa falsa. Aunque Camila hizo su mejor esfuerzo para tranquilizarla de que ella no había dicho nada malo, y que no era su culpa de que se sintiera terrible.

Camila la acompañó escaleras abajo yendo hacia fuera donde se despidieron.

- Estoy realmente apenada, Camila - La mujer se disculpó - No quise haceros sentir mal.

- Por favor, no te preocupes. Estoy bien, ya sé lo que es amor y lo que no es - Katia suspiró y miró a su alrededor para ver quién podía ayudarla. Por el rabillo de sus ojos, ella vio a alguien haciéndose camino a través de los árboles y casi saltó. Era Austin que salió del bosque, caminando con las manos en los bolsillos. Lo miró y Camila siguió la mirada de la mujer hasta que ella también vio que el chico estaba caminando hacia ellas. Desvió su mirada hacia un lado, avergonzada de sí misma y de sus sentimientos por Lauren.

- Voy a dejarte ahora - Katia le susurró. La abrazó fuertemente - Buena suerte - Austin miró a Katia un poco sorprendido al verla.

No se molestó en hacer contacto visual con él, ya se sentía bastante incómoda. Austin la observaba mientras caminaba por el camino de tierra.

- Ella solo me vino a visitar - Camila, explicó. Austin asintió con la cabeza. Se volvió hacia ella y suspiró. Sus ojos tenían círculos oscuros debajo de ellos, como si él hubiese dormido muy poco la noche anterior. Camila le tocó la mejilla suavemente.

- ¿Qué pasa?

- Necesito hablar contigo - Dijo.

Camila asintió en silencio y los dos entraron en la finca, ignorando que algunos de los otros sirvientes estaban por allí trabajando.

Una Caja Musical me Llevo a TiWhere stories live. Discover now