Capítulo Nº 28

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Cuando Becky despertó al día siguiente, Camila ya no estaba.

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- Ven, Lauren, vamos a llegar tarde - Clara le había hecho un llamado.

Era la noche de la cena con el Rey y Lauren se veía por última vez en el espejo para asegurarse de que su maquillaje y su pelo estuvieran bien. Incluso no era siquiera para impresionar al Príncipe Julian. Siempre debía verse, lo mejor posible.

- Ya voy, mamá - Gritó. Satisfecha por la forma en que se veía, salió de su habitación y bajó las escaleras. Su padre le hizo un cumplido cuando la vio.

- Siempre bella, mi amor - Dijo mientras se acercaba. La ojiverde le dio una débil sonrisa y se apresuraron a subir al carruaje ya estando un poco retrasados para la cena.

Lauren había pensado en lo que le diría al príncipe para cumplir con la parte que le había prometido a Becky - Su Alteza, ¿qué opina de los rumores? - Ella pregunto - Muchos creen que mi padre y el Rey, quieren arreglar nuestro matrimonio – Y pudo ver que la mirada del príncipe se había puesto un tanto asustado, se le veía confundido por su cara.

- Personalmente creo que es absurdo, sin querer sonar algo atrevida, la señorita Becky Watson luciría mucho más agradable a vuestro lado, no cree? - Eso era lo que agregaría para cumplir el trato pero aún no lo diría. El Príncipe Julian no era el más brillante, una posible sugerencia que plantara en su cabeza y lo más probable es que se dejaría llevar por ella. Pronto se olvidaría de Lauren y pensaría en Becky. Si eso no era suficiente, dado lo denso que era el príncipe, era posible que después que le dijese esas palabras se negaría a verla. Pero esa noche apenas era el comienzo. Estaría cumpliendo con su parte del trato.

Llegaron a el gran palacio un poco después de que el sol se había puesto. Los lacayos tomaron sus abrigos y los introdujeron en el gran comedor. El Rey se puso de pie cuando vio a su viejo amigo, dándole una palmada en el hombro, destacando que Michael, estaba envejeciendo mientras que Clara se veía más joven.
Lauren estaba sentada torpemente al lado del Príncipe. Becky se sentó unas sillas más retiradas y frente a ellos, quedando cara a cara con Lauren.
Miraba a la ojiverde cuidadosamente, preguntándose si Camila había huido y se había ido con ella. Pero Lauren parecía indiferente, y le mostró una engreída sonrisa que le dio a entender de una vez por todas, que no sabía nada del asunto.
Becky rodó sus ojos hacia el Príncipe y cuando Lauren asintió, la chica sabía que estaba a salvo por el momento. Pero necesitaba que Lauren actuara con rapidez antes de que se enterara que Camila se había ido.

Lauren permaneció callada durante la cena. Escuchaba la charla ociosa de los hombres y los chismes de las mujeres. Julian se sentía incómodo en su asiento y seguía echando miradas furtivas a la joven muchacha Elena Katina que estaba sentada un poco más retirada de la mesa. Becky se sentó junto a ella y cuando miraba a Lauren, rodaba sus ojos hacia Julian, poniéndose siempre impaciente a la espera de lo que diría la chica de ojos verdes.

Como ya la cena llegaba a su fin, Lauren sintió que era hora de cumplir su parte del trato. Llamó la atención de Becky para asegurarse de que la noble chica la estuviera viendo. Sus dedos rozaron el brazo de Julian y se dirigió a ella.

- Su Alteza, me preguntaba si podría dialogar unas palabra con usted más adelante? - Lauren guardó silencio. Una sonrisa se puso en la cara de Becky cuando el príncipe asintió con la cabeza ignorando completamente lo que le diría la ojiverde. Lauren no tenía idea de que Camila ya no estaba en la finca Watson.

La ojiverde fijó su mirada a la entrada del comedor y se alejó un poco del Príncipe Real cuando un mensajero hizo su llegada. Tocó sutilmente a Lauren en el hombro y cuando ésta miró para atrás, él le presentó una carta con una pulsera de plata. Lauren reconoció la misma inmediatamente; era la que le había dado a Camila. Miró hacia abajo, luego volvió la vista hacia el mensajero el cual se encogió de hombros y se alejó.
Abrió la carta rápidamente y estudió las primeras líneas. Becky vio cómo su expresión pasó de una calmada y poco aburrida a una de confusión y pánico.

Una Caja Musical me Llevo a TiOnde as histórias ganham vida. Descobre agora