Lara.

324 19 0
                                    

*Narra Marc*

Ya entraba claridad por la ventana, miré el móvil y eran las 8 y media de la mañana, por lo que debía ponerme manos a la obra.

Me levanté con cuidado de no despertar a Marina y bajé al salón. Cogí "Prestado" el ordenador de Marina (espero que me perdone el haberlo cogido sin pedirle permiso, pero es que me daba cosa despertarla) y comencé a buscar un abogado que pudiera ayudarnos a resolver el caso de la hermana de Marina. Por fin di con uno, ponía que era experto en casos de secuestros, aunque verdaderamente, no sabíamos si la habían secuestrado, aunque todo daba indicios de que sí era así.

Lo llamé telefónicamente y quedamos en vernos en una cafetería de Lleida a las cuatro de la tarde. 

De pronto, noté como unos brazos me rodeaban por los hombros, era Marina. 

-Buenos días, bonito mío.- Me dijo a la misma vez que se acercó a mi cuello, besándome. Logró que me sonrojara; era realmente guapa, incluso recién levantada. Me encantaba que me hiciese eso. Me sentía tan bien.

-Buenos días, pequeña. Veo que te has levantado de buen humor.- Dije, viendo su sonrisa pegada a mi cuello.

-Me he levantado con esperanzas de encontrarla. Lo que me dijiste anoche fue como un soplo de aire fresco. Me subiste el ánimo y mucho. En mi familia se rindieron; se cansaron de buscarla y dejaron todo en manos de la policía, pero ésta no nos dio más noticias, por lo que todo quedó así.

-Me he levantado temprano y he estado buscando con tu portátil abogados que pudieran sernos de ayuda y he encontrado uno que especialista en casos de este tipo. Hemos quedado con él a las cuatro de la tarde en una cafetería. Quiere que le cuentes con detalle qué fue lo que pasó así como la información que tenéis hasta día de hoy.

-Muchas gracias, Marc. No sé qué haría sin tí. Seguro que estás muy ocupado y tú sigues aquí, ayudándome a más no poder. No sé como agradecerte todo esto.

-No tienes por qué hacerlo, te has convertido en alguien muy especial para mí en tan poco tiempo, que ahora me resulta imposible irme de tu lado. Me has calado, Marina.

Cada vez estábamos más cerca, podía sentir su aliento en mis labios. La miraba a sus ojos fijamente; me encantaba perderme en ellos. Pero, como en toda historia bonita, siempre tiene que haber algo que interrumpa la magia. Sí, Pecas se tiró sobre nosotros, separándonos rápidamente tras el susto que nos pegó. Ambos comenzamos a reírnos muy fuerte. Esa gatita era un caso; se tiraba el día durmiendo y, en el momento más oportuno, se llena de energía, queriendo jugar. Increíble.

Nos levantamos del sofá y entramos a la cocina, preparándonos el desayuno, hasta que alguien tocó a la puerta.

-Voy yo.- Dijo Marina pasando por el lado y acariciándome el brazo. Al momento, la veo entrar nuevamente a casa cerrando la puerta.

Lleva un sobre en la mano.

-¿Qué pasa?-Le pregunto, mirándola fijamente.

Marina lee atentamente la carta que ha sacado del sobre. La observo sin quitarle los ojos de encima. Le cambia la cara repentinamente.

-Marina, ¿Qué es?, ¿Estás bien?.- Pregunto atropelladamente. 

-Marc, es una carta. Me la he encontrado tirada en el suelo, a los pies de la puerta. Es de Lara. 

-¿Lara? ¿Quién es Lara?

-Lara es mi hermana, Marc. Es ella. Ha escrito una carta.-Me la pasa y yo comienzo a leerla inmediatamente.

Querida familia,

Esta es la novena carta que os escribo y aún no sé si habéis leído todas las anteriores. No sé siquiera si seguís viviendo en la misma casa que anteriormente; esa casa que nos ha visto crecer tanto a Marina como a mí, aunque, por desgracia, a mí sólo me acogió los primeros seis años de mi vida. 

Sigo en Málaga; estoy viva y eso para mí, es mucho. Aquí hacen conmigo todo lo que quieren: me pegan, me insultan, se aprovechan de mí... por muchos años que hayan pasado, sigo teniendo mucho miedo y sigo con la esperanza de que, tarde o temprano, alguien venga a rescatarme. 

Por favor, no tardéis. Sé que no voy a poder aguantar mucho más. Desde que me secuestraron, todo es un infierno.

Os quiere y os querrá siempre, 

Lara.

Miro a Marina y ella está llorando, inmóvil, mirándome a mí.

-¿Has visto, Marina? Sigue viva. Te lo dije.- Corro hacia ella, abrazándola fuertemente. Ella, mientras, se esconde en mi pecho.

-Eh, escúchame. Vamos a ir esta tarde a hablar con este abogado y vamos a ir y la vamos a encontrar, te lo prometo.- Dije, dándole besos en la frente.

-Marc...-Dice, con un fino hilo de voz.

-¿Qué pasa, cielo?

-Si pone que ha escrito más cartas, ¿Dónde estarán?

No te vayas.  [Marc Márquez]Where stories live. Discover now