Acabando lo que comenzamos.

311 16 1
                                    

¡Aviso a navegantes!
Este capítulo es un poquito subidito de tono por lo que, si alguien no quiere leerlo, omítanlo y aquí no ha pasao' na'. Ahora, os dejo con el capítulo en sí, que lo disfrutéis!
Pd. Era una sorpresita, pues hoy no sólo hay un capítulo!

*Narra Marina*
Pasaron varias semanas en las cuales ya estábamos más que instaladas en el piso que compramos (o más bien, nos compró nuestra madre) justo enfrente del de Marc.
Ya estábamos en diciembre, el mes más bonito por excelencia. Me encanta la Navidad, y este año que por fin tengo a mi hermana al lado más aún.
Ahora me encuentro en casa, fregando los platos que Marc y yo hemos ensuciado comiendo. Y diréis, ¿Y Lara?, bien, esta mañana Álex se ha presentado aquí para llevársela vete tú a saber donde, por lo que, para no comer sola, he avisado a Marc para que me haga compañía.
La verdad es que desde que estamos aquí viviendo Álex se pasa más tiempo en casa de Marc que en la suya propia. Según Marc es para estar más cerca de Lara, y yo coincido con él.
Son las 4 de la tarde así que, como acordamos ayer, hoy nos toca ir de compras. Pero no compras cualquiera, no, regalos de Navidad.
Marc tuvo que aceptar resignado ya que yo no quiero ir sola y Lara anda en paradero desconocido.
Llegamos al centro comercial y, de la mano, vamos entrando y saliendo de tiendas.
La tarde se pasa bastante rápido y muy entretenida, al menos para mí, porque el pobre Marc carga con todas las bolsas y está deseando llegar a casa.
-Dios, ¡Cómo puedes comprar tanto, pero si aún queda para Navidad!
-Claro que queda, pero si vengo el día de antes, ya no habrá nada que me guste.
Entramos a mi casa, donde dejamos las bolsas en la entrada y nos sentamos en el sofá que queda justo enfrente de la tele. En ese momento, me llega un WhatsApp de Lara.
Lara: sist, esta noche tampoco ceno en casa, me quedo con Álex. Avisa a Marc, porque su hermano se ha quedado sin batería.
Le enseño el móvil a Marc, mientras él lee el mensaje.
- Vaya con estos dos, cómo aprovechan.
-Esto... ¿Te quieres quedar a cenar? Ya sabes, para no estar solos y eso.- Marc me mira pícaramente, haciendo que, de pronto, un gran calor se haga con mi cuerpo.
Sin pensarlo dos veces, me tiro hacia él, dándole pequeños picos que, con el paso del tiempo, aumentan de intensidad, haciendo ver el gran deseo que tienen nuestros cuerpos, el uno por el otro.
Marc para el beso, levantándome del sofá para llevarme tomada hasta mi cama, pero sin dejar de darme besos por el camino.
Me tumba en la cama, quedando él encima mío mientras seguimos deseándonos mutuamente.
Cuela las manos por debajo del jersey de lana que llevo, mientras yo, sin dudarlo. Me dirijo a su sudadera y se la quito, dejando a mi vista su maravilloso torso desnudo.
Me vuelve loca. Sus ojos puedo ver que brillan con más intensidad, clavándose sobre los míos, ardientes, dándome la confianza que necesito.
Ahora, sus besos pasan de mi boca a mi cuello, creando un camino que repite una y otra vez, encendiéndome a su paso.
Con sus manos, tira de mi camiseta hacia arriba, dejando a la vista mi sujetador negro.
-Negro y de encaje. Me encanta.-Susurra a mi oído mientras me da un leve mordisco. Yo no puedo hacer otra cosa que no sea contestarle con un gemido, al igual que él, a la altura de su oído.
Sus manos pasean por mi cuerpo. Ahora, el camino de besos se ha hecho más largo, llegando hasta la cinturilla de mi vaquero.
Me retuerzo bajo su cuerpo, y creo que él lo nota porque su mano se posa en el botón de mi pantalón.
Para por un momento sus besos, posando su mirada en mi rostro y sonriendo con cariño.
-¿Quieres seguir?.-Me pregunta mientras me acaricia el pelo con su mano. Asiento con firmeza, por lo que él inicia la tarea de quitarme el pantalón. Una vez finaliza el proceso con éxito, sigue con sus besos, esta vez, con una gran diferencia; estoy sólo en ropa interior, por lo que no puedo evitar avergonzarme, tapándome con mis manos.
-Shhh... no te tapes, Marina. Eres preciosa.- Quita las manos que tenía colocadas sobre mi abdomen y sigue su reguero de besos que se cuelan hasta la parte interna de mi muslo. Sin poder evitarlo, un gran gemido se escapa por mi boca mientras veo como a él se le dibuja una gran sonrisa en el rostro.
Se enzarza en una leve pelea con mi sujetador, quitándomelo y tirándolo justo al resto de ropa que ahora descansa en el suelo.
Besa mis pechos, dándole pequeños besos a mis pezones y haciendo que se pongan duros. Va a acabar conmigo como siga así.
Su mano pasea por todo mi cuerpo hasta que se cuela por el interior de mis bragas, comenzando a masagear la zona mientras yo lo miro a los ojos. Me invade el placer.
De pronto, para de tocar mi zona y se quita los pantalones, quedando en igualdad de condiciones. Se tumba sobre mí, siendo inevitable el roce de nuestros sexos; ninguno de los dos puede más.
-¿Estás segura, cielo?.- Sus besos siguen por todo mi cuerpo; me tiene a su merced.
-Nunca lo he estado tanto, pero, por favor, no me hagas daño, soy...- antes de poder acabar la frase, ya me está abrazando; me ha entendido perfectamente.
Es la primera vez que tengo una relación tan íntima, una vez casi ocurre con Hugo pero, por suerte, pude escapar.
-Tranquila, sabes que mi prioridad eres tú.
Se baja de la cama, recogiendo su pantalón del suelo y sacando su cartera, de donde coge un preservativo.
Vuelve a mi lado y me quita las bragas, dejándome totalmente a su merced.
Comienza nuevamente a masagear la zona hasta que mete un dedo en mi interior, mientras me da amplios besos. Al rato, mete un segundo dedo, haciendo movimientos dentro de mí. Mis gemidos cada vez son más fuertes.
Cuando creo que estoy apunto de llegar a un orgasmo, saca los dedos, colocándose encima mía.
-Ya estás lista.-Dice, mientras se mete los dedos en la boca ante mi mirada atenta, muerta de placer.
Me tiende el preservativo y yo lo miro atónita, sin saber muy bien qué hacer.
-Tranquila, yo te enseño.- Rasgo el envoltorio y él se quita el boxer, quedándose totalmente desnudo para mí.
Con su ayuda, le coloco correctamente el preservativo y, una vez se coloca encima mía, a la misma vez que me da ligeros besos, se introduce lentamente en mí.
Al principio noto un fuerte dolor. Él me mira atentamente, mientras pasa su mano por mi rostro. Está parado, esperando que me adapte a él.
-¿Estás bien?.-Me pregunta, mirándome con cariño.
-Sí, sigue por favor.
Al decirle eso, comienza a moverse suavemente, con lentitud, mientras me llena de besos.
Lo que antes era dolor, deja de estar presente, dando lugar a un maravilloso placer, llegando los dos a rozar el cielo, mientras Marc ahoga un gemido, pronunciando mi nombre.
Se quita de encima, tumbándose a mi lado mientras me acoge entre sus brazos.
-¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?.- habla con cierto tono de preocupación.
-Estoy genial, mi vida, de verdad.
-Te quiero; te quiero con todas mis fuerzas, princesa.
-Mmm... señor Márquez, es usted muy pasteloso.- le digo, haciéndole cosquillas por el abdomen.
-Has roto la magia del momento, Marina.
Tras un rato más entre susurros y risas por parte de ambos en la cama, decidimos cenar.
Entro a la ducha mientras Marc mete una pizza en el horno y dejo que el agua resbale por mi cuerpo. Qué tranquilidad.
Cenamos mientras Marc le envía gran cantidad de audios a Lara para que se los enseñe a Álex, acabando a carcajada limpia.
Finalmente, Marc se queda a dormir en casa puesto que Álex y Lara están, según ha definido mi cuñado, de "Escapada prerromántica", ya me explicará qué significa eso.
Marc, que había ido a su casa a por el pijama, se tumba a mi lado, abrazándome fuertemente.
-Que se mueran de envidia 
Que nos odian por ver 
Que se encienden las luces en las madrugadas cuando rozo tu piel.
Marc me canta, casi en un susurro, al oído. Sabe que me encanta esa canción.
Y así, entre sus brazos, vuelvo a sumirme en un profundo sueño.
•••
Y hasta aquí el capítulo!
Es la primera vez que escribo algo similar, así que disculpen la inexperiencia.
Déjenme comentarios y no olvidéis la estrellita!
¡Ah, y si queréis recomendarme alguna de vuestras obras, las leeré encantada!
Besos
Lss.

No te vayas.  [Marc Márquez]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz